Cazafantasmas de encefalograma plano
Después de ver Deserted House no puedo dejar de preguntarme una cosa: “¿se piensan algunos productores de cine de terror que el público objetivo es gilipollas?”
Está hablado, y más que hablado, que el sentido del humor oriental es poco ácido, más bien infantiloide; y, hasta cierto punto, esta perspectiva se podría adoptar a la hora de evaluar algunos de sus títulos de horror. Especialmente aquellos obviamente destinados al consumo masivo por parte de adolescentes de ojos rasgados que solo desean un ratito de oscuridad para magrear su novia (digo yo que todos los adolescentes del mundo tendrán los mismos objetivos en mente). Este es el caso que nos ocupa hoy, una película que bebe de éxitos modernos basados en la técnica “cámara en mano” y sustos en plena cara ([REC], Paranormal Activity o, la madre del cordero, El proyecto de la Bruja de Blair), pero perfectamente procesada y despiezada para el cómodo consumo de la masa quinceañera surcoreana. Pongan su mente en blanco, háganse una perola de palomitas y véanla con un acompañante atractivo y de susto fácil, porque solazarse en las blandas carnes de la lujuria, con los dedos pegajosos por la mantequilla, será el único consuelo ante el sopor hecho película y llamado Deserted House.
Lo mejor: La ambientación de la fábrica y la muerte de alguno de los odiosos cazafantasmas
Lo peor: Los personajes están planteados de forma infantil e interpretados a la par. Pocos sustos en una película carente de carisma e incapaz de transmitir miedo