Mientras reforman su casa, una joven pareja encuentra un diario escondido entre dos paredes, perdido durante más de 30 años. La apertura del libro libera al fantasma de una niña que les perseguirá a través de sus sueños y que les encaminará a resolver la causa de su muerte y, como consecuencia de ello, la liberación de su alma.

El ya veterano actor (a pesar de no llegar a los 50) Zack Ward, debuta en la dirección amparándose en el cine de terror independiente de muy bajo presupuesto y con una historia, la de Restoration que, propablemente os resulte familiar: la del fantasma atrapado entre dos mundos que busca la ayuda de un par de incautos mortales para cruzar, definitivamente, al otro lado… Horror sobrenatural que por lo visto sabe jugar con lo poco que tiene a su alcance, apenas media docena de actores, un único escenario —el típico caseron cuyas paredes escondes más de una desagradable sorpresa—, apenas un par de exteriores y una venerable anciana que, suponemos, intentará esclarecer los hechos de un pasado que regresa para ajustar cuentas.

Un grupo de alumnos son acechados por una fuerza sobrenatural tras una visita a las aguas mágicas y oscuras a los Saltos del Monday, en Alto Paraná.

A pesar de que si lo miramos fríamente el trailer que vais a ver a continuacíon no es más que una sucesión interminable de clichés propios del cine de genero yankee y nipón, no cabe duda de que el gran aporte, a priori, de este Gritos del Monday es su lugar de procedencia. Se trata, por lo visto, de la primera película de terror paraguaya —rodada en español y guaraní— que ha cosechado una aceptación masiva por parte del público local. De hecho sus cifras, 31.961 espectadores, la sitúan en el tercer lugar de las películas paraguayas con más afluencia de público, por detrás de títulos como 7 Cajas o Libertad. Su director, Héctor Rodríguez, ve en estas buenas cifras un reflejo de “El auge del cine de suspense y terror en latinoamerica” y una excelente oportunidad para iniciar en Paraguay “…una revolución desde el entretenimiento a través del arte.”

Para facilitar la seguridad de un imparable asesino en serie, un variopinto grupo de agentes de policía deberá sobrevivir a una primera parada en boxes infernal: una ciudad maldita, donde los muertos se levantan de sus tumbas.

Brett DeJager es el director de Bonejangles, película que el propio DeJager se encarga de definir como “Una comedia de terror extravagante que homenajea los clásicos de los 80”. Así es… a estas alturas lo del viaje a la esplendorosa década de los 80 empieza a tomar las hechuras de un bucle infinito del que resulta imposible escapar. Para la ocasión, Bonejangles apuesta por la recurrente mezcla de géneros, metiendo en la batidora el slasher, los zombis y la comedia desmadrada… con el riesgo que siempre conlleva mezclar risas y horror. Para asegurarse el tanto, DeJager cuenta con el reclamo de Reggie Bannister, un rostro que resultará familiar a los amantes de la saga Phantasma de Don Coscarelli. La película se rodó en 2014, y tras un arduo proceso de postproducción en la que el proyecto corrió el peligro de caer en el olvido a causa de problemas financieros, por fin conocerá su estreno (muy limitado) en salas el próximo Halloween. Y se supone que, a partir de ese momento, su salto al VOD será inminente. Os dejo con el trailer, el póster y algunas imágenes de Bonejangles.

Tras una noche de juerga, la modelo amateur de fotografía Zina se dirige a una sesión que se llevará a cabo en plena naturaleza, acompañada por la ambiciosa Mia, el apático Dragica y el estirado fotógrafo Blitcz. Cuando llegan al idílico lugar, lo que supuestamente tendría que haber sido una tranquila sesión fotográfica pronto se convierte en una lucha feroz por la supervivencia.

Idila —o Idyll, como también se la conoce— presume de ser la primera película de terror, puro y duro, enteramente producida y rodada en Eslovenia, y también de haberse alzado con el premio a la mejor película en el Festival de Cine Eslovenio y en la Weekend of Fear de Alemania; una serie de méritos que un servidor se guardará, y mucho, de poner en duda. Su director y guionista, Tomaz Gorkic, dice haberse inspirado en la clásica confrontación entre la urbano y lo rural que ofrecen clásicos como La Matanza de Texas o Las colinas tienen ojos, pero introduciendo, también, de manera subyaciente y sutil, una serie de problemas que afectan a la sociedad eslovena. Por supuesto, un servidor no tiene ni pajolera idea de cuáles pueden ser esos problemas o de si, una vez vista la película —si es que alguna vez tengo la ocasión de verla— seré capaz de discernirlos.

Nuestro buen amigo Juan Alcudia nos presenta Hijo de un Dios Caníbal, diez relatos de terror que se presentan bajo el epígraje «En este mundo nadie sabe por qué existe el mal. La única certeza es que detrás de cada esquina acecha un caníbal».
Hijo de un Dios Caníbal

Marla Singer quiere dejar atrás el pasado… Sus padres murieron en un accidente de coche y ella regresa del extranjero para gestionar la venta de la casa familiar. Un viejo amigo se ofrece para distraerla llevándola a una fiesta. Tras consumir una misteriosa droga, Marla se sumerge en una profunda pesadilla en mitad de un bosque. Tras abandonar la pesadilla atravesando un espeluznante puente, Marla despierta en el mundo real… aparentemente. Noche tras noche, las extrañas visiones se suceden en la casa abandonada, provocando que Marla llegue a cuestionarse su cordura.

Desde Suiza nos llega Beyond the Bridge, thriller sobrenatural de bajísimo presupuesto rodado en 2010 que insiste en el hecho, de sobras conocido, que las drogas y el cine de horror son muy malos compañeros de viaje —y nunca mejor dicho lo del “viaje“—. De hecho, hace escasas semanas, nuestro buen amigo Tito Jesús nos ponía en antecedentes de una entretenida película española, Summer Camp, que ya nos advertía de los peligros de consumir sustancias alucinógenas y de cómo éstas pueden sumergirnos en una pesadilla recurrente sin fin. Y este parece ser el destino que le espera a la sufrida Marla Singer, protagonista de Beyond the Bridge.