De naturaleza violenta

Por fin aterriza en los cines de España una de las cintas que más ruido ha suscitado en festivales: De naturaleza violenta. Un slasher que ha decidido salirse de la senda y de los clichés visuales de este subgénero para adentrarse por caminos más indómitos, muy cercanos a los del cine de autor. Aunque el resultado se le puede atragantar a más de uno, lo cierto es que la cinta es de una osadía que merece nuestro aplauso y una reseña.

Un amuleto colocado en una barra metálica impide al cuerpo y al espíritu de un despiadado asesino volver a la vida. Para desgracia de los campistas de turno, ninguno de ellos sabe del poder de este colgante y uno de ellos decide llevárselo, desencadenando una oleada de muerte que puede arrastrarlos a todos.

Rodada en un formato 4/3 que nos remite al cine serie B de los 70 y 80, De naturaleza violenta desprecia al grupo de jóvenes que serán las víctimas de este asesino. En las secuencias iniciales ni siquiera estarán en el campo de visión de la cámara, que se colocará en gran parte del metraje a un par de metros de nuestro ejecutor, obsequiándonos con larguísimos y silenciosos planos del ser deambulando por el bosque. También despreciará los diálogos que construyen a los personajes en estos formatos; aunque, siendo sinceros, dada la cantidad de tópicos y frases vacías de estas cintas, cualquier espectador puede imaginar los mimbres que conforman esos cestos. Tal vez por estos largos planos secuencia, por el protagonismo del bosque o por lo fronterizo de su resultado, la cinta me recordó a la marciana y fascinante (pero difícil de ver) cinta iraní Fish & Cat, un slasher tan en el filo de esta etiqueta que se convierte en una propuesta totalmente singular.

Para tranquilidad de los aficionados al slasher, esta singularidad formal mantiene, en cualquier caso, los pilares básicos que sustentan cintas como Viernes 13, La quema, Campamento sangriento o Halloween; me refiero a una potente iconografía del asesino, un lore que lo transforme en una amenazante leyenda, un antagonista que ya ha batallado anteriormente con el ser, una final girl y un buen ramillete de muertes que, desde ya os digo, alcanzan cotas de brutalidad asombrosas. Tendremos, por ejemplo, una preciosa secuencia donde se nos detalla el origen de este asesino mediante una concatenación de travellings circulares en torno a la hoguera de un campamento. Otro momento donde contemplaremos de fondo una conversación entre varios de los chavales con un adulto que ya se había enfrentado con el ser; es decir, se nos irá dejando un rastro de puntos para que, uniéndolos, imaginemos una constelación.

De naturaleza violenta supone, por su osada forma de plantearse, un reto para espectadores impacientes. Su director y guionista, Chris Nash, prefiere aburrir a dejar indiferente; no rechaza ni los planos largos ni concluir de una forma totalmente anticlímax, compensando nuestra paciencia con algunos crímenes tan empapados de sangre y gore que alguno parece salido de una fatality de Mortal Kombat. Tras dos muertes algo templadas, Nash saca, y de qué forma, la artillería pesada.

Esta sequía de diálogosjunto a una abundancia de escenas en plano general (a veces al filo del plano panorámico) da como resultado que la película no destaque por sus actuaciones. Al menos hasta su estrambótica conclusión, donde los más mitómanos encontramos a Lauren-Marie Taylor, actriz que interpretó a una de las víctimas de Jason en Viernes 13 parte II.

Aunque De naturaleza violenta es una propuesta arriesgada que puede aburrir a más de uno, creo que su visionado en cines es una visita incuestionable si te gusta el cine de género. En casa, puede que sucumbas a la tentación de pasar rápido alguno de sus pasajes, perdiéndote el juego de ritmos tan sutil que plantea su director. Termino rompiendo una lanza a favor de su final, que a más de uno os dejará ojiplático, pero que plantea una interesante reflexión.