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Phantasm: Ravager

El Canto del Pato

Phantasm: Ravager

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 1/5

Phantasm: Ravager

Reggie sigue, como durante tantos años, la estela de destrucción que deja tras de sí El Hombre Alto. Espera acabar con él y recuperar a sus amigos, Jody y Mike, pero esta vez su cordura es su mayor enemigo, dictándole como demente y presa de una ensoñación que nada tiene que ver con un futuro dominado por las esferas cromadas del Hombre Alto. ¿O todo está sucediendo a la vez?

Dicen de los cisnes que emiten el más hermoso de los cantos al sentir las gélidas garras de la muerte llevándose su último aliento. Supongo que en el caso de los patos, aves que no me hacen ninguna gracia por algún tipo de razón que no llego a concretar, dada la misma situación emitirán un feo graznido sólo equiparable a la versión extendida de “La Salchipapa”. El animal se va, pero su salida, como corresponde a las miserias de la vejez, se convierte en un desfile de pañales para adultos, sondas, bacinillas y olor a corrupción. Asociada erróneamente a James Dean, tenemos la frase “vive rápido, muere joven y deja un bonito cadáver”, situándose en las antípodas de los sentimientos que provoca “Phantasm: Ravager”.

Lo mejor: Reencontrarse con mis viejos amigos Reggie, Mike, Jody y El Hombre Alto.

Lo peor: Unos efectos especiales de muy baja estofa, te sacan de cualquier atisbo de la historia, y mira que hay poca.


Horsehead

Corre, corre, caballito

Horsehead

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2.5/5

Horsehead

Jessica vuelve a la vieja casa familiar situada en un pequeño pueblo británico, su abuela ha muerto y es necesario preparar el entierro junto a su madre y padrastro. Allí pronto se sumerge en un sueño febril que comparte paralelismos con el sufrido por su abuela, habiendo sido una estudiosa del sueño lúcido, ahondar en sus pesadillas parece la única forma de descubrir los secretos de la familia que tanto incomodan a su madre.

Las críticas más compasivas comparan “Horsehead”, producto muy francés (aunque rodado en el inglés de M.R. James) que presenta un terror onírico original pero errado, con los mejores trabajos de Argento. Esas películas donde la realidad y la fantasía se fundían en una puesta al día imperecedera de los clásicos cuentos góticos: “Suspiria”, “Inferno”, etc. Sin embargo, que estas comparaciones no engañen a nadie, pues nada más lejos de la realidad: “Horsehead” acierta y se parece a las obras maestras de Argento en momentos muy puntuales y sólo de manera formal, pues argumentalmente jamás le llega ni a la suela de los zapatos. Eso en cuanto a las influencias cinematográficas, pero las que sorprendentemente más pesan serían las pictóricas. Así, el debutante Romain Basset se deja llevar por los arrebatos de Johann Heinrich Füssli, más en concreto por su intemporal obra “La Pesadilla”, muestra cumbre del romanticismo del cual también bebe “Horsehead”. No obstante, el director francés tampoco reniega de otras influencias: desde Goya a Lynch, pasando por El Bosco y la música sintetizada de Claudio Simonetti o Carpenter. Y lo que sería la parte tangible de la ópera prima de Basset toca las teclas correctas en cuanto a su puesta en escena: poética, mórbida, sensual, febril, pecaminosa… Un sin fin de epítetos que se quedan cortos ante la explosión visual que suponen los sueños de Jessica, protagonista de la cinta.

Lo mejor: El acabado visual. Lilly-Fleur Pointeaux, delicioso pecado.

Lo peor: Historia especialmente chorras.


Horsehead

A tope de caballo en vena

Horsehead

Acosada por pesadillas recurrentes desde niña, Jessica ha comenzado a estudiar la psico-fisiología de los sueños en un intento de entender su significado. Cuando su abuela muere, Jessica vuelve a su casa familiar en la campiña francesa, donde recibe un frío desdén por parte de su madre.
Después de una difícil primera noche, Jessica usa su estado postrada en cama para practicar el arte del sueño lúcido. Jessica pronto descubre que su abuela había estado obsesionada con la misma aparición que ahora persigue sus propias pesadillas. Cuanto más bucea en sus sueños, más aprende sobre los oscuros secretos profundamente arraigados en su línea de sangre. Secretos que llevan directos a una monstruosa cabeza de caballo.

Desde Francia llega “Horsehead”, película travestida en obra de arte del desconocido pero chanante Romain Basset, que con unos pocos cortos ya se ha granjeado el interés del sector más moderno de la crítica. Bienvenidos al cine figurativo que levantará de su asiento al espectador más intelectual y ávido de metáforas rococó, pero que provocará un ictus crebral en aquellos que únicamente quieran pasar un buen rato y evadirse de la cruda realidad, pero sin drogas, gracias. Aunque parece que precisamente se acoge a este segundo grupo la protagonista de “Horsehead”, una deliciosa Lilly-Fleur Pointeaux que conocemos de… bueno, yo de nada, pero viéndola tan expuesta en su profunda interpretación, a buen seguro que no tendré problema en conocerla mejor.

Fever

Fiebre, malos sueños y la abuela

Fever

Jessica sufre de regulares pesadillas cuyo significado nunca ha llegado a concretar. Esas noches de sudor y tensión la han llevado a estudiar psicología del sueño, incluso sigue una terapia con su mentor y pareja, Sean.

Tras la muerte de su abuela, Jessica y Sean se trasladan con desgana a la vieja casa familiar. Un lugar algo tétrico donde se velará el cuerpo de la abuela difunta. Una primera noche de pesadillas aun más vívidas trae consigo una extraña enfermedad que deja postrada a Jessica en la cama con una fiebre extrema. Aprovechando su cansado estado, nuestra protagonista decide sumergirse más en su mundo de pesadillas para lograr el estado que los expertos llaman sueño lúcido. Un estado en que la mente consciente puede controlar sus propios sueños. Jessica espera poder descubrir en el mundo onírico la razón de esa sensación de malignidad que flota por la casa y afecta a su familia.