Festival Sitges. Días 5,6, 7

Un día regular lo tiene cualquiera y dos malos también

Festival Sitges. Días 5,6, 7

Pues justo cuando pensábamos que en calidad y selección de títulos de este año era sobresaliente llegó el cine flojo… L’Altra frontera es una cinta en catalán de ciencia ficción que funciona a modo de fábula y que está cargada de ingenuidad. Ingenuidad no sólo en la historia, sino también en la construcción de las secuencias y en la carencia de diseccionar, más a fondo y con acierto, su reflexión sobre la fama y el canibalismo de los medios de comunicación. También se hecha de menos que al hablar de refugiados y fronteras no se moje en ninguna lectura política. Su director, André Cruz Shiraiwa, es un tio joven, primerizo en esto del largo y que, pese a sus buenas intenciones, no ha sabido manejarse con un presupuesto tan bajo y un concepto tan ambicioso. Ojalá se le dé otra oportunidad y la ajuste a algo más sencillo.

Jamie Marks is dead recuerda mucho a la película de un estudiante de la ESCAC, Marcal Forés, presentada hace dos años: Animals. La vida, los conflictos de la adolescencia, el aislamiento familiar y la sexualidad se dibujan en la relación de los protagonistas con un joven fallecido que era víctima de bulling por parte de sus compañeros. Una vez muerto, se aparece para participar en las tribulaciones de sus amigos. Cine lento y un tanto pretencioso que cuenta, eso sí, con una factura visual y sonora muy interesante. Y en These final hours asistimos a las últimas horas de la humanidad y seguimos a un hombre que no tiene ningún deseo de pasarlas llorando. Camino de la fiesta del fin de mundo su destino se cruzará con el de una niña que se ha perdido. Cine apocalíptico que recuerda en algunos tramos a la española 3 días (magnífica, por cierto) y que gustó mucho en sus pases. Abunda la violencia y los desmadres de todo tipo.

Zombeavers

Dientes sanos... felpudos zombis

Zombeavers

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3/5

Zombeavers

Sí… sé que muchos de vosotros pensasteis lo mismo que yo cuando oísteis hablar por primera vez de Zombeavers: “¿En serio?”, “¿Zombis castores?”, “¿Era necesario?”, “¿Puede caer más bajo la figura del zombi?”, “¿Se estará revolviendo George A. Romero en su tumba?”. Al día de hoy sigo sin tener ni puñetera idea si una película como Zombeavers era o no necesaria; y desde luego el bueno de Romero no se está revolviendo en su tumba porque, que yo sepa, todavía no está fiambre (cualquier día nos sorprende con una nueva entrega de su mítica saga de muertos vivientes e intenta endosarle un poquito de cordura al subgénero). Pero sea como sea Zombeavers existe. Va en serio (no la película, sino el hecho de que exista). Es una realidad. Además se coló en la sección oficial - aunque fuera de concurso – del Festival de Sitges (algo que ha levantado ampollas entre ciertos sectores de la prensa) y ha encontrado distribución en España gracias a la gente de A contracorriente Films. De manera que las cartas están sobre la mesa. Aquel que quiera aceptar el juego que propone Zombeavers debe tener muy claras las reglas: una camada de castores zombis afilando sus enormes dientes con las costillas de unos desdichados universitarios en celo. ¡A divertirse!

Un grupo de universitarios decide pasar un largo fin de semana en una típica cabaña de bosque situada junto a un río y entregándose a los placeres de la carne. Pero poco podían imaginar que su prometedor fin de semana de mete-saca acabaría convirtiéndose en una auténtica orgía de sangre gracias a la inestimable colaboración de unos castores convertidos en zombis.

Lo mejor: Me reí.

Lo peor: La ves... con un poco de suerte te ríes... y la olvidas para siempre.


La Mano Fest

De festival en festival...

La Mano Fest

Así es, cuando algunos todavía estamos inmersos en la vorágine de Sitges, y en el horizonte (cercano) ya atisbamos otras citas ineludibles como pueden ser Terrormolins, Cardoterror, Málaga o San Sebastián; todavía nos queda marcar con una cruz la semana del 25 al 31 de octubre, fechas en las que se celebrará la segunda edición de La Mano Fest, el Festival de Cine Fantástico de Alcobendas. Una segunda edición en la que podremos disfrutar de una veintena de cortometrajes, siete largometrajes que competirán en la Sección Oficial del Festival, sesiones homenaje a clásicos de culto como ET o Braindead, exposiciones, conferencias y una serie de actividades dedicadas al cine de terror africano.

Siete son los largometrajes que competirán en la Sección Oficial del festival. Destaca la gran presencia de títulos estadounidenses –cinco de ellos lo son– y la variedad de propuestas: desde la ciencia ficción hasta la comedia negra, el slasher o el suspense. All Hollows’ Eve, Chimères, Found, Proxy, Shock Value, Time Lapse y Wax son los títulos de los filmes que participan en esta categoría. Además, una veintena de cortometrajes, llegados de los más diversos lugares – Israel, Holanda, Etiopía o Polonia –, competirán en la Sección Oficial de esta categoría. Todas las propuestas del género estarán presentes en esta sección: obras polémicas, de animación, suspense, ciencia ficción, gore, gamberras…

Wyrmwood

Australian zombie rules

Wyrmwood

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3.5/5

Wyrmwood

Wyrmwood es una serie B australiana de muy escaso presupuesto. De hecho, sus dos creadores, los hermanos Kiah y Tristan Roache-Turner, comentaron en el Auditori que habían podido rodar la película con el dinero prestado de sus padres. Tiene mucho mérito - y eso resulta evidente, una vez vista la película – el buen uso que han hecho de ese escaso dinero, porque precisamente Wyrmwood escapa de la categoría Z gracias a sus buenos recursos fílmicos. Destaca una fotografía muy acertada que ayuda a que prácticamente no notemos que la película es prácticamente amateur. Y es que todo en general raya a muy buena altura, con actores poco o nada conocidos pero bastante mesurados en sus roles, mucha violencia explícita, ciertos guiños humorísticos que funcionan a la perfección, y una trama bastante sugerente en su conjunto, aunque no todo lo hilvanada que hubiese sido deseable. De ser así, de haber corregido estos pequeños defectos en la trama, sin duda la película hubiera ganado algunos enteros; aunque el conjunto, de por sí, sea lo suficientemente bueno y atractivo para que el visionado de Wynwood acabe resultando simpático, entretenido y hasta agradable.

La historia que cuenta Wyrmwood es lo de menos. De hecho no contaré nada acerca de ella, porque ciertamente es muy básica, trillada y rebosante de topicazos de las películas zombis. La base es una road-movie que trascurre por páramos y parajes de una frondosa Australia asolada por una pandemia zombi de la que no se nos dan demasiados detalles. Pero eso es algo que suele ser habitual últimamente. No se necesitan demasiadas explicaciones para colarnos una epidemia zombi, o las pocas que existan nos las revelan una vez iniciada la plaga, para ahorrar tiempo y esfuerzo en contarnos un origen para la causa. No es necesario, en Wyrmwood ya entras de lleno en la batalla por la supervivencia, y estando enfrascados en defendernos de los zombis poco nos importa qué diantres hacen allí.

Lo mejor: No escatima violencia y la solvencia de la película a pesar del escaso presupuesto.

Lo peor: Una película destinada a circuitos indie y festivales, que difícilmente verá la luz en ámbitos más accesibles. Explota un cine ya demasiado trillado, como es el de las pelis de zombis.


Goal of the Dead

Francia nos marca un gol

Goal of the Dead

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2.5/5

Goal of the Dead

El futbolista Sam Lorit vuelve a su pueblo natal para jugar contra el equipo local: ahora es una estrella venida a menos y capitanea al equipo de París. El ambiente está cargado de rivalidad y pasión por lograr la salvación. Tanto es así que una epidemia zombie se expande entre los aficionados y los jugadores, obligando a los supervivientes a jugar el partido de y por sus vidas.

De nuevo se apagan las luces del Auditori y ya estoy cabreado como un macaco, mi segundo yo. No se trata de saberme ante otra comedia zombie, un subgénero que ha llegado a atraerme lo mismo que el fuet de meconio. Tampoco saber que uno de los dos directores de “Goal of the Dead”, Benjamin Rocher, fuese responsable de “Le Horde”, una de las películas de zombies que más me ha decepcionado en la última década. Ojo, hablo de decepción, no digo que me desagradara; de hecho, podría pensar a la inversa ya que su otro director, Thierry Poiraud, adaptó al cine “Atomik Circus”, una cinta injustamente ignorada que merece saber ver más allá de sus muchos defectos.

No, lo que me cabrea es que hayan tenido que ser los franceses los que hayan tenido la grata ocurrencia de mezclar zombies y fútbol, al menos a lo grande. ¿No tenemos la puñetera liga de las estrellas? Hubiese pagado un cuarto del huevo izquierdo por ver a Messi devorado por una hora de inspectores de hacienda zombificados. ¡Qué diablos! Un país que compra biografías de futbolistas y tertulianas a decenas de miles, antes que los nóveles de literatura, tendría que haber sabido ver el filón. Menos mal que todavía hay una película maravillosa por hacer, una mezcla de zombies con un género único en España, pero ese secreto (que no es mío) me lo llevaré a la tumba, y así lo pierdan las taquillas.

Lo mejor: La idea original y el siempre agradecido gore.

Lo peor: Larga, quizás con ochenta minutos hubiese ganado más adeptos.


Under the Skin

¿Reseña? Resueño

Under the Skin

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2/5

Under the Skin

Ella ha salido de ningún sitio para caminar entre la humanidad y alimentar a la masa madre con la carne de los hombres. Esperma y sangre, el alimento de las perras cósmicas. ¿Y qué pasaría si Ella, perfecta en su impureza, descubriese que un vestido de carne define la realidad? Entonces, como negrísima broma, sería procesada por el imperio fálico de la violencia y el deseo. Todos los cuentos acaban en el mismo punto y con los mismos protagonistas de los años sesenta.

Las luces llevan apagadas un buen rato y Scarlet Johansson continúa buscando hombres a bordo de su furgoneta. No sé bien cuál es el objetivo, parece que el contexto subyacente se me escapa, quizás porque el sueño está distorsionando mis percepciones. De verdad, lo intento, quiero involucrarme con Scarlet, hoy de morena, mañana de rubia, no me importa: quiero penetrar su piel. ¡Ya está! Puede que no existan metáforas, que la película sea una sucesión estroboscópica de fotogramas eróticos. Pero espera, no hay erotismo ni tan siquiera en la superficie, ella es tan fría que un miembro viril se congelaría entre esas piernas sedosas. Bajo la piel no late nada. Entonces, si no es el morbo el motor de la película de Jonathan Glazer, ¿qué motiva al espectador a continuar? Intento buscar respuestas a mi alrededor, entre las butacas, pero esas siluetas inertes no tienen ninguna pista que ofrecer. A lo mejor los guionistas de “Under the Skin” están comunicando la soledad del hombre moderno: Jonathan Glazer, Walter Campbell, ¿podéis oírme? ¿Tenéis una respuesta a la altura de la pedantería que destila vuestra cinta? No, la cadena informativa está completamente rota y me cuesta creer que la novela en que se basa esta producción, escrita por Michel Faber, arroje luz sobre su adaptación.

Lo mejor: Sus silencios

Lo peor: Escenas repetitivas