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Hasta la Muerte

Hard Rock Fausto

Hasta la Muerte

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2.5/5

Martin es un “looser” que aspira a convertirse en una gran estrella de rock, pero tras todos los intentos y llevar una vida miserable como pizzero sólo le queda realizar un pacto con el diablo y convertirse en el gran Angel Martin (¡ouh yeah!). Por supuesto las cosas no pueden acabar bien cuando debes matar para conservar tu mansión, fanáticas ninfómanas, poderes demoniacos y capacidad para tocar la guitarra casi literalmente con… el rabo. Así que el drama de un nuevo Fausto está por empezar, esta vez a ritmo de hard rock (¡mueve tu peluca!).

Hace poco recordaba en la reseña de “Slumber Party Massacre II” la participación de Traci Lords, la famosa estrella porno (y si no la conoces, amigo heterosexual, ya te faltan manos para hacerlo), en una película de serie b del tito Corman, lo que me dio pie a revisar otra de sus participaciones en el cine casposo que tanto me gusta. “Hasta la Muerte” (“Shock’em Dead” en su Estados Unidos natal) viene a unirse a la ilustre/infame lista de producciones que mezclan horror y rock and roll (nada de ñoñeces tipo One Direction, que os veo venir): “Muerte a 33 R.P.M.”, “Rock Tropper”, “Al filo del Infierno”, “Black Roses”, “Reverb”, “Lords of Salem”, “Hard Rock Zombies” y, para no olvidarnos de la patria, “Metal Creeps” (Bazofia Films). Pues bien, la película de un desconocido Mark Freed nos sumerge en la historia de un Fausto californiano que vende su alma al diablo, o a una bruja vudú para el caso, con tal de convertirse en una estrella de la guitarra (¿te imaginas despertar en una mansión con jacuzzi y tres pivones a tu lado?). Siendo de principios de los noventa, y con Los Ángeles como telón de fondo, es lógico que el estilo musical a practicar sea el hard rock glam (en la línea de Poison, bastante menos punk que los grandes Guns and Roses). Parece que, ante semejante tesitura, la presencia de Traci Lords fuese casi obligada porque por la época previa a la eclosión del grunge, la diva porno se había convertido en objeto de culto entre la escena hard rock californiana. Famosa es la cuasi relación, truncada por el crack, que mantuvo con el bueno de Slash, uno de los mejores guitarristas de la historia.

Por desgracia, la cinta que nos ocupa se ajusta a los parámetros del cine basura para perjuicio del lucimiento de la actriz, la cual no tuvo una carrera exitosa lejos del “mete-saca”, a pesar de haber compartido cartel hasta con el hermanito de Sam Raimi. Estamos ante pura serie Z, rodada en video y directamente destinada para el consumo doméstico, la cinta luce chabacana y barata, casi paródica, como si anunciase el final, que estaba cerca, de la escena en la que basaban los devenires del típico perdedor que gracias a un pacto con el diablo consigue todo lo que desea. Así asistimos, como agradecido motivo de risas, al desfile de cantantes homosexuales heroinómanos con unas pintas de pirata que tiran para atrás, sátiros con guitarras dobles y una capacidad instrumental digna de Flash (y no el gordo), groupies demoniacas con el cerebro inversamente proporcional al tamaño de sus tetas, mendigas vudú con parálisis facial satánica, grupos de dudoso valor artístico como “Spastic Colon”, productores unidimensionales pegados a un puro… en fin, una visión sintética y cómica del mundo de las bandas de rock, no tan alejado de la realidad como podríamos pensar en un principio. La comicidad de esta visión podría no ser tan involuntaria a juzgar de ciertos chistes diseminados a lo largo de su ajustado metraje, por ejemplo la divertida referencia a Pete Townshend, otro genio de las seis cuerdas.

Como no podía ser de otra forma, el pacto con el diablo lleva a nuestro protagonista, Angel Martin (¡ouh yeah!) a pagar un alto precio por su recién lograda fama: debe matar para sobrevivir, lo cual le chafa el plan para conseguir a la extrañamente mojigata chica de sus sueños, dícese Traci Lords, que para disgusto de un servidor se niega a mostrar sus deliciosos senos en todo momento. Pero tranquilos pequeños viciosos de a cuarto: peritas y melones hay más que en la frutería, ¡esto es hard rock muchachos! Eso sí, el precio que como espectadores debemos pagar para ver semejantes picos de aureolados pezones es tragarnos unas pelucas cardadas que harían las delicias de las Divinas de Móstoles, por no hablar de la incapacidad artística de “tooooooodooooo” el que participa en la película. Hasta la música es mala, bastante por debajo de los estándares del hard rock de la época, sólo se salva la proliferación de pósteres y camisetas de grupos/solistas molones como “Alice Cooper”, “W.A.S.P.” o “T.S.O.L.”. Podríamos destacar los efectos especiales, encargados de fastidiar cualquier tipo de ambiente, pero lo que se lleva la palma es la cara de asco que luce Traci durante toda la película. ¿El resto? Pues motivo de descojone la fotografía, la dirección artística, los diálogos… pero cuando veis la marca de “caspa movie” sabéis a lo que os enfrentáis.

Otra cosa sería hablar de su eficacia como cine basura, pues la pausa entre escena y escena, y para mi gusto un exceso de guitarreo sin sentido, resulta muy cansina, un ritmo lento para una historia que no da para mucho convierten a “Hasta la Muerte” en una pequeña tortura de principio a fin, agudizada a la mitad del fim y parcialmente superada durante su trágico final, cargado de unas escenitas de acción dignas de cachorros de panda, lo que tiene cojones cuando se supone que el tal Angel Martin (Sthepen “¡Ouh Yeah!” Quadros) es un experto en artes marciales. A todo esto añadir que existen unas pinceladas románticas, entre top – less y top – less, muy dañinas para el ojo del espectador ávido de sangre y vísceras (de las cuales ya os podéis despedir en que pulséis “play”).

Sin pena ni gloria, una cinta para añadir al currículo de los aficionados al cine que mezcla rock con terror o aquellos que hayan pasado por una banda de música (por aquello de las vilezas que veréis). Recomendable verla en grupo con cervezas y tras ello una buena sesión de air guitar. ¡Ah, el cine mongólico como refresca en veranito!

“¡Estos potitos estaban caducados!”

“¿Queréis verme las tetas? Pues os vais a quedar con las ganas, ¡salidos!”

“Póngame seiscientos botes de laca, ¡y rapidito!”

Lo mejor: El genuino aire californiano que destila y la divertida incongruencia de las escenas de acción. Mención especial para el demonio guitarrista y el cantante "pirata".

Lo peor: Las pinceladas románticas y la actuación de Traci Lords: enervante.


Vuestros comentarios

1. 13 ago 2014, 01:13 | Vael

Hard rock y serie Z, esto hay que verlo si o si. Pinta impresionante \m/

2. 16 ago 2014, 01:08 | Lady Necrophage

Ou yeah!!! Una de esas cintas que conservo a buen recaudo en vhs. Como película es cierto que resulta lamentable en todos los sentidos, pero tiene momentos impagables como ese peazo guitarreo de doble mastil que se me que, pueda resultar o no comprensible, consiguió que la cinta se grabase a fuego en mi interior. Caspa movie entrañable sin duda a pesar de su mediocridad y del ominoso protagonista que es una mala copia de Blackie Lawless.

La recomiendo aún a pesar de su insuficiencia a todos los niveles.

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