No mires ahí
Família, dolor, tristeza y muerte

Marta vuelve a casa de su madre para pasar unos días con su hermana pequeña. El extraño comportamiento de la niña y el recuerdo latente de un triste suceso provocarán que Marta sospeche que la casa está siendo habitada por una inquietante presencia.
No sé hasta que punto el ser padre de un par de crías, una de ellas de una edad muy parecida a la de la niña protagonista de No mires ahí, habrá tenido algo que ver; pero en cualquier caso os aseguro que un escalofrío acaba de recorrer mi columna vertebral y todavía tengo el vello de punta. Hace un par de minutos que he terminado de ver No mires ahí, el nuevo corto de Daniel Romero (El Descenso, Juan con miedo) y no puedo hacer otra cosa sacarme el sombrero ante una pieza que, en apenas 15 minutos de duración, se permite el lujo de profundizar en unos personajes con aristas, imperfectos, superados por las circunstancias… y tremendamente reales; al tiempo que construye una historia sobrecogedora que enfrenta la autenticidad rotunda de dichos personajes con el misterio, el desconocimiento y el horror de la muerte. No mires ahí es un excelente trabajo de desarrollo de personajes (apoyado por una trio de actrices, de generaciones distintas, en estado de gracia), de creación de una atmósfera inquietante y de capacidad de síntesis para sacar adelante una historia tan aparentemente compleja sin que te quede la sensación de que se han perdido muchas cosas por el camino. Sensacional. Y para acabar de rematar la faena No mires ahí nos ofrece la oportunidad de recuperar una vez más a la gran Maru Valdivieso, inolvidable protagonista, entre muchas otras, del Cuento de Navidad de Paco Plaza.