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La chica de la aguja

El infierno de las mujeres

La chica de la aguja

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 4/5

Ya nos avisaba su impactante secuencia de inicio: sobre un fondo negro emergía una cara sobre la que se proyectaban otros rostros cada vez más grotescos, creando una cacofonía de expresiones y muecas que nos recordaban a las pinturas de Francis Bacon o a los rostros del art brut de Jean Dubuffet, La chica de la aguja habla de la monstruosidad humana de forma tan oscura como el fondo que devoraba a esos rostros.

Parcialmente opacada en su pase en Cannes por el terremoto de La sustancia, donde nos dejó completamente aplanados, el paso de los meses ha ido colocando a La chica de la aguja en su justo lugar. Es una de las cintas más perturbadoras y duras que ha visto, en estos últimos años, el que suscribe estas líneas, y además contiene un trabajo cinematográfico y de dirección de actores deslumbrante. Es cierto que, como en el caso de El baño del diablo, que también se mostró en Cannes, la cinta se inscribe más en el campo del drama que del terror o del thriller; pero con el paso de los minutos, la oscuridad que crea y que nos envuelve es tan espesa como la que nos regala el mejor cine de género.

La protagonista de La chica de la aguja, Karoline, es una mujer que, recién terminada la Primera Guerra Mundial, se encuentra en una situación compleja: su marido ha desaparecido en la contienda y los trámites para declararlo muerto están tardando más de la cuenta, al tiempo que se agotan sus recursos económicos. Malviviendo, se aferra a una nueva relación con el propietario de la fábrica donde trabaja… pero nada parece salirle bien a la pobre Karoline. En una posguerra despiadada, donde las mujeres solas están completamente indefensas, su encuentro con otra mujer que ayuda a jóvenes con hijos no deseados será una opción para salir adelante hasta que todo se tuerza de nuevo.

Cuando a Cervantes se le preguntó por la obra La Celestina, este contestó, por la crueldad de los personajes de la obra y el fatal destino de los mismos, la mítica frase de: "Es un libro, en mi opinión, divino, si encubriera más lo humano". Algo parecido se podría decir de la cinta que nos ocupa; la fotografía en formato 4:3 y con un potente blanco y negro, el acertado uso de sintetizadores en su banda sonora, el excelente trabajo de su reparto o su ambientación, hacen de esta producción un film muy atractivo que contrasta con su grotesca galería de personajes, con la suciedad y con la maldad que va empapando el metraje y que dan como resultado una experiencia durísima, cercana a la desolación de El hombre elefante o, en cuanto a perversión, a la repugnante e hipnótica El monstruo de St. Pauli.

Aunque en sus momentos más extremos, el director Magnus von Horn opta por no encuadrar el plano de forma que no contemplemos la escena en toda su dureza, lo cierto es que mantiene la secuencia sin corte. Nos obliga a contemplar impotentes estos sucesos. Antes de llegar a esos momentos, nos ha entregado escenas tan impactantes como una particular visita a un ginecólogo, otra a un circo de fenómenos de feria, o una que tiene por protagonista a esta aguja del título.

Su actriz protagonista, Victoria Carmen Sonne, borda el papel de este complejo personaje, que trata de aparentar dureza y de resistir, pero cuyos sueños se desmoronan. Su mirada en muchas escenas es mucho más elocuente que los diálogos. Pero, aunque sobre el papel es la protagonista, La chica de la aguja a partir de su segunda mitad cede el testigo al personaje que interpreta Trine Dyrholm. Para los que no la conozcan, Trine es posiblemente una de las mejores actrices danesas. La maldad y, a la vez, la humanidad que logra imprimir a esta particular partera es en gran medida la responsable de que el resultado sea tan impactante. Una actuación que, a mi juicio, supera a la que hizo en Reina de corazones (otro drama que, cuando menos te lo esperas, se transforma en algo muy, pero que muy, turbio y que si no conocéis os recomiendo que la reviséis).

Con sólo tres títulos en su carrera, el joven director Magnus von Horn se confirma como un talento a seguir. Este trabajo, que obtuvo nominación a los Globos de Oro y que también opta a los Óscars, es toda una experiencia cinematográfica, basada en un hecho real, de esas que se te quedan pegadas al salir del cine. Todo un viaje a los aspectos más oscuros de la naturaleza humana, maternidad incluida.

Hemos procurado no contar mucho de la trama porque lo mejor es caer en ella con poca información.

Lo mejor: Una factura portentosa para una historia sórdida y realmente dura.

Lo peor: Saber que se inspira en un hecho real y que al finalizar la proyección uno se queda realmente tocado


Vuestros comentarios

1. 08 mar, 03:14 | Satori

Una sólida muestar de "horror social", en la que los monstruos son la gente que uno puede llegar a cruzar accidentalmente en la vida.

Cumple en todos los apartados y se destaca un diseño de producción impecable (uno realmente puede respirar el aire turbio y malsano que rodea a la protagonista).

Si este muchacho sigue dirigiendo así, no dudo que va a dar que hablar en el futuro.

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