Retornados
No son zombis... pero tampoco humanos
- Título original: The Returned
- Nacionalidad: España | Año: 2013
- Director: Manuel Carballo
- Guión: Hatem Khraiche
- Intérpretes: Emily Hampshire, Kris Holden-Ried, Shawn Doyle
- Argumento: La humanidad convive con los “Retornados”, gente de apariencia normal que ha sido infectada por un virus devastador. Sólo la inyección diaria de una Proteína evita que se transformen en zombis.
DIVERSIÓN: | |
TERROR: | |
ORIGINALIDAD: | |
GORE: |
- 3.5/5
Por aquél entonces contaba yo a la sazón veintiún años y desde entonces han transcurrido casi otros tantos. ¡Jesús, cómo pasa el tiempo! El caso es que paseaba una bonita tarde estival por la una de las avenidas comerciales de mi ciudad natal cuando observé a un chico y una chica ataviados con sendas camisetas blancas con un extraño y enorme lazo carmesí estampado en las mismas, recolectando firmas entre los transeúntes. Pensé al instante que no eran más que otro par de soñadores altruistas en busca de la enésima causa perdida. Un servidor suele huir de este tipo de loables iniciativas pues considero muy hipócrita por mi parte eso de plasmar una firma para simplemente tranquilizar mi conciencia y acostarme por la noche creyendo haber realizado la buena acción del día. Porque desde aquí os digo que la tan aclamada “Iniciativa Legislativa Popular” que requiere nada menos que medio millón de firmas para presentar una Propuesta De Ley ante el Parlamento, se queda siempre en un mero acto simbólico en este país cainita llamado España donde o cortas el tráfico de una autopista quemando neumáticos y montando barricadas o no te escucha ni Dios. Y luego claro, que somos todos unos vándalos y unos “antisistema”.
Pues bien, por mucho que intenté evadirme, cometí el “error” de realizar “contacto visual” con la chica y descubrí en ella una mirada de infinita tristeza rebelde que captó de inmediato toda mi atención. Poseía además una efímera hermosura, con una belleza propia de las flores de temporada en proceso de marchita evanescencia. Me explicó que la iniciativa consistía en hacer llegar al mundo medicamentos para combatir una terrible e incurable enfermedad que ella también padecía y que estaba diezmando a la población. Tras otorgarle mi más sincero apoyo, me ocurrió lo que considero es lo más terrible y tierno que me ha sucedido nunca. Justo cuando iba a proseguir mi camino, me detuvo con una de sus delicadas manos, quizá porque vio algo en mí que sólo personas como ella eran capaces de observar, y tras dejar su carpeta en el suelo en mitad de la céntrica calle me preguntó si podía pedirme un favor. Ignorando a qué podía referirse le respondí cortesmente que no faltaba más. Y fue entonces cuando ella con un tono de voz algo temeroso me confesó: “Me gustaría poder darte un abrazo”. Tras el shock inicial, acerté a balbucear apenas un “desde luego” y os juro por lo más sagrado que en ese momento la quise, notando su frágil cuerpo contra el mío y la calidez de su aliento en mi hombro. En ese instante tan infinito que duró más que un relámpago, amé con toda mi alma a esa completa desconocida.
Lo mejor: Su atípica y cruda visión socio política del zombi como víctima y no como verdugo.
Lo peor: Que pocos sabrán degustar su aguda segunda lectura ácida y su analogía crítica sanitaria.