Gore descerebrado made in Japan
Lo primero que hay que decir sobre The Machine Girl, splatter escrito y dirigido por el japonés Noboru Iguchi, es que la película no engaña absolutamente a nadie.
Todo lo que está dispuesta a ofrecernos una película cómo The Machine Girl queda expuesto, sin asomo de dudas, en la secuencia inicial que acompaña a los títulos de crédito: innumerables geisers de sangre, decapitaciones, desmembraciones, efectos digitales a mansalva, paupérrimas coreografías de lucha y, por supuesto, gore facilón, festivo, descerebrado y surrealista. Elementos todos ellos que para una buena parte de aficionados al género (aquellos que, precisamente, sienten debilidad por la sangre y las vísceras sin necesitar de demasiadas coartadas argumentales que las justifiquen) serán motivo más que suficiente de júbilo y celebración. Para muchos otros, estoy convencido de que The Machine Girl no será más que una salvajada sin sentido, bañada en hemoglobina, a la que no merece la pena prestar demasiada atención.
Lo mejor: La icónica imagen de la colegiala nipona con un ruidoso y mortal apéndice metálico sustituyendo a su brazo y, por supuesto, el divertidísimo festival gore.
Lo peor: todo lo que hay antes y después de cada unas de las secuencias gore es totalmente prescindible.