Nocturna. Día 3.

Recojo, un día después, las impresiones de los colegas y el público de Under the bed y salvo un par de personas más flexibles todos coinciden en suspender la película. Para colmo, un error de formato distorsionó la imagen de pantalla estropeando los encuadres de toda la película. Más suerte parece haber tenido Stitches: sus muertes gamberras y sobre todo su potente inicio han cosechado buenos aplausos y carcajadas en el público. A mí, en su momento, me dejó frío, pero sin duda es una cinta para una sala llena de gente… y anoche lo demostró. Tampoco fue mala, en la misma sesión del payaso asesino Stitches, la acogida del corto Tus gritos me dan risa aunque media sala eran colegas y familia de los autores… y eso siempre ayuda.

La proyección de Resolution ha dividido de nuevo al público. Me cuentan que han sonado buenos aplausos en la conclusión, como pasó ayer en Jag Face, pero también muchos se ya llevado un buen chasco (¿lo dejamos en empate?). En cualquier caso, las comparaciones, que son odiosas, alaban más a Toad road que se parece algo a esta, pese a su tono serio, y cuyo resultado es más interesante y sobre todo más profundo.

Million Dolar crocodrile, también conocida como Croczilla, es un divertimento asiático (China) cachondo y gamberro al que le sobra amabilidad y le falta mala baba para dar en el clavo. A ratos parece querer imitar a Tiburón, pero rápidamente regresa a la aventura familiar. La idea de un cocodrilo gigante con una fortuna en su estómago se antoja más atractiva de lo que la película entrega como resultado final.

Más drogas y más colgados en One way trip; en este caso el colocón termina en un slasher clásico aderezado por un 3d afilado por cuchillos y demás liturgia fetichista de psicokiller. Alguna muerte trabajada no logra compensar un guión plagado de frases absurdas y reacciones incomprensibles. A oscuras y en un cine lleno de seguidores del terror algo así resulta hasta simpático, pero no recomendaría su visionado en otras circunstancias.

Prometo contar las sensaciones de Otro verano, que hasta donde sé fueron muy buenas, pero la propuesta de Omnívoros me llamaba como la luz a una polilla; y por lo visto no he sido el único, puesto que ha sido el primer lleno absoluto del festival. Nuevamente un buen plantel de caras conocidas, tanto del cine como de la televisión, se acercaron al Nocturna para disfrutar de una historia de canibalismo asentada en la sociedad española actual. Disfrutar no sé si disfrutaron, ya que Omnívoros es seguramente la cinta más extrema que ha dado el cine patrio en su historia reciente. Si el otro día comentaba que El huerto del francés contaba con escenas que difícilmente se podrían narrar en la actualidad; el director de la película, Oscar Rojo, ha venido a taparme la boca con un desfile de horrores y torturas que mucho me temo va ha dificultar sobremanera su distribución en nuestras salas. ¿Qué tal es el resultado? Pues, pese a tener un montón de cosas que lastran la cinta, no puedo por menos que recomendarla por lo valiente, transgresora y por ir a contracorriente. Aunque os adelanto que su nota no será demasiado alta espero, en breve, poder hacer una reseña en condiciones de la cinta (ojalá pueda ver al director estos días por el Nocturna para saber algo más). Para mí estamos ante el “A serbian film” ibérico…

Y finalmente pudimos ¿disfrutar? de Meteletsa y puedo decir que, además de ser la primera cinta de zombis rusa, es también la primera naif. A pesar de algunos aciertos puntales con el encuadre, la cinta es un sinsentido de secuencias de acción, personajes planos (eso sí hay un sacerdote ortodoxo que es la caña), diálogos incomprensibles y sangre digital de After Effects. Lo peor es que la salida me comentan que Detention of the dead tampoco es mucho más brillante, y yo contesto: “Siempre nos quedará Zombibi”.

Finalizaré deteniéndome en un corto catalán muy pequeñito, con muy pocos medios, llamado Dentro del túnel. Un homenaje a las historias breves de En los límites de la realidad o La dimensión desconocida que, pese a cerrar con muy poca garra, demuestra que su director, Sergio Roman, sabe colocar la cámara y construir un plano para contar una historia. Una excelente carta de presentación para este chaval. Una pena que no lo viese el señor Dante, pues se nota que es uno de sus referentes.

¡Ya está por hoy! Sólo agradecer a Joan su trabajo que hace que estas lineas parezcan infinitamente mejores.

Trailer de Omnívoros

Trailer de One Way Trip