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Curiosamente hablaba el otro día con el compañero Titus Belles de el movimiento “Mumblecore” para un reportaje que finalmente no pude realizar. Estuvimos haciendo un recorrido por las señas de este grupo de directores norteamericanos de cine independiente. Para los que no lo conozcan el “Mumblecore” se caracteriza por ser un cine en apariencia pequeño, con una apuesta firme por crear personajes sólidos generalmente jóvenes y con un punto sofisticado (músicos, aspirantes a actores, pintores, escritores, gafapastas y johnny Deeps de aliexpress). Con una apuesta clara por el diálogo por encima de la acción, son una suerte de mestizaje de autores como Éric Rohmer, Gus Van Sant y John Cassavetes. Aunque no necesariamente son cintas de terror, es cierto que sus directores, entre los que destacan Mark y Jay Duplass, Lynn Shelton, Greta Gerwig o Joe Swanberg, gustan de introducir elementos fantásticos en sus filmes, llegando a existir un movimiento de horror llamado “Mumblegore”. Recientemente se ha vuelto a hablar de estos cineastas por el éxito de “She dies tomorrow”, último latido hasta la fecha del terror “Mumblecore”.
No tengo muy claro si Ryan Glover, director de The strings, forma parte realmente de este grupo, pero desde luego su cinta se ajusta a los estándares del movimiento, asi que la meto en el saco.
Una cantante de música electrónica sufre un bloqueo creativo. Para cumplir con los plazos de entrega de su nuevo trabajo discográfico se aisla en una casa de playa de su tía. Un paisaje desolado en invierno, donde carecerá de distracciones. A la casa le persigue un turbio pasado y un misterioso presente, pues todas las noches nuestra cantante despierta por culpa de inquietantes ruidos y sucesos extraños que van en aumento al tiempo que las canciones empiezan al tomar forma.
Lo mejor: Buena atmósfera gélida perfecta para inquietar.
Lo peor: Tan independiente que puede que no te pille con el humor para disfrutarla.