El milagro
Un relato de Miguel Ibáñez Monroy
Quisiera darle la bienvenida a Miguel Ibáñez y darle las gracias por dejarnos disfrutar de su relato El Milagro. Bienvenido Miguel.
La educación es lo más importante. No importa quién seas, si médico, celador, enfermero o el maldito director del hospital. No faltes a la educación.
Anna corre por el pasillo de la planta de neo natos del hospital. Odia que le griten, lo odia. Pero más tarde ya cogerá a esa listilla de la Dra. Zamora. ¿Qué se cree? Al menos es 20 años más joven que Anna y no tiene ningún derecho a tratarla así. A ella, con una experiencia de casi 25 años asistiendo al nacimiento de más de 5000 niños. No. Nunca le gustó Zamora. Anna ya lo intuía, que la médica era de esos: Los que llegan directos de la facultad y creen que se van a comer el mundo, a revolucionar la medicina; pero el primer día que se les muere un paciente, no saben como actuar, pierden la templanza y creen que el liderazgo en situaciones extremas está basado en el grito y las malas palabras.
Anna nunca olvidará la primera vez que se le murió un paciente. Fue la pequeña Silvia. De estar viva, ahora tendría 23 años. El parto fue complicado y tras horas de incertidumbre consiguieron sacarla adelante; pero al día siguiente, sufrió un infarto y no hubo nada que ellos pudieran hacer. Hora de la muerte: 06.32 de la mañana. Causa: anomalía congénita en las arterias coronarias. La pobrecita había nacido condenada.