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El Legado del Diablo

Satán CGA

El Legado del Diablo

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3.5/5

“El Legado del Diablo” (“Evilspeak”) es una película de serie B que refleja con bastante fidelidad la afición que a principios de los ochentas, 1981, se desarrollaba por mezclar la figura del diablo, las computadoras y el cine de terror para adolescentes. A disposición de recursos bastantes holgados gracias a la inversión del empresario libanés Sylvio Tabet, que ya probó cierto éxito financiero con su mecenazgo de “El Señor de las Bestias”, el resultado final no es tan acartonado como podríamos esperar, encontrándonos con un surtido número de extras, detalles muy positivos en el apartado de efectos especiales y una dignidad inusual, en lo que a películas casposas refiere, alrededor de su diseño de producción. Siempre que, por favor, tengamos en cuenta el nivel de evolución de los ordenadores personales por aquel lejano 1981, antes incluso del nacimiento del famoso “ZX Sinclair Spectrum”. Recordad que un poco de mugre siempre alegra el corazón del aficionado irredento al terror.

Claro que esta patina de oro y derroche, más bien brillantina y papel couché, empalidece cuando analizamos un guión lleno de situaciones entre lo patético y lo directamente increíble. Si además añadimos las palabras positivas que sobre ella vertió el satanista Anton LaVey, famoso por su absoluta desconexión de lo que podríamos considerar buen cine, podemos imaginar que nos enfrentamos a una de esas cintas sobre el diablo de lo más barriobajera y surrealista.

La anterior afirmación es una realidad ineludible cuando abordamos su premisa de base: un cura renegado, Esteban, es exiliado de España y llevado junto a sus seguidores a la costa este norteamericana. Allí abandonado sigue con sacrificios, rituales y demás monsergas hasta que es condenado a muerte por la Inquisición. ¿Pero no estábamos en el nuevo continente? Ni que la Inquisición tuviese franquicias en medio planeta; además, ¿desterrar a un tipo que lo primero que hace al llegar a la playa de su nuevo hogar es decapitar a una de sus despelotadas siervas? De nuevo el gobierno demostrando su mala gestión de los presupuestos públicos.
Por si esto fuera poco, muchos años después nos hallamos en una academia militar, datada de 1580. Una nueva pirueta histórica cuando la institución similar más antigua de Estados Unidos data de 1811, ¡pero esto es cine de terror fantástico, colegas! Además, sus instalaciones están construidas sobre las ruinas de la antigua capilla impía donde Esteban hacía de las suyas. Allí el actual párroco, pues la capilla ha sido reconstruida casi en aparente tributo al satanista, cuenta sin pudor la leyenda del regreso de Esteban como si tal cosa. ¡Qué va a volver ya lo sabemos desde que alquilamos la película!
Mientras, conocemos a Stanley Coopersmith: joven cadete puteado de mil maneras para que no juegue al balompié debido a su inutilidad manifiesta, teniendo como único apoyo a otro estudiante de color que no pinta nada absolutamente en el desarrollo de la trama. Castigado básicamente por ser más feo que un cacahuete revenido, se dedica a limpiar los trastos del sótano de la capilla, dominios de un borracho malhumorado dado a la violación de muchachitos.
No hará falta mucho tiempo para que Stanley encuentre un tomo donde Esteban detalla cómo será su vuelta al mundo de los vivos y los ingredientes necesarios para dicha tarea. Unida a estos hallazgos, disfrutamos extasiados de la afición de nuestro protagonista por los computadores, incluso su intento de programación de una “catapulta”. Sí, no me preguntéis mucho como hemos llegado a este punto, a esta fusión de ideas absurdas, porque sus primeros quince minutos son tan nocivos como la ingesta de un percebe untado en LSD.
Con semejantes ingredientes es normal que el medio de invocación de Esteban termine siendo el propio ordenador de Stanley, con toda esa vistosidad CGA que resulta entrañable y marca el tremendo avance tecnológico de la humanidad en menos de cuarenta años. El pobre cadete intenta resistirse a la tentación que ejerce la venganza – y los constantes cánticos satánicos que surgen de su cabeza, parte incidental de la banda sonora que resulta imposible no tomarse a pitorreo –, pero termina sucumbiendo a la ira cuando sus superiores lo desprecian, una maestra le roba su querido grimorio, los compañeros sigues acosándole, matan al cachorrito que había adoptado, intentan violarlo… vamos, que hasta el propio Santo Tomás hubiese pulsado el botón rojo.
Así finalmente Stanley entrega su alma al Señor Oscuro y obtiene su venganza, previa carga del programa adecuado en su IBM del pleistoceno, espada en ristre y ayudado por unos cerdos negros con un especial gusto por la carne humana. Con un breve texto informativo sabemos que el muchacho ha sido tomado por loco y que la masacre pasará a los anales de la historia militar como otro de esos sucesos inexplicables que ponen palote a Fox Mulder.

La verdad que al tal Stanley apetece abofetearle durante toda la película, no es que la gentuza que le rodea sea especialmente simpática, más bien tirando a una sordidez que empaña el buen humor de cualquier película casposa que se precie, pero Clint Howard, su intérprete, lo clava como ser pusilánime y casi deficiente. El hermano del famoso Ron Howard termina siendo lo mejor de esta obra, rodadas de forma caótica en honor a su luciferino patrocinador. Como curiosidad apuntar que en un principio el guión no tenía referencia alguna a ningún ordenador. Se trata de un añadido a posteriori con tal de satisfacer esa nueva fiebre, algo pionero si entendemos que hablamos de un proyecto anterior a “Tron”, “La mujer explosiva” o “Juegos de Guerra”. De hecho esa fue la razón del título final original que conoció el largometraje, a punto de ser titulado como “The Foundling”.
Como decía, Clint lo borda con una naturalidad jodidamente sospechosa, una pena que este actor quedase posteriormente relegado a eterno secundario, obvio con semejantes facciones, en infinidad de películas de género: “Garrapatas”, “Ritos Satánicos”, “Tango y Cash”, “El Aparecido”… * sólo destacando como protagonista de la entrañable *“El Vendedor de Helados”, otra serie Z paupérrima y noventera, de la que espero hablar más temprano que tarde.

Siguiendo la lista de pilares fundamentales de “El Legado del Diablo” hallamos un gore abundante – dentro de las limitaciones de la época – y una morbosidad patente en todo lo que refiere al tratamiento del satanismos, expuesto con un estilo amoral que llevó a la cinta directamente a la famosa lista de “video nasties” que la censura se inventó en el Reino Unido. Vista con la distancia del tiempo uno no entiende semejante postura, ni siquiera la dichosa lista. Vemos algunos desnudos, mucho rollo demoniaco de cartón y piedra y algunas escenas ligeramente escabrosas. Quizás no le ayudase esa fotografía sucia y oscura que envilecía todavía más las truculencias en pantalla. Por cierto, esta textura pringosa de la cinta también resulta un impedimento a la hora de disfrutar la película, pues por mucha restauración a la que haya sido sometida, asistimos a escenas muy confusas debido a la escasa iluminación de antorchas y velas por ahí desperdigadas. ¡Vaya “dungeon” tienen montados los militares!

Lo que perdemos en claridad lo ganamos en atmósfera: porque con tanto cántico regado de ”satanicus”, un personaje protagonista retorcido y papanatas, y esos decorados sudados se termina por favorecer una masacre final de lo más divertida, reflejo barato del éxito que hacía bien poco disfrutase De Palma con “Carrie”. Especialmente interesante es el rimo tan acelerado al que se ve obligada la película por la acumulación de tonterías dentro de su guión, lo que nunca consigue disimular el expolio de la historia de King. Pero Eric Weston, director del invento y con una carrera poco brillante, está lejos de un estilismo tan personal como el del director maldito. Weston se dedica a rodar de una forma entre tosca y directa que afecta a la seriedad de su propuesta. ¿Cómo no reírnos cuando unos cerdos – la obsesión “masónica” del guión – devoran a una bella profesora mientras se ducha? Tan atropellada resulta la escena que el morbo se transforma en mofa. Lo que no quita para que “El Legado del Diablo” sea un entretenimiento como la copa de un pino, merece la pena soportar cierto tedio hasta sus últimos diez minutos: matanza que traerá solaz a vuestro espíritu macabro y cruel, ¡sé que lo tenéis y tarde o temprano caeréis entre las garras de Lucifer!

Sin más, espero que 2016 haya sido un buen año para todos vosotros. Un servidor se ha dejado la piel en Almas Oscuras para traeros más de doscientas entradas – entre noticias, películas y gilipolleces varias – con tal de haceros pasar un buen rato, comentéis o no. Este 2017 supongo que la cosa será sustancialmente distinta, pues otros proyectos personales, así como el trabajo y el fornicio, me tendrán ocupado en siniestros menesteres. Mi mayores alegrías han sido poder editar una obra tan interesante y exitosa como “Los Extraños Casos de Charlie Reigns”, y poder acercaros el cine de género de la manera más personal y desenfadada a mi alcance.
¿Hemos tenido una buena cosecha? Probablemente superior a la media en lo que llevamos de década, pero sigo echando de menos más serie B, concretamente terror sobrenatural, con personalidad y valores de producción un peldaño por encima de lo tercermundista. Precisamente como “El Legado del Diablo”, un broche de oro para terminar el año.

Con todo mi cariño, pequeños gules y vampiras, ¡qué os sodomice un mono sifilítico! ¡Feliz 2017!

Lo mejor: La sangrienta compilación final.

Lo peor: La programación no está depurada.


Vuestros comentarios

1. 31 div 2016, 17:25 | José

¡¡¡Feliz 2017!!! Espero que esos proyectos personales vayan estupendamente y que a pesar de ello, sigas regalándonos críticas como éstas.

2. 31 div 2016, 18:47 | Mayka

Feliz 2017 y gracias por el currazo en todos tus textos. Aunque no sean 200 esperamos seguir leyéndote por aquí

3. 31 div 2016, 20:13 | Skalope

Feliz 2017 Bob, eres el puto mejor!. Muchísima suerte con tus nuevos proyectos.

4. 01 ene 2017, 00:40 | Elchinodepelocrespo

Pues enhorabuena por el curro que te has dado. Debes tener el récord Guinness de reseñas. Suerte con tus proyectos. Espero seguir leyéndote por aquí.

5. 01 ene 2017, 03:36 | MASP

¡¡Feliz 2017!!
Que podamos celebrarlo todos juntos retozando en el fango de los filmes más infames del género.
Mítica la de “El Vendedor de Helados” pero es que Clint Howard tiene un físico tan acollejable que lo clava haciendo de nerd vengativo.

6. 01 ene 2017, 15:15 | Bob Rock

MASP.- Gracias MASP, sí, Clint nació para ese tipo de papeles!!

Elchinodepelocrespo.- Gracias, soy bastante sarcástico con respecto a los records y los premios. Me seguirás leyendo pero no tanto.

Skalope.- Gracias, ¡me sonrojas, tío! Bueno, sólo apuntaba a cierto cambio de paradigma. Además las paradas técnicas siempre se realizan para coger fuerzas y mejorar la maquinaría.

Mayka.- Gracias, igualmente. Seguiremos a otro ritmo, así descanso un poco y no me repito!!

José.- Gracias, El Legado del Diablo es un tipo de película que me hace disfrutar mucho, espero poder recuperar más películas por el estilo.

Un abracete!

7. 01 ene 2017, 19:52 | Josef Méndez

Hombre ,clasicón ochentero ,me encanta esta película el final es puro espectáculo y lo de los cerdos me recuerda a la mítica novela de Hogdson :)

8. 01 ene 2017, 20:45 | Vael

Feliz año Bob! Mucha suerte con tus nuevos proyectos! Y feliz año tambien para todos los demas! Ojala nos llegue un año bien cargado de buenas pelis :D

9. 02 ene 2017, 15:39 | paulcrosnier

Bueno tendré que buscarla para verla, y Feliz año para todos.

10. 06 ene 2017, 19:43 | Mountain

Feliz año a todos, que el 2017 os traiga muchas alegrías.

Gracias Bob, y demás Almas Oscuras, por hacernos disfrutar en estas jugosas páginas llenas de terrores, sois la hostia!

11. 21 feb 2017, 17:57 | Carlos

“Un joven cadete resucita con un ordenando…”

Dio! Media pila loco.

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