Cuando acecha la maldad

Me confesó Demian Rugna, en una entrevista durante el festival de Sitges, que una de sus secuencias favoritas de la historia del cine es de la película "Viernes 13 III", aquella que se filmó para verse con gafas 3D. En la secuencia en cuestión, Jason aplastaba la cabeza de una de sus víctimas con tal fuerza que sus ojos salían disparados hacia el público. Comentaba que, pese a la baja calidad de la cinta, la película tenía la nobleza de dar al espectador lo que venía a ver. Esa respuesta me motivó a preguntarle cuál era su límite a la hora de filmar la violencia y su contestación fue cristalina: “Mi límite a la hora de rodar violencia responderá solamente a motivos presupuestarios o al miedo de las productoras; es por eso que me cuesta tanto encontrar financiación para mis proyectos: porque un estudio grande quiere rentabilizar al máximo su inversión, llenar las salas de cine y las imágenes extremas son un riesgo que no quieren asumir.”

Esta conversación viene a cuento porque el flamante director de la mejor película del Festival de cine de Sitges de este año, ha rodado en “Cuando acecha la maldad” algunas de las imágenes más perturbadoras no solo de la edición sino del cine de horror reciente. Me refiero a perturbadoras no por su gore, que es subido pero tampoco nada insoportable, sino por lo sorprendente de sus víctimas y lo abrupto de esos instantes. Aunque personalmente creo que este nuevo trabajo está un paso por debajo de la magnífica “Aterrados”, creo que el ímpetu y su valentía en la construcción de las escenas en este film le hacen merecedor del galardón y le confirma como nuevo maestro del terror de esta década (veremos cuántos más llegarán).

“Cuando acecha la maldad” es una película que contiene infinidad de aciertos; El primero de todos es meter de lleno y sin aviso al espectador en un mundo de reglas propias, en el que las posesiones son algo común y sumamente infeccioso, algo así como un virus pandémico. Aquellas personas que están poseídas se denominan embichados (término rural que se emplea para las piezas de ganado que muestran parásitos en heridas) y han de ser tratados con mucho cuidado para que su mal no salga del cuerpo y se extienda a sujetos cercanos. Precisamente un “embichado” en avanzado estado de degeneración es descubierto por dos hermanos. Estos, junto a otros granjeros, no saben qué hacer con el cuerpo que, como una pústula llena de pus, amenaza con reventar en cualquier momento y esparcir su influencia. Deciden, de manera precipitada, alejar al sujeto al máximo de su pequeña comarca, pero las cosas no van a salir como esperaban y el mal se extenderá por el pueblo con funestas consecuencias.

En sus primeros 45 minutos “Cuando acecha la maldad” contiene un pulso narrativo y una tensión brillante. Te zarandea y te transmite algo muy difícil: la sensación de estar viendo algo claramente influido por cintas como "Posesión infernal", el horror extremo francés, "Vampiros" de Carpenter o "The road", pero al mismo tiempo tener la impresión de estar presenciando un giro nuevo y fresco en el cine de horror.

Además de una trama inquietante, el argentino nos engancha con una violencia despiadada que no entiende de edades ni sexos. Yo había visto la cinta previa al festival por un enlace privado, pero no quise perderme el primer pase en sala para ver la reacción del público a dos de sus secuencias. Como me había pasado a mí, el escalofrío y el asombro ante la osadía de Rugna sobrecogió a la platea previo a que ésta estallara en un enorme aplauso, (práctica un poco descerebrada en Sitges cuando una escena se pasa de violenta).

En “Aterrados”, se criticó al director argentino por ser parco en explicaciones, un supuesto fallo que ha generado, para mi gusto, otro en este nuevo título. Rugna, tras esos 45 minutos que funcionan con la precisión y el ritmo de un metrónomo, mete el freno en la segunda mitad y empieza a dar al público respuestas cuando este había aceptado que no las iba a recibir. Uno de los hermanos se saca de la manga una amiga que tiene la solución a todas las dudas. Como el vendedor de Gizmo en "Gremlins" explicando las normas básicas para criar a la mascota, esta buena mujer nos cuenta por qué no hay que usar armas de fuego, que la luz eléctrica atrae el mal o otra serie de instrucciones básicas para manejar a los embichados. Son obviedades para un guion que hasta ese momento se movía con elegante osadía.

También, tras unos 45 minutos donde el caos es más que palpable y los diálogos y el montaje se atropellan, al más puro estilo de los hermanos Safdie, sin darnos respiro a hacernos una composición de lugar, la segunda mitad tiene un ritmo tan relajado que a veces nos deja ver las contradicciones del guion, que muchas veces son refrendadas por acciones de los personajes poco o nada coherentes. Por suerte, antes de que todo el andamiaje se venga abajo, Demián saca de nuevo músculo; en el lugar del frenesí inicial  empieza un desfile de imágenes macabras en los que muchos creyeron ver la influencia de Chicho Ibáñez Serrador.

Otra de las posibles pegas de la película fue la ausencia de subtítulos al castellano. Pese a que en apariencia Argentina y España compartimos lengua, el acento rural es tan cerrado y las expresiones tan diferentes que medio cine nos pasamos leyendo los subtítulos en inglés de la copia, pero aquellos que no controlaban ese idioma terminaron desistiendo de la experiencia.

Destacar la buena actuación de Ezequiel Rodríguez en un papel muy físico y que apenas le da tregua, y en general, el buen trabajo del elenco.

Demián Rugna es un amigo de esta web. Nos confió su primera película, "The Last Getaway", siendo uno de los pocos medios de la península que en su momento dieron cuenta de ella. Su cinta "Aterrados" es un film sensacional que ya nos dejaba ver un gran talento para el cine de género. Así que nada nos alegra más que su galardón, que esperamos le abra la puerta a proyectos más grandes. Ya ha retomado el remake de Aterrados made in USA. Pese a mis críticas respecto a este nuevo trabajo, tengo que decir que los aspectos positivos son tan sumamente acertados que compensan las bajadas de interés y los agujeros en su guion. Cuando acecha la maldad es todo un bombazo en un año donde el terror apenas se ha atrevido a acojonarnos.

La distribuidora española La aventura tiene intención de estenar la película el próximo 19 de enero.