Posesión Infernal (1981)

Muchas gracias a nuestro amigo Nicolás Vera, de Colombia, por enviarnos unas fotografías de Evil Dead en alta resolución.

Aprovechando el remake que se estrenó hace unos meses en nuestro país, vamos a revisionar el original Evil Dead (Posesión Infernal) de Sam Raimi.

Evil Dead llegó en los prolíficos años 80 a los cines de todo el mundo. Era una época en que las películas de terror se hacían como salchichas. Estaba de moda el gore violento, las películas de zombis italianas, los slashers americanos y las incursiones patrias hacia el género. Entre tantas películas de terror que se producían al año era normal tragarnos bazofia tras bazofia y, de vez en cuando, encontrar alguna joya de la corona. Los videoclubs se frotaban las manos con las películas de terror, que eran de las más solicitadas entre su oferta e incluso tenían su propio apartado en las estanterías. En los cines había mucha libertad desde el punto de vista de la distribución y la gente acudía con entusiasmo a las maratones de cine de terror de los viernes noche, donde te ponían tres o cuatro películas sin interrupción. Algo así como un mini-festival de Sitges. Eran otros tiempos, y en ellos el cine de terror tenía una audiencia muy definida. Era normal ver una cola de media hora o más para ver la última entrega de Viernes 13 o incluso una serie B italiana.

Hace apenas unas semanas que fui a ver el remake de Evil Dead y en la sala éramos seis personas. Los tiempos han cambiado mucho y el cine de terror en las salas cinematográficas está prácticamente muerto. Los videoclubs están en desuso y las películas de terror llegan en cuentagotas… las que llegan, que muchas ni siquiera lo hacen. Internet se ha apoderado de la parcela dejada por cines y videoclubs que, a medida que los tiempos fructíferos han cambiado a peor, han abandonado aquel que en su día fue un género en auge. Ahora se acude a la importación, a la compra internauta para buscar esos títulos que no nos llegan, y a esas otras prácticas de las que no es menester hablar ni aquí, ni ahora.

Me resulta penoso leer entre algunos - demasiados tal vez – de los de la vieja escuela, lanzar ahora pestes y tirar, como si de una colilla se tratase, esos clásicos o esa caspa de serie B con las que tanto disfrutaron de chicos. Me entristece verles afirman que son películas a las que el tiempo no ha perdonado y, vistas hoy en día, son una basura; aunque de crios las aplaudiesen con fervor y despertaran su admiración. He leído cosas así, y creo que tengo el derecho y la obligación de llamarles falsos y desertores. Es cierto que este estilo de películas, especialmente las más baratas de presupuesto, se resienten si las comparas con el cine que se practica en la actualidad, con sus CGI por computadora, sus holgados presupuestos para efectos especiales, y una tecnología de lo más avanzada para hacernos ver monstruos o asesinos pasados por el rasero de los modernos programas informáticos, el uso de la pantalla verde o las cada vez más empleadas 3D. Atrás quedan los efectos artesanos, el uso de marionetas, los cubos de sangre falsa y la gomaespuma. Ya no sirven, ya no son llamativos, están en desuso, y solo un tío con las narices de Quentin Tarantino, gracias a su amor por esas pelis ochenteras, es capaz de volver a poner al día esa forma de hacer cine, como ha sucedido en su magistral Django Unchained, donde se disparan con balas de fogueo y no con efectos de metralla por computadora que muchas veces cantan opera.

Llegados a este punto y tras compartir con vosotros algunas de mis inquietudes sobre la evolución del género de terror desde los años 80 hasta el día de hoy, me planteo una pregunta muy clara: ¿Cómo es posible que Posesión Infernal (1981), una película hecha con un presupuesto prácticamente amateur, tuviera el éxito que tuvo hasta alcanzar el estatus de cult-movie; y sin embargo el remake de 2013, con mayor presupuesto de largo, mejores efectos especiales y en conjunto más medios para mejorar la supuesta antigualla de los ochenta… salga tan mal parada si la comparamos con la obra original? Porque yo lo tengo muy claro, la Posesión Infernal original se ríe en la cara de su remake, y en la cara del propio Raimi, que parece haber perdido el poderío de antaño en pos del convencionalismo de hoy en día. Que sí, que los efectos especiales del remake son mejores, incluso más bestias, más explícitos, y los de la película original son míseros, con plastidecores y con caretas de cartón pintadas. Pero la atmósfera de una y otra son incomparables. Los travellings que ejecutaba Raimi por aquel entonces para plasmar el avance por el bosque del demonio son mejores que el tíovivo mostrado en el remake. Las escenas de Posesión Infernal (1981), con todo lo pobres que puedan parecer, tienen una ambientación más terrorífica. El humor negro es mejor, y no digamos ya las interpretaciones, todas por encima de las del actual remake. Una de las razones por las que los remakes casi nunca superan a los originales es la incapacidad de mejorar algo que difícilmente se puede mejorar. El remake es el diablo del cine del siglo XXI. Por lo general no se llevan a cabo remakes de películas malas, sino que se buscan los clásicos o las películas de terror que antaño gozaron de cierto éxito. El objetivo siempre debería ser el mismo: superar al original; pero no se consigue casi nunca, y el remake de Posesión Infernal no sería una excepción. No me quejo, y de hecho he comentado que el remake es muy aceptable; pero comparado con la película original queda muy deslucido, a pesar de que en el tema de la violencia y la sangre gane por goleada…, pero eso no basta.

Posesión Infernal salió de la mente de Sam Raimi y Robert Taper, que en 1979 fundaron Reinassance Pictures. Evil Dead sería su primer film, aunque antes ya habían filmado el corto Whitin The Woods, de cuya trama salió gran parte de las ideas que se usarían en Posesión Infernal. La película, rodada con un presupuesto de apenas 375.000 dólares, se filmó en el bosque Morristow (Tennessee), para los exteriores; y en una cabaña como único interior de la película. “Cinco estudiantes universitarios van a pasar el fin de semana en una cabaña en el bosque. Los jóvenes comienzan a experimentar extraños sucesos, causados por la presencia del denominado libro de los muertos, el Necronomicon, que encuentran dentro de la cabaña. Encuentran una grabadora dentro que recita las partes del libro, que leídas despiertan a los espíritus del bosque que poseerán a las víctimas.“

Este es el hilo argumental de Posesión Infernal, simple, conciso, un guión facilón en primera instancia; y con ese guion demuestran que se puede hacer una película inolvidable y un clásico del terror de todos los tiempos. Una idea tan básica como poner en un rail una cámara y rodar hacia adelante o hacia atrás con una rapidez endiablada, consigue que creamos que algo misterioso e inhumano avanza implacable a gran velocidad a través del bosque. Así de simple y así de eficaz. Apoyados por unas actuaciones muy convincentes - especialmente apoteósica la labor de Bruce Campbell – tenemos como resultado final una película que entusiasmó y maravilló en su día con apenas nada.

Un uso acertadísimo de los efectos sonoros, la fotografía, la música y el attrezzo significaron un plus extra para la gran ambientación de la película. Los movimientos de cámara de Sam Raimi (no solo railes), los contrapicados y primeros planos en detalles como el reloj que se para de repente o las caras asustadas de los protagonistas, o las verticales a través de la trampilla para mostrar el rostro de la persona poseída realzando un maquillaje simplón de cartón y pinturas; son elementos que van sumando y cuyo resulado final es una película simplemente espectacular. Ni siquiera necesita de mucho gore para impactar. De hecho no es una película muy gore.

El final, con uso de la técnica stop motion con plastilinas, queda logradísimo y logra un “ending” magistral en esa desintegración del orígen demoníaco. Recapitulando y sumando, todo el conjunto de Posesión Infernal conforma una magistral película de visión obligada para aquellos directores noveles que deseen realizar una película de terror barata pero espectacular. Este es el mejor espejo que existe para mirarse en él.

Por todo lo mencionado, prácticamente hablamos de una obra maestra que no llega a serlo por muy poco. Por algún error tonto de montaje y algún desliz en pantalla que solo verán los muy observadores o los que han leído mucho material sobre la película. Defectos que le restan ese medio puntito de lo que sería el súmun de las pelis de terror.

El éxito de Posesión Infernal fue tal que muy pronto llegaron un par de secuelas de un nivel, a mi entender, muy bajo si las comparamos con la obra original; aunque entrar en profundidad en ellas sería objeto de otro artículo… tal vez en un futuro se dé el caso.

Con una duración estándar de apenas 85 minutos, Evil Dead triunfó en varios países, aunque en algunos otros fue censurada debido a su nivel de violencia. Supongo que esos mismos países no estrenarán tampoco el remake debido a que es muchísimo más violento…, o sino menuda incongruencia sería.

Y como no podía ser de otra manera, ahora voy a comentar algunas de las escenitas más violentas de la película y así le damos un repaso, con los consabidos SPOILERS: Posesión Infernal a mi parecer no es una película excesivamente cruenta ni desmedida en sanguinolencia, pero tiene algunas escenas que sí son realmente fuertes. La escena de cuando pinchan y atraviesan con un lápiz el tobillo de uno de los protagonistas es de las más osadas y brutotas de la peli. Tenemos otra en la que meten un dedo en cada ojo de uno de los poseídos y aunque el efecto es más colorido que sangriento, es una escena también acongojante. La escena final en stop motion con el libro y los poseídos es, para mi gusto, una delicia y una escena mítica en los anales de las mejores películas de terror. La película la he visto muchas veces y siempre me fascina ese final. A saber qué hubieran hecho con más presupuesto en aquella época.

A pesar de haber señalado, al inicio de la reseña, algunas de las diferencias entre el original y el remake, no voy a profundizar en éste último puesto que la reseña ya ha sido publicada, y de forma exquisita y eficaz, por Joan Lafulla; pero sí me gustaría destacar una cosa de la película de Fede Álvarez, y no es otra que el uso de los efectos especiales. A pesar de que considero el remake de Posesión Infernal una obra muy inferior a la película de Raimi, lo cierto es que son los efectos especiales los que logran salvar, en cierto modo, la película de Álvarez. Y es que la violencia exhibida en el remake es demoledora. Efectos especiales a tutiplén, brutales y excepcionalmente realizados. Qué rabia da que el malísimo guión de Diablo Cody y un casting muy desacertado den al traste con la impecable realización de Fede Álvarez. De haber contado con un mejor guión y unos actores más metidos en el papel, tal vez, y solo tal vez, hablaríamos de un remake a la altura del original; algo que no logra por los dos motivos mencionados.

Posesión Infernal, año 1981, película de culto, película magistral e intemporal y una lección de cómo hacer cine con un presupuesto escaso. Sam Raimi tuvo la mejor idea de su vida. Nunca más ha vuelto a hacer una película tan redonda. Aunque en ocasiones ha dejado perlas de su talento, siempre ha situado su trabajo por debajo de aquella pequeña obra estudiantil hecha entre amiguetes y que entre todos decidieron ponerle el nombre de Evil Dead. Lo que sucedió después es parte de la historia y antología del cine de terror mundial.