Insidious: La puerta roja

La segunda saga de éxito del director James Wan (la primera fue Saw) parece haber llegado a su punto y final en esta quinta entrega, aunque si la taquilla anima seguro que no tienen demasiado reparo en volverla abrir. Para este cierre y tras dos films casi independientes, se vuelve a las raíces: La familia Lambert y su relación con el más allá; lo que hace de esta entrega una trilogía con Insidiuos I y II. La cinta supone el debut en la dirección del actor protagonista de la saga: Patrick Wilson que coprotagoniza la historia junto al actor Ty Simpkins, actor que pese a su juventud lleva una carrera envidiable.

La puerta roja nos sitúa nueve años después de los acontecimientos de Insidious II. Varias cosas han pasado desde entonces: Josh y Dalton, que por hipnosis olvidaron todos los acontecimientos sobrenaturales de su odisea, viven con una sensación extraña de vacío, que ha derivado en la separación del matrimonio de Josh con Renai (Rose Byrne) y en un total rechazo del joven Dalton hacia su padre. Tras el fallecimiento de su abuela (a Barbara Hershey solo la veremos en fotos), Josh parece decidido a recuperar el control total de su vida y comienza a indagar en sus bloqueos. Al mismo tiempo el joven Dalton ingresa en Bellas artes y para lograr conectar con su creatividad, empieza una meditación que despertará a entidades dormidas.

Para los amantes del trío de parapsicólogos de esta saga, deciros que su presencia en esta entrega es meramente anecdótica y además está metida con calzador. La buena noticia es que tampoco se les echa demasiado de menos. La ausencia de “profesionales de lo oculto” ayuda a que la sensación de amenaza sobre los personajes (amenaza que tampoco es muy ) se acentúe.

Patrick Wilson aparentemente no estuvo muy atento al hacer de Wan como director. El principal escoyo de esta nueva secuela radica en su ritmo irregular. Wilson parece únicamente preocupado en construir un drama familiar en sus primeros compases, Olvida intercalar en la trama algún elemento espeluznante hasta el minuto 15, donde asistimos al primer susto; aunque los sobresaltos en general funcionan, su mecanismo y planificación carecen de la elegancia de aquellos que nos acongojaron en la primera entrega allá por 2010. Desgraciadamente, este drama sobre la incomunicación entre padre e hijo,tampoco aporta nada especialmente destacable.

Para más inri Wilson tampoco parece sentirse especialmente seguro como director de actores. Al aspirante a director se le nota recitar su propio papel en un par de secuencias y no logra casar demasiado bien a los personajes que trabajan con un registro serio, con aquellos, como un estudiante de una hermandad del campus y la compañera de habitación de Dalton (Sinclair Daniel), que lo hacen de modo cómico. Pero si hay algo fragrante en esta dirección de actores, es el no haber sabido afinar a Hiam Abbass, una magnífica actriz que aquí hace de una profesora de pintura sin ningún tipo de credibilidad.

Pero salvando que las interpretaciones podrían haber tenido más peso y que los sustos no son nada del otro mundo, este Insidious 5 tampoco es un desastre... al menos si disfrutaste de los anteriores capítulos. El guion sabe jugar la carta de la nostalgia y retomar a los personajes casi una década después, y eso rema a favor.

En el más allá, donde viajan los personajes de modo astral, esta vez, además de ecos en las voces, intuimos ecos en las secuencias, ya que la entrega parece recopilar los momentos que nos gustaron de las dos primeras con un lavado de cara. Como por ahora no hay otro título con el que medirse en la cartelera a la hora de asustar, pues el resultado casi merece la pena. Pero sería interesante parar aquí; no seguir extendiendo una marca que cada vez parece más reiterativo y predecible. Además las secuencias finales contienen más azucar del que se espera en una cinta de terror por muy comercial que ésta sea.