Blacklands

Steven Lamb es un niño de doce años que vive en Shipcott en compañía de su madre, su abuela y su hermano pequeño Davey. Cada día, al terminar sus clases, el pequeño excava en el paraje de Exmoor con la esperanza de encontrar el cadáver de su tío Billy, asesinado dieciocho años atrás siendo solo un niño, presuntamente, a manos de Arnold Avery, un psicópata condenado a cadena perpetua por el abuso y asesinato de otros seis menores.

Con la esperanza de poner fin al dolor de su abuela, la cual pasa las horas muertas frente a la ventana esperando, en vano, el regreso de su hijo asesinado, Steven toma una peligrosa determinación: Cartearse con Arnold Avery, la única persona que puede desvelarle el paradero de su tío desaparecido. Así comienza a fraguarse una peligrosa y estrecha relación entre un niño desesperado y un asesino pedófilo.

“ESTIMADO SEÑOR AVERY: ESTOY BUSCANDO A WP, ¿ME PUEDE AYUDAR? ATENTAMENTE,
SL, BARNSTAPLE ROAD, 111, SHIPCOTT
SOMERSET”

Con esta inquietante premisa arranca Blacklands, el debut como novelista de Belinda Bauer, reputada guionista y periodista inglesa que, allá por el año 1998 obtuvo un Bafta, prestigioso galardón otorgado por la Academia Británica de las artes cinematográficas y la televisión, a la mejor guionista joven por The Locker Room.

Dicho debut literario, le hizo alzarse en el 2010 con el premio CWA Gold Dagger a la mejor novela criminal, concedido por vez primera a una escritora novel.

Tras esta primera incursión en el mundo de las letras, Bauer ha editado otros cuatro títulos: Darkside (Bantam, 2011), Finders Keepers (Bantam, 2012), Der Beschützer (Bantam, 2012) y Rubbernecker (Bantam, enero de 2013), los cuales, también, podrían enmarcarse dentro del género criminal.

Debido a mi más que grata experiencia con Blacklands, espero poder reseñar en un futuro, no sé si más o menos lejano, algunas de las novelas de esta talentosa dama, las cuales, espero estar lejos de equivocarme, se me antojan bastante prometedoras o, al menos, así lo acreditan algunas de las favorables críticas que circulan a través de diferentes webs y blogs literarios.

Blacklands explora los entresijos de la degradación humana mediante el planteamiento de una enrevesada trama cuyo leitmotiv principal gira en torno a una de las más viles transgresiones jamás concebidas: los abusos infligidos a menores.

Bauer consigue que nos adentremos en la complejidad de ésta temática introduciéndonos, en primera persona, en el marco gris de una humilde familia, marcada por la tragedia, cuyo día a día transcurre de forma anodina e insustancial.

El primer personaje que se nos presenta es Gloria Peters, abuela de dos nietos y, a su vez madre de dos hijos. Una mujer que, como he comentado anteriormente, vive aferrada a la vana esperanza de encontrar con vida a su hijo desaparecido hace dieciocho años. En su mente, es como si el tiempo jamás hubiese transcurrido e, impasible a cuanto la rodea, permanece sentada junto a la ventana, sumida en el mayor desconsuelo.

Lettie, hermana de Billy y, a su vez, madre de dos niños, quien sufre las consecuencias de la indiferencia de su propia progenitora, vive frustrada a causa de sus múltiples y fallidas relaciones con hombres y, por todo ello, se comporta de forma hostil y resentida con su hijo de doce años.

Rodeado de este nada halagüeño panorama, el joven Lamb comienza a reflexionar acerca del cambio que podría operarse en sus vidas si, de una vez por todas, lograse encontrar el cadáver de Billy. Steven cree ciegamente que, si eso llegase a suceder algún día, podría redimirse del cargo de conciencia que le supone contemplar el inacabable dolor de su abuela y, de igual manera, obtendría el reconocimiento de su madre, la cual, a través de sus actos, le demuestra de forma abierta y constante su falta de afecto.

Podemos sentir cada uno de los pensamientos del niño como si fuesen propios, tanto la mezcla de angustia y emoción que experimenta cuando excava en Exmoor, como su frustración cuando regresa a casa con las manos vacías. Frustración que degenerará en una malsana obsesión en pos de granjearse la confianza y el respeto del depravado Avery.

De igual modo, la autora nos introduce en la psique del asesino quien, tras largo tiempo aburrido en la prisión de Longmoor, comienza a emocionarse ante la incipiente llegada de las anónimas y breves misivas, a las cuales decide responder asaltado por una mezcla de curiosidad y expectación que consiguen evadirle del tedioso hastío de la vida diaria entre rejas.

La mente enferma de Avery nos hará partícipes de toda clase de turbadores recuerdos en lo concerniente a sus crímenes, asimismo nos revelará sus más soterradas obsesiones y, en igual medida, aquello que le provoca sensación de rechazo o miedo.

Las funestas consecuencias que habrán de devenir a raíz de la complicada relación Steven-Avery, anuncian un desenlace que, para algunos, puede resultar algo predecible pero que, a mi juicio, resulta altamente efectista y consigue mantener la atención completa del lector durante este último y denso tramo.

El lenguaje utilizado por la autora es muy sencillo, sin adornos ni florituras de ningún tipo, lo cual, lejos de molestar en modo alguno, le confiere a la novela un aire más desenfadado y la transforma en un producto de fácil y amena lectura.

El desarrollo no resulta tedioso o irregular en ningún punto, es más, incluso podría afirmarse que las páginas se prestan a ser devoradas una tras otra sin que apenas reparemos en ello. De forma que podría asegurar, con total rotundidad, que estamos ante uno de los títulos más altamente legibles que se hayan editado recientemente.

Tal vez el único fallo que puede achacársele es la precocidad y madurez en el pensamiento de Steven, lo cual tampoco resulta ser una traba importante a la hora de completar la lectura ni repercute de forma negativa en el planteamiento de la historia.

El resultado de todos estos factores en conjunto nos ofrece una obra altamente notable, entretenida y muy disfrutable que cumple a la perfección con las expectativas ofrecidas y resulta de total y absoluto disfrute para todo buen amante del Thriller.