Blessed Are the Children

Traci Patterson es una joven de 20 años que todavía está recuperándose de la muerte de su padre y la ruptura con un novio abusivo. Rizando el rizo descubre que está embarazada. Con la ayuda de sus amigos decide terminar con el embarazo, pero rápidamente, después de salir de la clínica, comienza a ver y oír cosas: formas por el rabillo del ojo; ruidos extraños en medio de la noche; figuras espeluznantes acechándola a cada movimiento. ¿Será la culpa o Traci y sus amigos están en grave peligro?

Viendo el póster de “Blessed Are the Children”, thriller macabro, he sufrido una especie de regresión. He de reconocer que su diseño me parece cojonudo, cortesía de “Sadist Art”, precisamente se trata de una de esas ilustraciones por las que merece la pena subirse al carro del horror como género cinematográfico. ¿Os acordáis de aquellas carátulas de los VHS que poblaban los videoclubes, las estanterías mugrientas? Algunas son míticas, merecedoras de espacios especializados en museos como mínimo. Incluso podríamos ir un poquito más allá y rememorar las portadas de las revistas pulp más costrosas o de “bolsilibros” igualmente infames. ¡Cómo se lo trabajaban los distribuidores/editores de décadas pasadas! Es decir, puesto que el producto interior era de una calidad dudosa, ¿por qué no invertir dinerillo en realizar un envoltorio que engañase a los desprevenidos?

Ahora que los ilustradores tienen que mendigar migajas para poder lucir sus dotes, quizás se deba al sobre exceso de información al que nos tiene sometidos la era digital. De tal forma que la sorpresa es un bien escaso, no merece la pena ni gastarse cien euros, y esto es veraz, en la portada de un libro de trescientas copias. ¡Eso se llama confiar en tu producto! Total, que en su momento nos tomaban por tontos, y en 2017 nos toman igualmente por becerros, carentes de voluntad propia ante los silbidos del pastor/”influencer” de turno. La pena es que el nuevo siglo nos ha condenado a vivir sin esas portadas que a más de uno nos metieron en este género tan extraño, incluso más que las propias películas.
Por eso, cuando uno disfruta de una obra pictórica sugerente, que tiene como cometido promocionar una película, sale a la luz el abuelo obsesionado con buscar en el baúl de los recuerdos.

En cuanto a “Blessed Are the Children”, pues parece cumplirse la vieja regla de la serie B (tirando a Z): si goza de una estupenda imagen promocional será para esconder un truño. Aunque al menos el argumento deja en el aire cierto aroma diferente, no tan previsible como las decenas de thrillers sobrenaturales de los que os suelo contar en esta vuestra página. Igualmente, el tráiler apunta cierta comicidad que ya se he visto destacada en algunas críticas, pues esta obrita ha sido estrenada en determinados festivales de mala muerte. Tampoco parece que sea una gran pérdida si la olvidamos el día de su estreno, el 31 de Diciembre de este año en formatos domésticos.

Dirige un tal Chris Moore, afincado en el “infracine” propio de los suburbios chungos de Estados Unidos. Precisamente el que alimentaba nuestra adolescencia…