The Pact (El Pacto)

Annie vuelve a casa de su madre. Ésta ha fallecido y su hermana reclama que vuelva al hogar que abandonó, siendo adolescente, por los continuos castigos de la rigurosa matriarca. Una vez en San Pedro, su pueblo natal, tanto su hermana como su prima han desaparecido. Sola, asustada y preocupada por el futuro de su sobrina, siente que en la casa hay algo más con ella. ¿Un fantasma? ¿Un extraño? El extraño pacto que su madre forjó a costa del cariño de sus hijas, será revelado por las fuerzas del más allá para horror de la pobre Annie.

The Pact es un thriller sobrenatural lleno de apariciones fantasmales, que goza de una sobriedad difícil de disfrutar en el cine actual, más dado a la espectacularidad vacía de contenido a la que se abandona cuando se trata de contar una historia de fantasmas. Alejada también de lecturas infantiles o exageradas, la opera prima de Nicholas McCarthy, que anteriormente sumaba varios cortometrajes de muy buen gusto, cuenta con una dirección y actuaciones a la altura de una simple historia que busca atrapar al espectador usando el misterio como arma clave. Así debió parecerle al público y jurado del festival de Sundance, puesto que el corto anterior a esta versión larga, y el cuál simplemente era una versión reducida del mismo, fue gratamente acogido, dando lugar a esta película que justifica cada segundo invertido en ella.

Precisamente en nuestra reciente reseña de Cassadaga, cinta con la que The Pact comparte muchos nexos en común, comentábamos lo importante que supone para un thriller de horror sobrenatural el centrarse sobre la historia y dejar de lado rellenos innecesarios. La película que hoy nos ocupa logra todo aquello que Cassadaga no lograba al complicar los parámetros clásicos de un buen relato de fantasmas. A saber, el debut de McCarthy, que firma un guión bastante sólido para lo que acostumbran este tipo de cintas, sitúa un pequeño número de personajes en una localidad, y una casa, que sufren el encantamiento de un fantasma relacionado con la familia de la protagonista. El primer acierto es precisamente ese: reducir el número de personajes para centrarse en su desarrollo, sin olvidar nunca que el misterio debe ir eclosionando lentamente en la cabeza de los espectadores. Otro claro acierto es no dejarse llevar por los recursos fáciles, y aburridos, para rellenar un metraje. Aquí no existen romances forzados que nos distraigan de la trama central, así contamos con una duración perfecta de la que no podemos decir que cuente con escena sobrantes o de relleno. Ochenta minutos donde se narra de principio a fin y de forma impecable una historia sin especiales debilidades.

Una pega importante que podríamos ponerle a The Pact es que, dentro de la simplicidad de la historia, no encontramos ningún elemento novedoso que llevarnos a la boca. Lejos de ser un gran handicap, es lo que permite a su director centrarse con una técnica serena y calmada, que pone los pelos de punta cuando detona en pequeñas explosiones de fenómenos paranormales. Aunque el terror no sea de alto voltaje, por transitar alrededor de espacios demasiados comunes, lo explicito de ciertas escenas sobrenaturales – me encanta cuando una cinta de fantasmas no tiene miedo de mostrar su presencia a plena luz del día, generando una sensación de desasosiego que se traslada a este lado de la pantalla – consiguen hacernos viajar en el tiempo hasta los cuentos más inquietantes de la literatura gótica, eso sí, un goticismo netamente embebido en la crónica negra de Estados Unidos. Puede que nada de la historia y su presentación sea novedoso (el secreto familiar, los cuadros que se caen, una protagonista guapa y decidida, los asesinatos de la región…), pero merced a su realización milimetrada todo lo que vemos engancha, llegando a superar incluso la tendencia perezosa, de otros cuentos de miedo, respecto a ofrecer reacciones naturales y lógicas por parte de sus protagonistas.

Por mucha predisposición que un espectador tenga por alejarse de la realidad cuando acude al cine fantástico, siempre duelen – y a veces causan risa – las reacciones tan absurdas e incoherentes que muestran los personajes frente a los fenómenos horripilantes. Sin embargo, The Pact se muestra muy cauta y media a este respecto. Pese a contar con mínimos fallos y alguna pequeña laguna argumental – sobre todo durante su parte final –, los escasos diálogos se sienten auténticos, nada melodramáticos pero sí muy humanos. Lo cuál incluye las reacciones de Annie, nuestra protagonista, que realmente trasmite el horror de unos días bajo los “cuidados” de un fantasma aterrador. Siempre me he preguntado porque los habitantes de una casa encantada se obstinan y obstinan en seguir viviendo en ella o, todavía peor, a grabar todas y cada una de las dichosas apariciones. McCarthy es mucho más honesta, y aunque fuerce igualmente ciertas situaciones para beneficio del relato, nunca olvida darnos una pincelada del logrado devaneo mental que sufre Annie (“¿continúo indagando sobre este misterio?, ¿cómo voy a volver a la casa?, ¿abandono a mi recién conocida sobrina?”).

El logro no solo está basado en el discurso tan frío de McCarthy. La fotografía recatada ayuda a centrarse en el relat, permitiéndose el lujo de mostrarse reflexiva – que no pedante – en buena parte de la acción. También la banda sonora se dosifica con cuenta gotas, ayudando al “realismo” que sentimos manteniéndose a volúmenes prudenciales cuando los efectos especiales hacen alguna de sus breves apariciones. Y no es que The Pact sea una película de bajo presupuesto, denota una calidad imposible de lograr con cuatro duros y actores noveles, pero resulta loable que la inversión de dicho presupuesto no haya recaído solo en efectos especiales (aunque repito que las apariciones rozan el puro escalofrío en un par de ocasiones), y se haya realizado un diseño de producción acorde con la sobriedad de la historia. Así, la casa de la madre de Annie se convierte en la perfecta ubicación cotidiana para un terror que nace de la tensión que va empapando gota a gota a nuestra genial protagonista.

Porque puede que todo lo anterior sea un acierto, pero el acierto más redondo lo encontramos en Caity Lotz. Una joven actriz que dispone de un prometedor futuro por delante. Su breve presencia en la recomendable serie Mad Men ya auguraba algo más que una cara bonita. Y es que Caity es una californiana de pura cepa; delicada, bella, rubia… y buenas dotes para la actuación. Algo que ya quedó patente en la divertida, aunque algo repetitiva, serie Death Valley. Demostrando su habilidad para la comedia desmadrada con un papel igualmente ingenuo y sexy, es en The Pact que saca todo el arsenal del que dispone, alejándose de cualquier parámetro sensual. Ella sola se carga la película a la espalda y la lleva hacia delante. Brutal su interpretación de una mujer con carácter y un pasado doloroso al cual se enfrenta con humanidad y ternura. Más habida cuenta que este se trata de su debut en pantalla grande. Una actriz de la que hay que disfrutar a todos los niveles, los mismos a los que lleva su personaje, con mención especial a un desenlace cargado de tensión, aunque puede no estar a la altura de lo algunos esperan.

Obviamente Caity no está sola en esta historia. Casper Van Dien arropa bien a su compañera, interpretando a un policía que nunca cae en lo antipáticamente escéptico ni en el romance complaciente. Vamos, un secundario de lujo que cimenta el reto de magníficas interpretaciones que desgrana cada uno de los secundarios. Realmente, la dirección artística resplandece con fuerza a lo largo del metraje, hecho que hay que valorar más si cabe, sabiendo que The Pact no se prodiga en largas conversaciones.

En conclusión, una producción sumamente robusta que no es muy exigente con el espectador y que, sin embargo, ofrece mucha calidad a nivel narrativo y artístico. Tal vez peque de una falta de originalidad flagrante, pero no creo que busque epatar al público, si no más bien satisfacer a los amantes del terror sobrenatural más clásico. Sin despistarnos con efectismos, McCarthy demuestra que sabe hacer muy bien su trabajo y reafirma que las viejas historias no están muertas, que solo deben tratarse con respeto para que el público responda, sienta algún escalofrío que otro y divague un poco con respecto al misterio que se nos presenta, cuya parte de investigación representa un buen motor capaz de entretener sin acelerar. Una pequeña cinta de miedo muy recomendable para el aficionado en general, y una película de obligado visionado para los amantes del thriller sobrenatural. Estos, como un servidor, apreciarán sumamente la envolvente y reposada atmósfera de suspense que se respira a cada momento.