Rec: La colección completa

Hoy mismo, 16 de Octubre, sale a la venta la colección completa de REC, que incluye las cuatro películas y el documental Terror sin pausa, y añade numerosos extras y un libro de 64 páginas. Buen momento para hacer un repaso de la saga, de peor a mejor. Vamos allá:

REC es de esas sagas que sigue al pie de la letra lo de ir bajando escalones con cada entrega. Así, tenemos que empezar por el final, por REC: Apocalipsis. La entrega dirigida en solitario por Jaume Balagueró es un despropósito que deja la molesta sensación de estar hecha a toda prisa y con desgana. Esta cuarta, es la más genérica, plana, aburrida y además, como cierre que se presumía épico, muy decepcionante. La gracia de REC, en las dos primeras, fue el formato falso documental, y en la tercera, con todos sus fallos en los que ahora entraré, al menos intentar llevar la saga por un derrotero distinto e inesperado para el fan. Apocalipsis, sin embargo, es puro cliché convencional con el regreso de una Manuela Velasco que, en la primera, estaba genial, y aquí tiene una de las peores interpretaciones que he visto en el terror más o menos reciente. Inexplicable.

REC: Genesis llegaba todavía en olor de multitudes tras el gran éxito de las dos previas. Y la apuesta de Paco Plaza, ahora en solitario, por llevar la saga al terreno convencional, pasando del falso documental, y añadiendo grandes cantidades de humor cañí, funciona a medias. En ocasiones ingeniosa y original, y en otras tontorrona y ridícula. A nivel de interpretaciones, funciona mejor con los secundarios que con la pareja protagonista, terrible Leticia Dolera sobreactuada y un Diego Martin que no se entera de donde está. Al menos anda por ahí John Esponja. A ratos divertida, con buenos momentos gore y muchas referencias al género, algo habitual en Plaza, pero decepcionante y primer paso en falso en una saga que, como ya he comentado en los primeros párrafos, estaba tocada y hundida.

REC 2 tiene un único problema: llegar justo después de la primera. Se comió la enorme expectación y todos la esperaban, libreta en mano, para ver cómo salía del atolladero que dejó el clímax de la primera y salir airosa de la perdida del factor sorpresa. Ahora ya sabemos que no estamos ante una película de zombis ni infectados, sino de una especie de Demons en Barcelona. Y Balagueró y Plaza, ambos de nuevo a los mandos, se las ingenian para hacer un Aliens: cuerpos especiales, armas de fuego, se eleva la apuesta del gore, de la acción sobre el terror y oye, la jugada sale bastante bien. Siempre he reivindicado esta secuela, que por momentos está al nivel de la primera y, en todo caso, siempre resulta entretenida y ofrece un buen espectáculo de acción y terror. Los endemoniados me funcionan, aunque es cierto que las interpretaciones, en general, pierden frescura y da la sensación de que el formato falso documental, si con él se persigue el realismo que sí se conseguía en la anterior, aquí es simplemente una decisión continuista. Vamos, que funcionaría igualmente en formato convencional.

Cuando llegó REC a los cines, el trailer tenía buena pinta, había buenas críticas, pero en realidad no esperaba más que otra película del rollo falso documental, con mayor o menor fortuna. Nada más lejos de la realidad. Entró al instante a mi TOP10 del cine de terror español y en el T0P5 del formato. Prácticamente todo funciona. Pocas veces me he sentido tan dentro de una película, viviendo la pesadilla con sus protagonistas. Efectivamente, el tándem Balagueró-Plaza logró meterte el miedo en directo. Hacía tiempo que no pasaba miedo de verdad en una sala de cine, y REC me produjo todo tipo de sensaciones: inquietud, tensión, ansiedad y un miedo visceral durante el clímax final en el que descubrí al monstruo Javier Botet, que seguramente sin imaginarlo, se había transformado en un personaje que sería icónico en el terror: la niña Medeiros. Joder, qué mal lo pasé esos últimos minutos.