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Normal

La elegancia del asesino...

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3.5/5

Entre febrero de 1929 y octubre de 1931, Peter Kurten, nacido en la localidad de Mülheim (Alemania), asesinó al menos a ocho personas, adultos y niños, e intentó matar a otras siete. Tras cometer un error imperdonable Kurten se entregaba a la policia sin oposición y confesando todos sus delitos.

No es la primera vez que la figura de Kurten es llevada a la gran pantalla. De hecho, si prestáis un poquito de atención a una de esas aburridas y anquilosadas listas sobre las mejores películas de la historia del cine que corren por internet, es muy probable que agazapada entre Casablanca, Ciudadano Kane y alguna de las obras maestras de Hitchcock, encontréis a todo un clásico que hace referencia directa a Kurten y que dirigió el alemán Fritz Lang en 1931. Obviamente me estoy refiriendo a M, El vampiro de Düsseldorf. Ahora Kurten regresa a la escena del crimen con Normal: The Dusseldorf Ripper una coproducción checa e inglesa, escrita y dirigida por Julius Sevcík, y basada en la obra de teatro homónima de Anthony Neilson.

Justus Wehner es un joven y ambicioso abogado cuyo primer caso importante es la defensa del asesino en serie Peter Kurten. Wehner está seguro de que Kurten sufre graves trastornos mentales y para probarlo deberá sumergirse en el pasado del asesino, en sus motivaciones y su psique. Pero Marie, la esposa de Kurten, comienza a manipular al letrado hasta hacerlo partícipe de su último crimen. Ahora Wehner no sólo deberá luchar para ganar un juicio complicado, sino también para salvar su alma.

Lo primero que me llamó, sin duda, la atención cuando empecé a ver Normal: The Dusseldorf Ripper fue un aspecto al que, habitualmente, no suelo prestarle una excesiva atención: su magnífico diseño de producción. La película de Sevcík se postula como un elegante film noir que recrea de manera excepcional la Alemania de principios de siglo. Una soberbia ambientación, una inmensa labor de vestuario, una gran banda sonora… de hecho el nivel es tan elevado que uno podría llegar a pensar que estamos ante una serie producida por la BBC, con el sello de calidad que ello implicaría. Pero por supuesto todo este esfuerzo de diseño de producción tiene que venir acompañado de una buena historia, y en este sentido Normal: The Dusseldorf Ripper también está a la altura.

Un joven abogado acomete la defensa de un asesino en serie del que todo un país reclama su cabeza. El muchacho es ambicioso, y ve en la defensa de Peter Kurten una inmejorable oportunidad para que su carrera como jurista despegue. Pero cuando conozca a Kurten en el interior de su celda, y empiece a asimilar los devastadores y terroríficos mecanismos que rigen la vida y las motivaciones del infame asesino, se dará cuenta de que quizás acaba de dejar atrás una línea que jamás debería haber cruzado. A través de las diversas entrevistas que mantienen el abogado y su cliente, se irán desgranando diversos aspectos del turbulento pasado de Peter Kurten. Su dura infancia, durante la cual experimentará los primeros signos de fascinación por la sangre. La relación con su padre. El incidente en el lago. Su primera víctima… Poco a poco vamos conociendo detalles sobre aquellos factores que han podido contribuir a la creación de una mente tan distorsionada y enferma como la de Kurten. Y también poco a poco, el joven abogado se verá atrapado en una espiral de emociones de la que le resultará complicado escapar ileso. Su osadía de penetrar en la psique de Kurten puede acabar siendo un viaje sin retorno.

La relación que se estrablece entre Kurten y su abogado tiene un precedente muy claro: El silencio de los corderos. Peter Kurten es mostrado en la película como un ser magnético, fascinante, elegante, inteligente; con una inmensa capacidad para influenciar, subyugar y sobreponerse a su interlocutor, un joven abogado que verá tambalearse sus convicciones morales a medida que penetre más y más profundamente en la mente del asesino, del monstruo. El paralelismo con la relación que se establecía entre el Dr. Hannibal Lecter y la agente Clarice Starling es evidente. Y en el caso del personaje de Peter Kurten las semblanzas son incluso físicas. La primera vez que el actor checho Milan Knazko (magnífico en su labor) aparece en pantalla, con su pelo canoso peinado hacia a trás y surgiendo de entre las sombras de la pared más profunda de su celda; el parecido con Hannibal Lecter es indiscutible.

Supongo que este paralelismo, que no admite discusión, puede llegar a molestar a un buen número de espectadores. De hecho, siendo sincero, a mí me puso la mosca detrás de la oreja en los primero compases de la película. Pero afortunadamente Normal: The Dusseldorf Ripper va más allá de posibles (y evidentes) comparaciones con El silencio de los corderos. Un personaje como el de Kurten, con altísimas dosis de carisma - y que nos cuestiona, contínuamente, aquello que “nosotros”, la sociedad, entendemos como un “comportamiento normal” – , una atractiva historia que va tomando forma a partir de una serie de flashbacks (y que profundiza en esa estrecha frontera que separa la “locura” de la “normalidad”), y un fascinante diseño de producción que tiene uno de sus puntos álgidos en la secuencia del juicio popular (esa misma secuencia que en manos de Fritz Lang se convirtió en una huella imborrable del llamado séptimo arte); son los principales elementos que hacen de Normal: The Dusseldorf Ripper una obra a tener muy en cuenta.

¿Defectos? También los tiene. Hay momentos muy puntuales en los que esa magnífica labor de producción a la que no he escatimado elogios durante toda la reseña, juega ligeramente en contra de la película. De tan cuidada que resulta su estética, de tan calculada y estudiada que resulta la ambientación, de tan correctas que pueden llegar a ser todas las actuaciones, Normal: The Dusseldorf Ripper corre el riesgo de llegar a ser fría, distante con el espectador. En mi caso fue tan solo una sensación muy efímera… pero existió. En cualquier caso nos encontramos ante una buena película que, sospecho, estaba destinada al medio televisivo y que esperemos llegue algún día a nuestro país.

Lo mejor: Un film noir elegante, visualmente espectacular y con una historia y unos personajes subyugantes.

Lo peor: En ocasiones es demasiado autoconsciente de estar ofreciéndonos un gran festín visual y de ambientación.


Vuestros comentarios

1. 01 feb 2014, 13:43 | Elchinodepelocrespo

Pues me la apunto, Joan, merci.

2. 03 feb 2014, 16:44 | LUZ MARINA

Acostumbrada a la mayoría de películas , tan explícitas, a veces ridícula e innecesariamente explícitas de hoy, saludo que films como este se puedan ver, tuve la oportunidad de observar “M,el vampiro………” y captó mi atención inmediatamente, hay escenas realmente inolvidables , que considero están merecidamente como una de las mejores películas de la historia. El silencio de los inocentes es también genial, que esta pelicula beba de estas fuentes es comprensible, ojalá que lo haya hecho bien.

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