Parpadea dos veces

Modelo, cantante, actriz, hija del artista Lenny Kravitz y de la guapísima actriz Lisa Bonet, Zoë Kravitz es un culo de mal asiento que parece desenvolverse sobradamente bien en cada disciplina que aborda. Aunque el dicho recomienda no mezclar negocios con placer, su debut en la dirección está protagonizado por su nueva pareja, el musculado actor Channing Tatum, quien también produce la película. Frivolidades aparte, Parpadea dos veces es un primer trabajo afinadísimo que abruma por su rotundo estilo y su desprejuiciada mezcla de géneros. Esta reseña no será muy extensa, ya que aquí la sorpresa y los giros son los protagonistas.

La trama de la película sigue a dos empleadas de un catering, Naomi Ackie (Frida) y Alia Shawkat (Jess), que se hacen pasar por invitadas en un evento organizado por el magnate Slater King (Channing Tatum). El flechazo entre el millonario y Frida es tal que son invitados a viajar, junto con un selecto grupo de adinerados y sus acompañantes femeninas, a una isla para pasar unos días de fiesta. Todo parece idílico, pero las jornadas se suceden en un torbellino de risas, cenas copiosas, baile y drogas. A medida que avanzan, los recuerdos se vuelven difusos y empiezan a dudar si esta experiencia es realmente placentera.

La película nos recibe con un plano inicial de una iguana en medio de un entorno frondoso. Esta secuencia, aparentemente descolocada, no tardará en estar acompañada de otras. Zoë Kravitz llena este primer acto con escenas cortadas bruscamente (hasta el título de la película se corta a los pocos fotogramas de aparecer) y elementos que entendemos formarán un todo, pero que, aparentemente, no encajan entre sí. Un puzle sumamente complejo en el que hace un uso portentoso de la construcción del plano, el diseño de sonido y un reparto potente. Entre los actores jóvenes se encuentran la mencionadas Naomi Ackie y Alia Shawkat, Haley Joel Osment (el niño de El sexto sentido),Simon Rex, Levon Hawke (hijo de Ethan Hawke y Uma Thurman) y Adria Arjona (hija del músico Ricardo Arjona), quienes se unen a viejas glorias del entretenimiento como Kyle MacLachlan, Geena Davis o Christian Slater.

En este primer acto, irá creciendo una sensación de incomodidad y una atmósfera paranoide que nos recuerda a la película de Jordan Peele, Get Out, o a las tramas de las novelas de Ira Levin. Cuando empecemos a vislumbrar la película que realmente se esconde dentro de Parpadea dos veces, la realizadora introducirá un nuevo elemento sorpresa en la historia: el humor.

Tengo que confesar que, aunque al principio esta comicidad no parecía encajar con el estilazo narrativo que estaba construyendo la directora, una vez que las piezas empiezan a encajar, el humor actúa de forma muy efectiva, preparando el terreno para el último cartucho que guarda el título en la recámara: la violencia. La sangre correrá generosamente en la película y lo que parecía un episodio de En los límites de la realidad se tornará mucho más oscuro y adulto. Esta violencia ayuda a paliar cierta contención en el sexo, que, aunque es omnipresente en la historia, vemos como el título en planos: al filo de la duración de un parpadeo.

Auguro mucho éxito a la experiencia que propone Parpadea dos veces. Es sorprendente lo bien que funciona en casi todos sus tramos (aunque el epílogo, si bien no estropea nada, tampoco me ha gustado). Además, es asombroso cómo logra que todos los elementos encajen en la conclusión, siempre añadiendo un giro a lo visto. Por todo lo dicho y por su magnífica banda sonora, así como por su tráiler que logra atraer manteniendo todas las sorpresas intactas, os recomiendo esta película. A menos que Sitges venga repleto de joyas, ‘Parpadea dos veces’ también ocupará un buen lugar en mi ranking anual. El verano ha mejorado enormemente la cosecha de este año.