Cementerio de animales: Del libro al remake.

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En 1983, Stephen King publicó una de sus novelas más populares. Llegaba Pet Sematary, aka Cementerio de animales. Una tirada, sin precedentes para la época, de 700.000 unidades. Y eso que, durante el primer borrador, tanto la mujer de King como amigos y su propio editor, le animaron a dejar el proyecto. Sin embargo, el genio de Maine se puso manos a la obra, cambiando unas cuantas cosas. Lo llevó a un terreno macabro, al que pertenecen, según el propio escritor, los peores temores de los adultos. De ahí que él mismo siempre ha reconocido que se trata de uno de sus trabajos más personajes. No por nada, varios personajes y situaciones que se narran, están basados en hechos reales. Por ejemplo, King tenía un gato que fue atropellado por un camión, en una localización muy similar a la que describe en sus páginas. Un camión también dio un buen susto al escritor, que estuvo a punto de ser arrollado. Luego está el tema de la muerte, la perdida de seres queridos y cómo encarar el dolor que ello produce. No es algo que sea ajeno en su bibliografía.

En 1989 llegó la adaptación al cine. Después de tener en el proyecto a nombres tan míticos del terror como el director George A. Romero, el mago de los efectos gore Tom Savini*y el actor *Bruce Campbell, por diversos problemas, sobre todo las agendas apretadas de los citados y retrasos en la preproducción, se terminó contratando a otros nombres, no tan conocidos ni representativos del género. Así, llegó a la silla del director Mary Lambert, experta en el terreno del videoclip, que había trabajando con estrellas como Janet Jackson, Madonna o Rod Stewart. Los intérpretes, Dale Midkiff y Denise Crosby, como el matrimonio Creed, y la sorpresa que supuso el pequeño Miko Hughes como su hijo, del que ya conocemos todos su reverso oscuro.

Cementerio viviente, que es como la conocimos en España, tuvo un gran éxito en todo el mundo. Sólo en Estados Unidos, con el dólar ajustado a la inflación, ingresó 130 millones de dólares. La secuela no se hizo esperar, y en 1992 llegó la horrenda Cementerio viviente 2. Una decepcionante continuación que tiene la curiosidad de ver a Edward Furlong en su momento de estrellato, gracias a Terminator 2: El juicio final (1991), antes de estrellarse por el alcohol, drogas y todas esas cosas.

30 años después nos llega Cementerio de animales, el ¿remake? ¿nueva adaptación? Y pese a no ir mal en taquilla, pues a estas alturas ha alcanzado los 100 millones de dólares alrededor del mundo con un presupuesto de 20 millones, no ha sido el fenómeno de la original, ni mucho menos ha causado el mismo impacto. Esto podría esperarse, pues son tiempos distintos y hoy ya hemos visto de todo, pero tampoco a nivel artístico ni de novedades aporta lo suficiente para ello. Es una película funcional, correctamente dirigida e interpretada, pero carece de alma y de aportaciones más allá de un par de cambios en el devenir de los personajes principales que, para colmo, se encargan de destrozarnos en el trailer. Muestra de la pasividad de este remake es que han tirado de versionar el temazo de los Ramones, Pet Sematary. Quizás, para nuevas generaciones que no conozcan ni libro ni película original, funcione mejor. Quizás, esta sea la intención de muchos remakes. Pero también es cierto que, recientemente, vimos un trabajo mucho más elaborado y notable con la nueva adaptación de IT.

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