Prey

La policía descubre los cuerpos despezados de una familia en una granja a las afueras de Amsterdam. Lizzy, una veterinario que trabaja en el parque zoológico, confirma sus sospechas: tiene que haber un león vagando libre por las calles. Y a juzgar por las heridas de las víctimas mutiladas, el león debe ser grande, fuerte y muy agresivo.
Aunque los ataques se prodigan, Lizza tiene problemas para convencer a las autoridades sobre el peligro, su declaración es recibida con incredulidad. Nadie ha visto al león, y no hay mucha evidencia de su existencia, pero todo cambia cuando el león accede a un tranvía lleno de gente. Es hora de buscar al mejor, un excéntrico cazador de leones, tullido en silla de ruedas, que vuela desde Inglaterra para detener a la bestia sedienta de sangre.

Dick Maas ya soltó a un psicópata por los canales de Amsterdam en la recomendable “Amsterdamned”; más tarde decidió soltar también a un San Nicolás del Infierno con predilección por la sangre infantil, hablamos de “Sint”; parece que el próximo octubre le tocará el turno de ser abierta a la jaula del rey de la selva, un león agresivo como pocos campará a sus anchas por la capital de los Paises Bajos poniendo en jaque a sus autoridades. El sello del venerable director holandés se deja ver ya en esta fase tan temprana de la promoción: tendencia al thriller sin escatimar en humor negro, siempre con la Venecia del norte de Europa como bonito telón de fondo y miembros de las fuerzas de la policía como protagonistas. No es que llevar animales salvajes a entornos urbanos, aumentando sus capacidades predatorias casi hasta límites sobrenaturales, sea algo novedoso, pero reconozcamos que “Prey”, “Prooi” en holandés, se postula como una de las cintas europeas de género más interesantes para el próximo Halloween.

Entre su elenco encontramos a un Marc Frost que desde “Faust” (2000) parecía perdido en los submundos televisivos. Le acompaña la bella Sophie van Winden dando la réplica como sacrificada veterinaria.