Llega de Noche

Una extraña epidemia está acabando con la población, ahuyentando a las familias en dirección al campo. Una de ellas, atrincheradas en una cabaña, llora la muerte del abuelo cuando un extraño irrumpe en medio de la noche en busca de agua para su propia familia. ¿Podrán confiar en otras personas e intentar sobrevivir en grupo ante el desconocido origen de la infección? La respuesta, un monosílabo, convertido en película.

Se preguntaba Vael qué llega de noche, una duda agonizante que nos va persiguiendo durante todo el desarrollo de “Llega de Noche”, controvertido drama que si hubiese hecho bien su trabajo durante la consabida campaña publicitaria no dejaría semejantes preguntas una vez vista. Es decir, nos la han vendido como una película de terror, una intensa además, dejando en el aire el origen sobrenatural de la epidemia que asola al mundo o creando espacios ambientales que intentan aprovecharse de la corriente lánguida extendida por obras como “It Follows” o “The VVitch”, creo que superiores en resultados y genuinamente merecedoras de la etiqueta de este género, hoy por hoy de moda pero atravesando una de sus peores rachas.

No quiero decir con esta catalogación dentro del drama que “Llega de Noche” este exenta del el terror humanista, excusa de tantas y tantas películas o series de muertos vivientes, propio de un mundo arrasado por la desconfianza entre los miembros de nuestra especie. En esta ocasión debido a una enfermedad contagiosa como pocas, olvidad cualquier arrebato sobrenatural. Pero hasta en esos términos hemos visto obras mucho más ambiciosas y emocionantes, por ejemplo “The Road”. Aquí es donde falla estrepitosamente su guión, que se hace trampas a sí mismo, forzándose a ignorar sus propios puntos de inflexión para que el espectador, que no es tonto, crea que sigue estando en terrenos terroríficos. Así no sabremos nunca una mierda del origen de la enfermedad. Peor aún es dejar en la cuneta, duran poco más de segundos, los ángulos de la tensión sexual sobre el más joven de los protagonistas; el ataque al pobre perro Stanley, el reino animal siempre llevándose palos sin justificación aparente; o la verdad sobre el pasado de alguno de los personajes que se reúnen en la granja donde transcurre el 90% de la no-acción.

En otras palabras, la historia termina convirtiéndose en mera excusa para desplegar una estética que magnetice a los sectores más “hipsters” de los jurados internacionales. “Llega de Noche” es una película que aspira a satisfacer a la crítica, hacer carrera, aunque a todos nos gustaría montarnos una película con cuatro duros y ver nuestros bolsillos engordar mientras nos lamen el culo los “popes” de Hollywood. Objetivo conseguido: esta producción ha sido todo un éxito de taquilla dado su escaso presupuesto –aquí los cinco millones de dólares no han ido a efectos especiales, os lo aseguro–. Incluso se ha estrenado en cines españoles en detrimento de obras mucho más logradas o al menos originales, me viene a la mente “Dave made a maze”, la cual se merecería mejor suerte a pesar de no estar tan “exquisitamente” rodada.

Con todo, el segundo largometraje de Trey Edward Shults, tras la alabada “Krisha”, destila personalidad y buen hacer, pues sin mostrar nada y sólo basándose en pesadillas –de donde se recopila el material “sobrenatural” con el que la distribuidora nos ha querido engañar– consigue una atmosfera que para sí quisieran tantos y tantos films de terror sobrenatural incapaces de superar la losa de los clichés que se autoimponen. Otra cosa es que esta magnífica ambientación no esté coronada por una historia a la altura, tan sólo otra viñeta más de un fin del mundo visto de antemano cientos de veces. Refiriéndome a este último punto les invito a leer la reseña de ”Here Alone”, donde me explayo sobre la amplitud de miras y los convencionalismos que su falta produce, dentro de un marco post apocalíptico, con o sin muertos vivientes. Esta historia de pérdida y relaciones humanas deterioradas está tan vista desde diferentes perspectivas que a día de hoy, a hombres y mujeres curtidos dentro del subgénero, les tiene que parece un aburrimiento por mucho que se exhiba con todos los oropeles artísticos de “Llega de noche”, que no son pocos.

Recompensada por unos espacios naturales realmente bonitos, “Llega de noche” consigue dosificar una historia mínima durante hora y media sin hacerse pesada. ¿Es lenta? Sí, pero este ritmo está lo suficientemente bien introducido como para dejar al espectador con el deseo de seguir avanzando a ver si pasa “algo”. Eso sí, los veteranos del lugar ya sabrán a los veinte minutos por donde va a desarrollarse argumentalmente la cinta. La ambientación sonora y la fotografía, aprovechando de forma magistral las sombras, terminan aliándose para reforzar esa tensión rancia que apuntala la parte de thriller que intenta sacar adelante Edward Shults sin mucha recompensa final. Porque, ¿llega eso al final? No, tampoco.

A su vez, las actuaciones son en gran medida culpables de la buena prensa de esta película, al menos en su país natal, de la que vino con ínfulas de convertirse en el nuevo proyecto independiente del año –y perdonad mi insistencia con el tema, pero no puedo evitar sentir un poco de asco ante la ingeniera de marketing que realiza en sus proyectos el estudio A24–. Todos los actores merecen una ovación cerrada, abonada la trama para los registros dramáticos, casi hace gracia el deseo de todo el equipo porque nos sintamos tristes ante este apocalipsis en miniatura, el elenco se aprovecha de silencios y tiempos muertos para transformar la tragedia en una especie de obra de teatro, pues “Llega de noche” se adapta perfectamente a dicho formato. Desde el joven Kelvin Harrison Jr., actor de color al que le espera una carrera fulgurante, hasta Carmen Ejogo (“Alien Covenant”, “Anarchy: La noche de las bestias”) como madre del primero; pasando por los platos fuertes, ambos papeles masculinos llevados hasta el límite: un genial Joel Edgerton (“The Gift”) y un no menos explosivo Christopher Abbott (“James White”). Si algo merece la pena de “Llega de noche”, en caso de no ser especialmente amante del drama, es ver actuar a este grupo de artistas.

Resumiendo, por un lado tenemos el engaño que algunos han sufrido con el verdadero género al que pertenece la película. Una táctica rastrera que justifica el cabreo de muchos, pero tampoco podemos olvidar que dentro de su estilo –el drama familiar post apocalíptico– la cinta se muestra contundente a la hora de expresarse. Otra cosa es que, siendo justos, le podamos perdonar sólo por una bonita fotografía cierta dejadez en la redacción del guión, el cual peca de una levedad excesiva, así como de un desaprovechamiento flagrante de sus distintos ángulos, todos conservados en el misterio para desconcertar al espectador con la vacuidad absoluta. No me meteré en sí son creíbles o no los métodos tan chabacanos para mantener esa obsesión por la seguridad que sobrevuela toda la película.

Por mi parte ni fu ni fa, sabiendo de antemano por donde iban los tiros; a lo mejor los buscadores de experiencias lánguidas saben sacudirse las plumas con “Llega de noche”, al resto de los mortales recomendarles algo más animado.