ABCs of Death 2

Resulta difícil juzgar con perspectiva una obra coral como lo es “ABC’s of Death 2”. A semejanza de su predecesora, esta antología se compone de 26 cortometrajes, de unos cinco minutos de media, centrados alrededor de la muerte. Asistimos a unos breves “sketchs” donde la principal baza de sus múltiples autores era la libertad creativa alrededor de una de las 26 letras del vocabulario anglosajón. En base a esto, sobre todo si habéis “disfrutado” de su primera parte, ya podéis imaginar cual es el resultado: hay de todo, como en botica, la mayoría regular.
Eso sí, el público en busca de un argumento sólido o ideas imaginativas bien desarrolladas ya puede ir alejándose de este producto. Como comprenderéis, cinco minutos no dan para una obra maestra, ni siquiera a algunos de los directores/guionistas independientes más destacados del panorama internacional fantástico, los que se dan cita aquí: las hermanas Soska (“American Mary”, “See no evil 2”), Alexandre Bustillo y Julien Maury (“Livid”, “A l’interiour”), Vincenzo Natali (“Cube”), Alejandro Brugués (“Juan de los Muertos”), Steven Kostanski (“Father’s Day”) Bill Plympton (“Hair High”, “Idiots and Angels”), Juan Martínez Moreno (“Lobos de Arga”), E.L. Katz (“Cheap Thrills”)… mezclados al alimón con artistas desconocidos pero con una interesante proyección de futuro.

Entonces, a lo que nos enfrentamos es a 26 viñetas que transitan desde lo ridículo a lo competente con una buena dosis de experimentación en su planteamiento, al fin y al cabo la libertad creativa de la que hacen gala proporciona interesantes puntos de vista, complicados de expresar en un proyecto más costoso. Sin embargo, y tal vez sea ese el error generalizado, los cortos apelan antes al sentido del humor, a la tontería resultona, a la broma inmediata que a provocar miedo, o tal vez generar un chispazo que dispare la imaginación. A pesar de venderse como una antología de terror, pocos son los cuentos escalofriantes o mínimamente macabros, por si fuera poco, estos se ubican concentrados al final de la cinta por azares del destino, agudizando la fuerte sensación de desequilibrio. Por no hablar de algunos llanamente “gilipollas” (o “incognoscibles” para aquellos mejor hablados que un servidor): “P (for P-P-P-P Scary!)” o “L (for Legacy)”

Cierto es que la calidad técnica transmite mejores sensaciones que la primera entrega de la serie (quede claro que el formato es bastante barato y goloso, con lo que podéis esperar una tercera parte en cualquier momento); los efectos especiales están por lo general logrados y satisfarán a los “goremaniacos”, no en vano nos hallamos en una producción que glorifica la muerte. Destacar en este apartado “S (for Split)”, sorprendente que el director del pestiño llamado “Lobos de Arga” haya sacado tan buen partido de la multicámara.

De nuevo, al respecto de la libertad otorgada a los directores, quizás se convierta en un arma de doble filo: la propuesta creo que no encaja con el público generalista porque este tipo de antologías (análogas en literatura a las publicadas por “Masques”, algunas de ellas editadas en castellano por Martínez Roca) deberían ser supervisadas. Por ejemplo, el segmento de las hermanas Soska produce vergüenza ajena, sin pies ni cabeza, parece la primera chorrada que a las sobrevaloradas directoras (para mí hundidas al aceptar subproductos de la WWE) se les ha caído del chumino. Os aseguro que si cualquiera de vosotros presentáis ese corto a Magnet, la principal productora del asunto, se reirían de vosotros durante varias horas. De hecho, acaban siendo tantos los cortos intrascendentes y frívolos que las escasas joyas acaban enterradas por las manzanas podridas. Las cimas de la intrascendencia provienen de autores actualmente muy reconocidos y todos esperábamos mucho de las caras “famosas”, así que para la próxima, un poquito de supervisión o más compromiso, amigos. La decepción está jugando fuerte con esta serie de antologías.

Otro cara fallida de “ABC’s of Death 2” es contar con segmentos asiáticos patéticos. Uno suele esperar auténticas paranoias de los asiáticos, genuinamente divertidas, pero han quedado demasiado estúpidos los segmentos de Hajime Ohata, Erik Matti y Sôichi Umezawa; tampoco es que fueran directores de la talla de otros compatriotas, pero las letras “O (for Ochlocracy)”, “I (for Invencible)” y “Y (for Youth)”, respectivamente, son dignas de pasar a cámara rápida, y lo peor: no tienen ni puñetera gracia.

En este rápido repaso, me gustaría señalar los que para mí han sido los tres mejores cortos de forma totalmente subjetiva. Unos pocos me han caído más o menos simpáticos, la gran mayoría me han aburrido por no decir desagradado; pero solo tres me han gustado genuinamente según mis desviados gustos:

“D (for Deloused)” de Robert Morgan: Uno de los mejores artistas de la “stop motion” macabra en la actualidad, junto con Lee Hardcastle; este señor tiene el cielo ganado con sus historias infernales, un buen añadido al universo de “Bobby Yeah!”. Hipnótico.
“W (for Wish)” de Steven Kostanski: Vale, es una chorrada que tiene como única gracia su lograda estética, muy acorde al universo ”Manborg”, pero me ha traído agradables recuerdos de mi infancia, teñidos con un malsano sabor a… ¿abuso infantil? Humor sucio, doble lectura y cultura retro.
“Z (for zygote)” de Chris Nash: La auténtica joya de la corona. No solo por sus efectos de maquillaje macabros, sino por contar también una historia de verdad, a varios niveles y con ese toque suavemente surrealista que un corto de cinco minutos debe ofrecer para prolongarse en la mente del espectador. Una copa de reserva, de buena añada.

Como conclusión, recomendarla decididamente a aquellos aficionados al cuento corto. Un servidor no se decanta mucho por “ABC’s of Death 2”, pero he de reconocer que se te pasa en un volado. Como bien apuntaba el eterno Bafometh729, te vas tragando segmento tras segmento casi sin enterarte, por aquello de esperar a que el siguiente por fin merezca la pena. Sin embargo, no es justo entonces tirarla directamente a la basura si se logra rescatar un puñado de cortos, pensad que hay largometrajes que, directamente, no merecen pulsar el “play”. Así que tomaros la nota como una media amable, no como un dogma.