El Ángel Caído

William Hjorstsberg: Un Ángel de alas negras

William Hjortsberg nació en Nueva York en 1941. Tras estudiar durante algunos años en el Dartmouth College, Yale School of Drama y la Universidad de Stanford, en cuya revista publicó varios relatos, Hjortsberg decide dedicarse por entero a escribir novelas, guiones de cine y artículos periodísticos para revistas como Esquire, New York Times Book Review, y San Francisco Focus entre otras muchas. Ha escrito varios guiones para el cine, como «Legend» (1985), dirigida por Ridley Scott y protagonizada por Tom Cruise, o «El corazón del ángel» (1987) – basada en su novela «Falling Angel» –, dirigida por Alan Parker y protagonizada por Mickey Rourke y Robert De Niro. Entre sus novelas destacan «Gray Matters» (1971), una ficción científica ambientada en un mundo devastado por la Tercera Guerra Mundial, y «El ángel caído» (1978), una historia policiaca de terror traducida a más de doce lenguas.

Harold Angel, un detective buscavidas con oficina en Nueva York es contratado por un misterioso caballero francés de aspecto siniestro para localizar a Johnny Favorite, un popular cantante de fulgurante carrera desaparecido quince años atrás, después de ser ingresado en un hospital en estado vegetativo. Angel rastrea el pasado del cantante desaparecido en busca de una pista sobre su paradero y pronto se verá atrapado en una trama oprimente y peligrosa en la que el vudú y los ritos satánicos parecen jugar un papel relevante.

«El ángel caído» se abre como una clásica novela negra de detectives y se va transformando gradualmente en un relato de horror sobrenatural de final memorable. En palabras de Stephen King: «Es como si Raymond Chandler hubiese escrito “El exorcista”».

Cuando miras al abismo, el abismo también te observa

“Una brillante mancha roja hacía que la pared de enfrente pareciese una lámina del test de Rorschach. Podría haber sido pintura pero no lo era”.

Recuerdo cierto viaje en el que fui a realizar senderismo con unos amigos por una escarpada montaña. Tras una larga caminata llegamos a la cumbre y no pude evitar asomarme peligrosamente al borde del risco para observar la panorámica. Unas pequeñas rocas se desprendieron de la puntera de mis botas precipicio abajo. Yo observaba la escena hipnotizado. No me aterraba la altura, sino la súbita e irracional tentación que me embargó de arrojarme al vacío. Definitivamente en la naturaleza humana, como le ocurre a nuestro protagonista, existe un genético componente suicida.

Cuidado con lo que deseas, porque puede hacerse realidad

Lo que menos podía sospechar en aquél momento es que llegaría el día en el que ese abismo físico exterior se convertiría en otro emocional interior mucho más temible. Estaba tan de vuelta de todo que decidí tomarme un tiempo de asueto para “encontrarme a mí mismo”. Y no me gustó lo que hallé. Me topé por sorpresa con un completo desconocido. Un alter ego oscuro y siniestro que debía mejorar mucho en todos los aspectos si deseaba salir de ese pozo de mediocridad que me asfixiaba y convertirme en mejor persona.

“La barra de las cortinas estaba doblada en V y éstas colgaban arrugadas como las medias de una prostituta después de una semana de orgía”.

Al protagonista de nuestra novela le ocurre algo semejante. Harold Angel es uno de esos detectives privados carismáticos de frases cortantes y ocurrentes muy al estilo del Philip Marlowe de Raymond Chandler o el Sam Spade de Dashiell Hammett, que inmediatamente identificamos con la granítica silueta del icónico Humphrey Bogart con su sempiterna gabardina y pitillera. Pues bien, un enigmático cliente le encarga localizar a un otrora popular cantante, con el que al parecer posee una insalvable deuda pendiente, y que de buenas a primeras parece haber desaparecido del mapa. Pero lo que parecía un rutinario caso más se va complicando hasta las más imprevisibles y aterradoras consecuencias.

“Yacía tumbado de espaldas sobre la cama angosta, con las manos y los pies sujetos a los barrotes mediante trozos de cuerda de algodón para colgar ropa. Jamás estaría más muerto que en ese momento. Una bata de franela arrebujada y ensangrentada le cubría la barriga”.

William Hjortsberg construye un relato sobresaliente en el que conviven en perfecta simbiosis la novela negra con el terror más primigenio. De su origen detectivesco, repleto de simbologías y anagramas, se van destilando paulatinamente sangrientos asesinatos, ritos vudús e iniciáticas misas negras que convierten al lector en cómplice y al mismo tiempo víctima de la trama conforme se desarrollan los acontecimientos hasta concluir en un clímax final tan espectacular como horripilante.

Edición y valoracíon

Autor: William Hjortsberg.
Editorial: Valdemar Gótica.
Encuadernación: Cartoné Tapa Dura.
Páginas: 320.
Precio: 23,40 Euros.

VALORACIÓN: 5 / 5