The Sound

Kelly es una escritora que se muestra escéptica frente a lo sobrenatural. Como especialista en física acústica utiliza ondas de sonido de baja frecuencia para debilitar las supuestas actividades paranormales reportadas a través de su blog en línea, ¡toma ya! Cuando se presenta un nuevo caso en una estación de metro supuestamente embrujada, Kelly intenta descubrir la verdad sobre un suicidio acaecido hace más de cuarenta años. Por supuesto, la investigación pondrá a prueba su escepticismo. ¿De verdad? Sí, ¿a qué no os lo esperabais?

¿Qué te ha pasado en la cara, Rose McGowan? No es que me importe la modificación de los cuerpos; es más, creo seriamente que en el futuro media humanidad caminará por las calles con un pene por nariz, mientras la otra mitad tiene la tripa cubierta de tetillas. Sin embargo, hasta que la cirugía estética alcance la precisión necesaria para un paraiso cyberpunk, recomendaría que las actrices del presente intentaran controlar el pánico a la vejez. Entiendo que nuestra sociedad sigue exigiendo a las mujeres una belleza artificial que deja en la cuneta a muchas a medida que van cumpliendo años, especialmente en los sectores “culturales”. Podéis hacer una simple comparativa entre los presentadores macho y hembra de los programas del tiempo. ¡Y eso que sólo hablan de chubascos e isobaras! Resumámoslo en “labios que has de besar no los debes operar”.

En lo que a “The Sound” respecta, hablamos curiosamente de un thriller sobrenatural dirigido y escrito por una mujer: Jenna Mattison, la cual ha bebido de las mieles de la interpretación, debutando este 2017, sin fecha concreta, detrás de las cámaras. ¿Se puede hacer una doble lectura de algún tipo o sencillamente hablamos de otro productillo nacido a rebufo del pelotazo hecho productora y que se llama “Blumhouse”? Obviamente las divagaciones corren de mi parte, al fin y al cabo hay que rellenar cual pavo estas noticias por alguna razón que ya he olvidado. Lo que destaca en esta película serían los pasajes comunes que nos regalan otra puñetera niña fantasma cortesía de una especie de manicomio olvidado en las entrañas del metro. Eso sí, reconozco en la textura azulada de la fotografía una gran base para una más que interesante ambientación.

Por suerte, pues siempre es un placer verlo actuando mientras la edad lo deje, tenemos a Christopher Lloyd demostrando precisamente lo que señalaba al principio de esta noticia: un hombre puede lucir arrugas sin que su caché o crédito se vea resentido. Dejando a un lado la crítica feminista bien entendida, ¡oigan, qué yo meo de pie!, completan el reparto Michael Eklund (“Nurse 3D”, “La Última Llamada”) y Richard Gunn (“Hidden in the Woods”, “Lugares Oscuros”).