Best Worst Movie

¿Quién no recuerda su primera vez viendo Troll 2? Para fans del terror y también de la serie B, por necesidad y hambre feroz de ese género, ese momento siempre llega, inexorable. Más tarde o más temprano en nuestra porción de vida enfrente del celuloide, el DVD o la pantalla del ordenador, este último el medio más relevante en estos casos de películas que nunca vieron la gran pantalla.

El cómo se ha aterrizado en el particular planeta de Troll 2 no importa demasiado. Algunos llegan por el boca-oreja de visionados con amigos de esa película tan infamemente rodada que provoca carcajadas. Otros muchos lo hacen en la pista de aterrizaje de las listas de influyentes webs o blogs que la colocan el en Olimpo de lo más pésimo. Faltaría más, muchos también llegan gracias a la famosa (frase) ‘Oh My Gooooooooooooooooooood!’ que puebla Youtube en infinidad de variedades y que convierten a Darren Ewing y la mosca sobre su frente en una imagen de leyenda en la serie Z.

Todo esto no hace más que crear una pléyade de seguidores de un ejercicio de cine para el que el término película empieza a quedarse corto, si se ve el fervor y fe ciega que más de un aficionado a Troll 2 demuestra sinceramente en el documental que nos ocupa, Best Worst Movie, que en el idioma cervantino se traduciría tal vez más comprensiblemente con la perífrasis “tan mala que es buena”, una expresión suponemos más que familiar entre muchos de vosotros lectores. Es el mismo grupo al que pertenecen otros títulos como The Room(2003) o Manos: The Hands of Fate (1966), si bien distan de ser terror. Ahora bien , ¿es Troll 2 una película de terror? Pensé que ‘Best Worst Movie’ resolvería esta pregunta con total facilidad, pero sólo ha servido para alimentar la duda.

Un rodaje delirante

¿A qué atiende este documental? Pues básicamente tenemos al niño protagonista de la película (sí, ese del repertorio de frases y caras que provocan casi siempre reacciones similares a un tenedor rascando en un plato de cerámica) que ahora ya treintañero quiere poner también ‘director’ en su glorioso palmarés, y decide reunir a los actantes de la película más célebre en que él y tantos otros tuvieron el ¿lujo? de participar. Uno a uno se van presentando a los personajes que hicieron posible esta peculiar alineación de astros sólo posible a finales de los ochenta. Debo decir que si de algo convence este documental, es de que con los ingredientes que se metieRon en esa batidora aquel verano rodando en Utah sólo podía haber salido algo tan estrafalariamente irrepetible como Troll 2. Presupuesto risible aún dentro del gremio. Un estado profundamente conservador en lo ideológico y religioso que suministró el reparto de la película en su casi totalidad. Un director italiano que hablaba inglés con dificultad, lo que pone en entredicho su capacidad para coordinar bien todo. Ni un sólo troll en todo el metraje. Un guión que según su autor era una crítica feroz a una sociedad que se estaba volviendo vegetariana y podría acabar en una invasión de plantas (como en la saga Terminator, una especie de rebellión de las plantas en vez de máquinas, de tanto poder que se les estaba dando).

Sinergia fanática

Las de arriba son meras muestras de los hechos que el documental expone acerca de lo que sería la mita de su impacto en el espectador. La otra mitad sería la influencia del título de 1990 en juventudes que ni siquiera habían nacido cuando se rodó. Hay escenas de fans que tenían la cinta en VHS, sí, pero la mayoría son veintañeros que Internet había puesto en la senda que llevaba a Troll 2 y la lo largo del documental aparecen numerosas opiniones que sustentan un subtexto casi infinito, esto es, tal cantidad de trazos de genialidad ocultos que llevaron por fin a que la película fuese para muchos poco menos que una huella indeleble en el cine.

Esta es la impresión mayoritaria cuando vemos a todos esos fans que salen en el film y que hicieron posible que Troll 2 se estrenase en cines de los Estados Unidos casi veinte años después, en esos actos sociales de puro gozo en que nadie va sin su disfraz o su camiseta hecha con imágenes de la película serigrafiadas. La unión de todos aquellos amantes de lo cutre que resultan no estar tan solos en el mundo provoca esa sinergia que hace que ya algunos empiecen a tomárselo demasiado en serio. Conste que parece haber una distinción clara entre fans de lo casposo y fans del terror, como se ve en la parte final del metraje, clave a mi entender en la impresión global de Best Worst Movie.

¿Estamos como dice su el editor del film ante algo que con su fantasía desbordante influenció sagas como Harry Potter, o según algunos de sus fans la mejor película jamás hecha, algo que sólo aquellos que como él o ella ven la realidad tras el humo y los espejos? Ved Best Worst Movie y decidme que no es tan complejo como saber si es antes el huevo o la gallina.

Entrando ya en la valoración más personal, he de decir que ‘Best Worst Movie’ se ve con tremenda facilidad, no es para nada pesada y el director acierta en dosificar lo más relevante para que siempre estés preguntándote si llega o no la respuesta a esas preguntas que todo hijo de vecino que ha visto Troll 2 tiene. Huelga decir que haber visto Troll 2 ayuda a qué mejore la impresión del film, pero aún así yo vi el documental con gente que ni siquiera conocía el film de 1990 y lo disfrutaron igualmente. Sus apenas noventa minutos pasan con facilidad, y aunque no hay espacio para risas te que doblen en dos, sí que estás siempre con la sonrisa en la cara a nada,siempre que no se pida demasiado en lo estilístico, pues aspectos como la fotografía o la banda sonora son realmene elementales. Un curioso ejemplo de no-ficción que gustará a nada que te consideres un gourmet de la serie B más zafia y entrañable a partes iguales.