The Pool

“Se cuenta que ha habido desapariciones de personas en este lugar desde hace siglos. Hace unos cuantos años cuatro jóvenes desaparecieron, fue como si se hubieran esfumado en el humo. Existen diversas teorías acerca de lo que causó estas desapariciones, desde pedofilia a arenas movedizas, pero la gente de la localidad asegura que algo oscuro vive en estos marjales, algo incomprensible, acechando desde el fondo de la piscina, esperando. Esperando con toda la paciencia del mundo hasta que algún transeúnte desaventurado se acerque a ella…”.

The Pool, de la mano del director Chris W. Mitchell, supone una nueva incursión en el cine de terror provinente de Holanda; un país que últimamente se encuentra en pleno apogeo en cuanto a cine de género se refiere, más aún desde el salto internacional de la gran Loft (cuyo remake verá la luz en breve), junto a una serie de producciones que han salido prácticamente de la nada y que se han ganado a pulso el reconocimiento de público y crítica, como Borgman (ganadora del premio a la mejor película en Sitges 2013), Dood Eind o Saint, todas ellas extraordinarios paradigmas que lo patentan. Holanda se ha convertido, poco a poco, paso a paso, en todo un referente.

Con The Pool regresamos al terror sobrenatural más primitivo y siniestro. Un terror maduro, de tintes clásicos, pero con un toque alocado muy estimulante y estremecedor. Lo que me trae reminiscencias a ese cine francés indie tan provocador que empezaba a ganar sus primeros adeptos a principios de la pasada década. Y bien se podría decir que The Pool sigue esos mismos derroteros. Lo que más me gusta es que el filme goza de una historia con mucha personalidad - de la que por cierto procuraré no desvelar mucho más de lo que habéis leído en el primer párrafo – a pesar de desprender cierto hedor a filmes tan manidos como El Resplandor, o que sospechosamente los personajes nos recuerden demasiado a aquella familia perdida en mitad de la carretera de Dead End. Aun así The Pool siempre va dos movimientos por delante, propone giros completamente frescos y trastoca la frágil cordura hacía locura de una manera muy interesante… Uno nunca sabe con qué clase de cartas juega, hasta que termina el juego.

En fin, una película francamente plausible, aunque soy consciente de lo complicado que es conectar en tan solo hora y cuarto, con una propuesta de estas características. The Pool se las ingenia para crear una atmosfera muy sólida y consigue exprimir lo mejor de todos los personajes sin, sorprendentemente, escatimar en esos planos parsimoniosos y divagaciones oníricas. Sin embargo, al no contar con las típicas prerrogativas sobre la historia con las que contamos casi siempre, consigue atraerte como una polilla a la luz del fondo de la piscina. Tarda mucho en arrancar, pero cuando lo hace, se encamina decididamente a convertirse en un ganador.

Técnicamente tampoco se le puede hacer ningún reproche. A pesar del bajo presupuesto, Mitchell demuestra mucho talento tras las cámaras. La ambientación es excelente, entre la hermosura idílica y la inmundicia pútrida. Asimismo el reparto es muy agradecido. La historia exprime lo mejor de cada personaje en muy poco tiempo y todo se mantiene en una línea muy correcta, aunque en algún momento muy concreto el guión acabe abusando de algún que otro estereotipo. Y en muchas ocasiones da la molesta sensación de que se decanta por el drama fácil y ampuloso para rellenar espacios; pero a medida que avanza la película, evoluciona, no se estanca, y sobre todo acabamos descubriendo que dicho tránsito por el drama aparentemente fácil era absolutamente necesario para sacar finalmente a relucir y secundar sus oscuros y verdaderos objetivos (lo que hace que la película gane muchos puntos). Altamente recomendable.