The Girl with All the Gifts

Se ha originado en las redes sociales cierta polémica a raíz de la supuesta similitud entre el argumento de The Girl with all the Gifts, con el argumento de un videojuego que lleva por título Last of Us. Pues bien, no entraré en dicha polémica porque, sinceramente, jamás he jugado al mencionado videojuego. De hecho no sabía de su existencia hasta que se inició este pequeño incendio en las redes. Sea como sea, The Girl with all the Gifts es la esperada adaptación cinematográfica de la novela homónima de Mike Carey (autor, también del guion), un éxito de ventas que se publicó por primera vez en el año 2014. La película, dirigida por Colm McCarthy, y que cuenta con el respaldo de nombres tan solventes como los de Gemma Arterton, Glenn Close o Paddy Considine; era, sin duda alguna, una de las propuestas más esperadas en la pasada edición del Festival de Sitges.

La humanidad está al borde del abismo tras la aniquilación provocada por una infección fungal. Los muertos vivientes siguen avanzando sus líneas. En una base militar se están llevando a cabo una serie de experimentos con una nueva generación que ha nacido a la sombra del apocalipsis zombi. En su naturaleza mitad humana mitad zombi, científicos y militares esperan encontrar una desesperada salida a lo que parece ser el final del trayecto.

Las expectativas eran altas… Quizás demasiado. Ciertamente el arranque de The Girl with all the Gifts es muy bueno. Mientras la amenaza en el exterior por parte de los muertos vivientes se hace palpable desde el primer minuto, en el interior de la base militar la situación parece ser desesperada. De otra manera es complicado explicar cómo una serie de críos, ataviados con monos naranjas y atados a una silla, son tratados como ratas de laboratorio y sometidos a unos estrictos estudios y experimentos con el objetivo de encontrar la clave que permita a la humanidad conservar un último hilo de esperanza. Obviamente, en los primeros compases de la película, lo más sencillo para el espectador es ponerse del lado de los críos (gracias, en buena parte, al excelente trabajo de la joven actriz Sennia Nanua, galardonada en el Festival de Sitges con el premio a la mejor interpretación femenina) y situar a militares y científicos en el lado más oscuro de la balanza. Pero pronto te das cuenta de que las cosas no son tan fáciles. Ante situaciones desesperadas se imponen medidas desesperadas y, por suerte, el personaje de la siempre estupenda Gemma Arterton, añade a la trama el necesario toque de humanidad.

Son unos minutos iniciales realmente muy interesantes, en los que el guion de The Girl with all the Gifts juega con el desconocimiento y el desconcierto del espectador para situarle en una posición incómoda, en la que resulta muy complicado distinguir a los buenos de los malos. Nuestra natural inclinación a posicionarnos en favor del más débil, los críos, se ve cuestionada cuando sale a la luz la naturaleza monstruosa de los mismos. Pero… ¿Cuál es el verdadero papel que juegan estos niños? ¿Son, sencillamente, una amenaza más para una humanidad que está dando sus últimos coletazos? ¿Tienen en su interior la respuesta para un último y desesperado intento por sobrevivir? ¿O quizás son un nuevo peldaño en la escala evolutiva? La génesis de un nuevo género humano más fuerte, más resistente… Los auténticos herederos de la tierra.

El verdadero problema de The Girl with all the Gifts da comienzo cuando todas estas disquisiciones iniciales deben dar paso a un nuevo escenario en el que se justifique, de algún modo, su etiqueta de película de zombis. Empieza la acción, los muertos vivientes hacen acto de presencia y, automáticamente, The Girl with all the Gifts se convierte en una película mucho más… vulgar; con algún atisbo de suspense (la secuencia en el centro comercial), pero, en términos generales, con un desarrollo rutinario que tiene como único objetivo llegar a un desenlace que aporte algunas respuestas a las preguntas planteadas desde su inicio.

Y bajo el influjo de esta rutina salpicada de algunos (pocos) momentos de brillantez, llegamos a uno de esos desenlaces abiertos que dejará satisfechos a muchos (entre los que me cuento), mientras que a muchos otros les dejará cierta sensación de engaño.

En definitiva The Girl with all the Gifts es una propuesta interesante y entretenida que sabe acercarse al género zombi una manera distinta (lo cual, a estas alturas, es toda una hazaña). Se beneficia de una excelente puesta en escena y de un estupendo trabajo actoral acorde con el lustre de los nombres propios que integran su reparto (a los que hay que sumarle la agradable sorpresa de una joven Sennia Nanua). ¿Problemas? Quizás las altas expectativas le jueguen una mala pasada. No supone ningún punto y aparte dentro del género y, a pesar de transitar caminos que pueden catalogarse de originales o novedosos (al margen de la polémica que apuntaba al inicio de la reseña), soy incapaz de catalogarla como una propuesta brillante o imprescindible. A pesar de ello, recomendada para todos los amantes del género.