Festival Sitges. Días 5,6, 7

Annabelle, John R. Leonetti.

Pues justo cuando pensábamos que en calidad y selección de títulos de este año era sobresaliente llegó el cine flojo… L’Altra frontera es una cinta en catalán de ciencia ficción que funciona a modo de fábula y que está cargada de ingenuidad. Ingenuidad no sólo en la historia, sino también en la construcción de las secuencias y en la carencia de diseccionar, más a fondo y con acierto, su reflexión sobre la fama y el canibalismo de los medios de comunicación. También se hecha de menos que al hablar de refugiados y fronteras no se moje en ninguna lectura política. Su director, André Cruz Shiraiwa, es un tio joven, primerizo en esto del largo y que, pese a sus buenas intenciones, no ha sabido manejarse con un presupuesto tan bajo y un concepto tan ambicioso. Ojalá se le dé otra oportunidad y la ajuste a algo más sencillo.

Jamie Marks is dead recuerda mucho a la película de un estudiante de la ESCAC, Marcal Forés, presentada hace dos años: Animals. La vida, los conflictos de la adolescencia, el aislamiento familiar y la sexualidad se dibujan en la relación de los protagonistas con un joven fallecido que era víctima de bulling por parte de sus compañeros. Una vez muerto, se aparece para participar en las tribulaciones de sus amigos. Cine lento y un tanto pretencioso que cuenta, eso sí, con una factura visual y sonora muy interesante. Y en These final hours asistimos a las últimas horas de la humanidad y seguimos a un hombre que no tiene ningún deseo de pasarlas llorando. Camino de la fiesta del fin de mundo su destino se cruzará con el de una niña que se ha perdido. Cine apocalíptico que recuerda en algunos tramos a la española 3 días (magnífica, por cierto) y que gustó mucho en sus pases. Abunda la violencia y los desmadres de todo tipo.

How I live now tiene también aromas apocalípticos. Basada en lo que se denomina un young adult book o “novela para adolescentes”, la cinta mezcla romance y cine anti-belicista a partes iguales. El resultado es muy superior a las entregas de la saga Crepúsculo* y demás aventuras cinematográficas para jóvenes en floración, y es perfectamente disfrutable para amantes del cine más profundo. Amantes que también lo pasaron en grande con la película con la que cerrábamos el día, Maps to the stars, en la que David Cronnemberg disecciona la hipocresía de la industria moderna de hollywood. Pese a lo irregular de las últimas propuestas de este director, en la que nos ocupa, demuestra estar en plena forma y construye un relato descarnado y cruel pero a la vez sumamente divertido, que cuenta con un plantel estelar de lujo. Destacar a la demoledora Julianne Moore.

La mañana del día 8 (sexto de festival) la impaciencia por ver Annabelle era notable. La muñeca con la que comenzaba The Conjuring mantuvo el interés en los espectadores hasta la mitad del recorrido, y contó con un excelente susto pero, en sus compases finales, se hizo tediosa y para colmo ridículamente cursi. Peor resultado tuvo Asmodexia, un intento de muchas cosas: Una road movie, un drama, terror satánico, espiritualidad… Con una dirección de actores muy justa y una puesta en escena aún más endeble, fueron pocos los que aguantaron hasta el final: fuga generalizada y decepción frente a una mayoría deseosa de que la cosa saliera mejor.

Aux Yeux des vivants, del tándem Bustillo y Maury, fue otra de las decepciones del día. Unos niños hacen novillos y encuentran, en un estudio de cine abandonado, a un ser deforme que les hará la vida imposible a ellos y quienes se crucen en su camino. Terror con el aroma del cine de los 80 decepcionante, aunque con algún destello en momentos puntuales. Los responsables de El interior y Livide continúan alejándose del camino que sus fans les auguraban…

El thriller Cold in July de otro director de culto por estos lares, Jim Mickle, fue toda una sorpresa. Su punto de partida es el paisaje conocido del cine negro clásico pero, con el devenir de los minutos, avanza hacia las manera del cine de acción de los 70 para terminar en un western de alto voltaje. Sin ser de terror contiene lugares comunes del cine de género, además de unas actuaciones sobresalientes. Se estrena en nada en España… Otro thriller, Hyenas, donde seguimos a una banda de policías corruptos y su adaptación a la llegada de una mafia nueva a la ciudad, nos dejó muy impresionados. Su narración es lenta pero está tan bien interpretada y su violencia es tan impactante que llegando a su final estábamos atrapados por la historia. Un buen broche para uno de los días más irregulares.

La mañana siguiente nos enfrentamos al nuevo trabajo de Miike, Over your dead body: Un grupo de actores interpreta una historia clásica de fantasmas, paralela a la historia que ensayan veremos los problemas de su día a día… Paso a paso ambas historias se contagiarán llegando a un sangriento (y sumamente extraño) desenlace. Aunque visualmente es preciosa y sus incondicionales la tildaron de obra maestra, lo cierto es que es demasiado confusa y un tanto aburrida. También aburrida (más incluso que la de Miike) y también visualmente solvente es El ardor. Un western moderno en la selva sudamericana en el que un forastero invocado acude a salvar un terreno de la voracidad de una industria agrícola. Con el cine de Leone como referencia se hizo tan pesada que costó trabajo llegar a su final.

Huyendo del huracán Banderas aterrizo en el retiro para ver de nuevo The double una historia de duplicidades basada en una obra de Dostoievski. Por su parecido a Brazil y ciertos toques steampunk bien podría ser obra de Kafka. Pese a ser muy interesante y contar con un acabado técnico y sonoro increibles, el viaje del protagonista para descubrir su lado luminoso y su lado oscuro termina por ser agotador.

L’Altra frontera, André Cruz Shiraiwa.

Jamie Marks is dead, Carter Smith.

Over your dead body, Takashi Miike.