Trash Fire

Para desgracia de todos, Owen e Isabel esperan un hijo. Aún peor: ella quiere conocer a la familia de él. Así que los dos se plantan en el pequeño pueblo donde viven la abuela y la hermana de Owen, herida tanto física como emocionalmente por un incendio, con la intención de enterrar el hacha de guerra. Sin embargo, hay cosas que deberían permanecer bajo tierra.

A Richard Bates Jr. le conocemos por Excision, una película “distinta” que a mí, personalmente, me gustó mucho. Una comedia negra y freak que se pudo ver en el Festival de Sitges de 2012 en la sección panorama, siendo una de las nominadas a mejor película. A continuación llegó Suburban Gothic, en el año 2014, una propuesta que no pude o supe disfrutar como lo hice con su debut. Por lo tanto tenemos un empate en el marcador, y le toca a la presente Trash Fire romper la igualdad y ver si regresamos a la excelencia de Excision o nos quedamos en el terreno más vulgar de Suburban Gothic.

Tenía ganas, desde hace meses, de dar a conocer esta película en Almas Oscuras, pero faltaba un tráiler que nos pusiera más en contexto este Trash Fire… y por fin ha llegado. Me ha gustado lo poco mostrado en él, lo cual no hace otra cosa que acrecentar mis ganas de ver la película. Supongo que algunos de vosotros tuvisteis la oportunidad de disfrutarla en el Festival de Sitges, a pesar de que se programó en unos días y horarios no demasiado accesibles para el aficionado. En cualquier caso, si habéis tenido la oportunidad de verla, esperamos, ansiosos, vuestros comentarios y oponiones que puedan darnos alguna pista sobre por dónde van los tiros… De no ser así, toca echarle un vistazo a su estreno en el mercado doméstico en los USA, que aconteció el pasado 4 de noviembre.

Repite la actriz fetiche del director, AnnaLynne McCord, en el papel principal junto a Adrian Grenier y secundarios de lujo como Fionnula Flanagan. Richard Bates Jr. desarrolla un relato tremendista que omite los elementos fantásticos de sus anteriores propuestas para enfocarlo de manera más humana, pero a la vez sin renunciar a las estridencias y el delirio de lo cotidiano.