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A Sangre Fría

Truman Capote la lía

TRUMAN CAPOTE

Nacido como Truman Streckfus Persons, adoptaría el apellido del segundo marido de su madre, un cubano llamado Joe García Capote. Durante su niñez vivió en las granjas del sur de los Estados Unidos y, según sus propias palabras, empezó a escribir para mitigar el aislamiento sufrido durante su infancia. A los 17 años consiguió un trabajo para la revista The “New Yorker” que abandona a los 21 para publicar una serie de relatos aplaudidos sin reservas por la crítica, que lo considera un discípulo aventajado de Edgar A. Poe. El reconocimiento mundial le llegaría con su famosa “Desayuno en Tiffany’s” (1958), que sería adaptada al cine por Blake Edwards, con Audrey Hepburn en el papel de Holly Golightly. Sin embargo, su trabajo más celebrado sería precisamente el que nos ocupa, “A Sangre Fría” publicada en 1966 tras cinco años de arduas investigaciones y que también sería llevada al cine en 1967 por Richard Brooks. Capote murió en Bel Air, Los Ángeles, el 25 de agosto de 1984, a los 59 años de cáncer de hígado.

SIN MOTIVOS PERSONALES

El 15 de noviembre de 1959, en un pueblecito de Kansas, los cuatro miembros de la familia Clutter fueron salvajemente asesinados en su casa. Los crímenes eran, aparentemente, inmotivados, y no se encontraron claves que permitieran identificar a los asesinos. Cinco años después, Dick Hickcock y Perry Smith fueron ahorcados como culpables de las muertes. A partir de estos hechos, y tras realizar largas y minuciosas investigaciones con los protagonistas reales de la historia, Truman Capote sigue paso a paso la vida del pequeño pueblecito, esboza retratos de los que serían víctimas de una muerte tan espantosa como insospechada, acompaña a la policía en las pesquisas que condujeron al descubrimiento y detención de Hickcock y Smith y, sobre todo, se concentra en los dos criminales psicópatas hasta construir dos personajes perfectamente perfilados, a los que el lector llegará a conocer íntimamente.

Lo primero a tener a cuenta a la hora de disfrutar de esta novela es que nos encontramos ante una obra de una calidad literaria sobresaliente no apta para aficionados a la “comida rápida”. Así que ir olvidándoos de grandilocuencias y efectismos propios del terror ficcionado más comercial, pues con esta publicación Capote creó un género nuevo tan inclasificable que si bien no podría tildarse totalmente de Realismo por sus aspectos novelados, a la crítica especializada no le quedó más remedio que definirlo ambiguamente como “Non Fiction Novel” creando así un referente de lo que más tarde se convertiría en inspiración del nuevo periodismo estadounidense y que bien podemos seguir observando actualmente en limitadas secciones de algunas rotativas. Y es que “A Sangre Fría” parte narrando de manera prácticamente documental el asesinato de los Clutter, una familia acomodada del Medio Oeste de EE UU a manos de dos ex presidiarios Richard “Dick” Eugene Hickock y Perry Edward Smith “Perry”, ambos delincuentes de poca monta que compartieron celda en la Penitenciaría de Lansing (Kansas). El equipo de investigación, liderado por el agente Alvin Dewey se encuentra con unas muertes extremadamente violentas que no parecen responder a motivación alguna, precisamente porque la familia Clutter es el arquetipo de hogar estadounidense feliz y por ello no logran comprender el alto grado de ensañamiento que presentan los cuerpos. La respuesta la tiene otro convicto de Lansing, Floyd Wells, que diez años atrás estuvo empleado en la finca de los Clutter… pero mientras la investigación policial reporta parsimoniosamente sus amargos frutos, los habitantes de Holcomb se ven sumidos en una depresión colectiva, en un pánico y una paranoia socializados.

Hasta aquí no parece que nos encontremos ante una obra novedosa, pero lo cierto es que tanto por su fondo como sobre todo por su forma, Capote sentó las bases de lo que hoy conocemos como “American Gothic” y que tan buenos momentos nos ha deparado a los aficionados a las emociones fuertes. Y me refiero a las auténticas, esas que desencadenan las bestias más atroces jamás imaginadas: los seres humanos. Así pues, tras comenzar la narración de un modo prácticamente documental, Capote va alternando magistralmente los registros, pasando por un desarrollo novelado en el que conocemos los entresijos de las mentes criminales, hasta concluir con un desenlace propio de la Psiquiatría Forense y que trata, logrando tan sólo en parte, de explicar el móvil de un crimen semejante. La novedad radica por tanto en la mixtura imposible de los tres géneros mencionados así como en la mayestática forma en que Capote la realiza sin que seamos capaces de atisbar transición alguna, de modo que la novela nos mantiene subyugados hasta su imprevisible final sin solución de continuidad.

La polémica está doblemente servida. Por un lado Capote es capaz de mostrar la extrema vulnerabilidad del ser humano tanto en su vertiente de víctima propiciatoria como de verdugo inmisericorde mostrando la caprichosidad de un azar que somos incapaces de controlar y que en ocasiones es el verdadero capitán vesánico de un destino que se nos antoja demasiado arbitrario. Y por otro, Capote sacude los cimientos conservadores de la sociedad en general y de la americana en particular, en la que el hecho de ser buena persona, creyente y patriota con bandera en el porche no te va a librar de que la veleidosa Diosa Fortuna saque un buen día tu número como premiado para ir a conocer a al Creador antes de tiempo. Lo más controvertido es que Capote se moja hasta los codos explicando desde un punto de vista psiquiátrico el desencadenante de este comportamiento perturbado, hasta el punto que si bien ello es perfectamente asumible a nivel forense, no lo es tanto a nivel emocional pues el autor en ocasiones juega al despiste con el lector rebasando la delgada línea roja que separa la lógica de la disculpa, motivada quizá por la estrecha relación sentimental que Capote llegó a desarrollar con uno de los acusados durante el curso de sus investigaciones.

En definitiva, nos encontramos ante un novelón de lectura tan ardua como placentera que muestra sin paliativos la sordidez de nuestra especie. Y además mantiene abierto el sangrante debate acerca de la conveniencia de la pena capital. ¿Qué sentido tiene matar a personas que han matado a personas para demostrar paradójicamente a la sociedad que no se debe matar a personas? ¿O es que quizá el verdadero problema de la pena de muerte es que no se aplica lo bastante y cada vez que se ejecuta se dramatiza? ¿Merecemos todos vivir, o algunos lo merecemos más que otros? La respuesta a estas preguntas existenciales sólo las encontraréis en vuestras conciencias, que serán las removidas con la lectura de esta excelente obra.

Felices Pesadillas, Almas Oscuras.

 

 

 


 

Título: A Sangre Fría

Autor: Truman Capote

Número de Páginas: 440

Encuadernación: Tapa blanda

Editorial: ANAGRAMA


Vuestros comentarios

1. 12 oct 2021, 23:29 | gabriel antonio pombo

Te felicito por tu extraordinario comentario. Leí varias veces esa magistral obra, y pienso de ella más o menos lo mismo que aquí se señala, pero no sería capaz de reseñarla con la calidad que emana de este artículo.

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