Tabloid Vivant

Max es un artista seducido por el encanto de la fama. Sara es un crítico de arte cuya obsesión supera incluso la de él. Tras conocerse en un concierto auspiciado por una importante revista de arte, la pareja se retira a una cabaña en el bosque, donde Max revela el extraño método para su nuevo trabajo. Convencida de su potencial, ella se compromete a colaborar en una pieza que revolucionará el mundo del arte. Original y fascinante, el proyecto revela algo oscuro e inquietante acerca de su relación. Como dos Frankensteins de la era digital, se las arreglan para hacer que su pintura cobre vida… A pesar de las inquietantes consecuencias de su éxito: probablemente más apto para las páginas de un tabloide amarillo empapado en sangre que de las crónicas de la historia del arte.

Aquí viene una rarita…

Artistas de todo tipo – pintores, escritorzuelos, cineastas, “fotocaptchers”, prostitutas… – dejaros llevar por una película que busca reflejar vuestro tormento particular, la indómita llama de vuestro revuelto interior. Vomitar las entrañas de forma pública, aunque sea de forma figurada, es principal causa de orgasmo entre la fauna cultural, cada día más activa sexualmente, a juzgar por cómo se reproducen esas malditas ratas. Imaginaos el poder llevar vuestras creaciones a un nuevo nivel, alcanzar la sublime dimensión donde el cerebro, manos mediante, diese a luz vuestra visión del mundo, la más concreta. Un nuevo amanecer plástico regido por esculturas vivas y personajes de novela adictos a la nicotina.
¿Pero a qué precio? Porque parir ideas, al igual que parir a otro innecesario humano, tiene siempre un terrible coste. Si la exposición pública no fuese suficiente castigo, imaginad una adorable pintura desnuda frente a cientos de aviesos ojos, cuando la obra de arte se emancipa ya no te pertenece. ¡Qué ridiculez exigir derechos de autor! ¿Quiénes se creen esos tipos barbudos para pasar el cazo entre el respetable cada vez que ruedan una nueva tontería? No hay piratería cuando no existe el ego, ese miserable que tendrás suerte de soportar hasta un límite de ochenta o noventa años, cien si eres taoísta y eyaculas hacia dentro.

En serio, ¿soñáis con ser acariciados por vuestras fotos? ¡Con vuestras antologías comunales compradas con un jugoso descuento! Seguro, porque es condición del artista soñar, misión sagrada la de recordar al resto de los mortales su terrible mediocridad. Ya lo sé, vosotros sois de la secta de Kyle Broom, un director novel que desea aplicar su postgrado en psicología en la composición de un mosaico cinematográfico eyaculado por el propio Apolo. Este moderno Frankenstein se proyecta en sus propios personajes, tejiendo la historia de dos artistas de medio pelo que a través de la f®icción lúbrica van a crear la pintura definitiva: ¡una que está viva! [risas megalómanas, por favor]

Y así con este rollo, porque con algo hay que rellenar las noticias, damos por presentada a “Tabloid Vivant”, la nueva sensación independiente, creo que estrenada hoy en algún festival. Cine de ese que no sabes si es terror o no, si será entretenida o no, si le saldrán piernas y se irá a tomar unas cañas con los colegas o no…