Why don't you play in hell?
Endiablada. La mejor película de este 2013

- Título original: Jigoku de naze warui?
- Nacionalidad: Japón | Año: 2013
- Director: Sion Sono
- Guión: Sion Sono
- Intérpretes: Hiroki Hasegawa, Gen Hoshino, A. Kitamura
- Argumento: Un grupo de aficionados cineastas le pidieron a sus Dioses hacer una película igual de endemoniada que el infierno. 10 años después los Dioses les han contestado.
DIVERSIÓN: | |
TERROR: | |
ORIGINALIDAD: | |
GORE: |
- 5/5

No es ningún secreto que siento profunda admiración - adoración incluso – por el que, para mí, es el mejor director nipón de los últimos años. Sí, efectivamente hablo de Mr. Sono. Así que no es de extrañar que, como ocurriese el año pasado – en el que coroné a Guilty of romance como mejor película – , Sono haya vuelto a conquistarme del mismo modo que lo logra siempre y se haya llevado, nuevamente, el triunfo.
Why don’t you play in hell? es uno de los mejores ejercicios fílmicos jamás llevados a cabo por el cine nipón. Es perfecta. Una explosión adrenalítica de amor por el cine veraz. Repleta de hemoglobínicas batallas. El sueño de cualquier director. Una crítica/homenaje al cine japonés hecha con tal maestría que no pude evitar sentirme culpable por haber puesto en tela de juicio ese merecidísimo y más que justificado premio que la emcumbró como la mejor película del Midnight Madness del Tiff 2013. Con Why don’t you play in hell? Sono vuelve a recuperar esa vena oscura y enfermiza que había abandonado desde que optase por orientar su carrera hacía el melodrama, tras dar por concluida la llamada “trilogía del odio”. Pero como transgresor y fanático de lo sanguinolento que es (y que nunca ha dejado de ser), no sorprende que, de repente, surgiese Why don’t you play in hell? de la nada. Y que mejor tema central para el regreso del maestro que “el cine japonés de acción”. Personalmente tan solo me queda aplaudirle, porque no solo acierta en cada uno de los golpes cómicos que atesora la película, sino que la ridícula y fantoche plasmación del género que homenajea – un cine rematadamente tonto – , convierte, paradójicamente, a Why don’t you play in hell?, en una obra maestra de aquel cine descerebrado al que alude: aquellas viejas películas de yakuzas, de venganzas y tramas rebuscadas e incluso irrisorias en los que las katanas, las artes marciales y la sangre a borbotones eran los verdaderos protagonistas.
Lo mejor: TODO.
Lo peor: que su ritmo solo la haga especial para unos pocos agraciados.