DaemonRunner

Dos cazadoras de demonios encuentran y atrapan a una chica poseída a través de su teléfono móvil. Usarán una tecnología mortífera para exorcizar al demonio y mandarlo de vuelta al Infierno, si acaso es posible.

Aprovechando la tribuna que me brinda Almas Oscuras quería recomendar, y ofrecer gratuitamente, un cortometraje muy divertido que llevaba tiempo rondándome la cabeza. “DaemonRunner” viene firmado por los hermanos Roache-Turner, creadores de una de las mejores películas de zombis recientes: “Wyrmwood”. Los cuales en cuatro minutos han conseguido un producto bastante redondo y, sobre todo, caracterizado por un estupendo acabado visual que incluye un altísimo nivel en los efectos especiales. Trucajes visuales y protésicos muy conocidos entre los iniciados al arte de los FX, pero que funcionan con rabiosa actualidad incluso a pesar de la escasez de presupuesto, pues los hermanos trabajan desde la más absoluta independencia.

El cortometraje se disfruta de principio a fin gracias a las diferentes encarnaciones de un demonio curiosamente adaptado a usar la red telefónica para poseer a sus víctimas. Los tres diseños de la criatura, ya sea poseyendo u ocupando su envoltura original, supondrán una delicia tanto para los aficionados como para los profesionales que realizan cortos y más cortos sin dar en la diana de la ambientación o la atmósfera, aquí muy lograda mediante el detallado estudio de la fotografía empleada en la serie B de décadas pasadas.

“DaemonRunner” es un popurrí imposible que mezcla “Posesión Infernal”, cyberpunk, “Los Cazafantasmas” y steampunk servidos en una pastilla llena de acción que apenas necesita diálogos para funcionar, gracias como decía a esos efectos especiales que atrapan la vista del espectador curtidos en las producciones gore de los ochenta. De forma natural se despliega una viñeta que en pocos segundos dibuja otro panorama más amplio: un mundo alternativo donde coexisten humanos y demonios sin que todos los implicados sepan de la situación gracias al esfuerzo de una organización que se encarga de contener a estos últimos. Universo fácil de identificar por el aficionado al terror sobrenatural gracias a la sabia recopilación de paralelismos encontrados en otras obras: “Código Pru”, “Wicked City”, “Tetsuo”, “Los Invisibles”, “Cast a Deadly Spell”.

La propia “Wyrmwood” supone la mejor referencia, encontrando aquí un sorprendente muestrario de mecanismos y cachivaches esotéricos que tienen su primitivo reflejo en las armas empleadas en “Wyrmwood” para acabar con los muertos vivientes. Los Roache-Turner demuestran siempre un extraño amor por los interruptores, que sirven para poner la guinda de una historia cuya simpleza está perfectamente justificada en la ridícula duración del corto, galletita que sabe a poco. No encontraremos definición alguna de personajes ni puñetera falta que hace, accedemos a las últimas páginas de un comic cualquiera de horror, las cuales deberían suponer un punto y aparte dentro de una serie más larga de cortometrajes. Las incógnitas dejadas al aire no son muchas, tampoco especialmente profundas, pero un servidor querría ver más veces en acción a esas criaturas demoniacas, una prolongación futurista digna sucesora de la saga “Posesión Infernal”, ahora estancada con la dirección torpemente cómica que ha tomado “Ash Vs. Evil Dead”.

En cuanto a las actuaciones poco hay que explicar, meros vehículos para ese despliegue visual sobre el que he insistido tanto, intérpretes que están íntimamente ligados a los proyectos de los Roache-Turner y poco más. En todo caso agradecer que todos los papeles relevantes estén interpretados por mujeres silenciosas y letales, me parece un detalle simpático, no sé si voluntario o no, que contrasta con el desastre absoluto que supuso el reboot de “Los Cazafantasmas”.

Ardo en deseos de saber que nos deparará “Nekromancer”, el próximo largometraje, actualmente en filmación de los Roache-Turner, incluyendo sorprendentemente a Mónica Bellucci entre sus filas. Estos cineastas apuestan por una manera de entender el cine de género que unifica esfuerzo artesano con un respetuoso amor por la época dorada del vídeo club mediante una realización muy dinámica en pro de sustituir presupuesto con imaginación y creatividad. Otra cosa sería su afición por el humor gamberro, pisando una línea demasiado fina que sólo compatriotas como Sam Raimi o Peter Jackson han sabido sobrellevar con éxito.