Final Solution
Nazis en un slasher danés

El danés Martin Bech es el director de Final Solution un slasher en el que los temibles nazis -nuevamente- parecen tener la última palabra.
El danés Martin Bech es el director de Final Solution un slasher en el que los temibles nazis -nuevamente- parecen tener la última palabra.
Con cierto aire a Sé lo que hicisteis el último verano (I Know What You Did Last Summer, 1997) nos llega Forget me not, película independiente dirigida por Tyler Oliver y protagonizada, entre otros, por las bellas Jillian Murria (The Graves, 2010) y Carly Schroeder (Prey, 2007).
Tengo mis debilidades... supongo que como todo el mundo. Suelo llenarme la boca hablando de la necesidad de ideas frescas, proyectos que impliquen un mínimo de innovación, y propuestas que vayan más allá del enésimo remake innecesario (Left House on the Left) o la enésima secuela sin sentido (Saw).
Y sin embargo, tal y cómo he dicho al principio, mis propias debilidades me delatan.
Lo mejor: La secuencia inicial. Aún así, la peor secuencia inicial de toda la saga.
Lo peor: No resulta en absoluto divertida.
Jaume Collet-Serra, director catalán afincado y formado como cineasta en Los Ángeles, ya me sorprendió en una ocasión anterior. En el caluroso verano de 2005 me acerqué a una sala de cine más atraído por la promesa de un aire acondicionado a todo trapo que por la simple expectativa de asistir a un buen espectáculo terrorífico. La película en cuestión era (lo habéis adivinado…) La Casa de Cera, dirigida por un total desconocido cuyo nombre y apellidos eran, sorprendentemente, fáciles de pronunciar, y cuya campaña de promoción estuvo lastrada por la inefable presencia de cierta heredera de un emporio hotelero (su presencia final en la película, por cierto, resultaba de lo más estimulante: habla poco, sonríe, se desnuda –o semidesnuda- y muere. Aplausos).
La Casa de Cera me sorprendió. No por ser una gran película, sino por tratarse de un teen-slasher abigarrado, recargado y con tendencia al exceso que me acabó resultando de lo más simpático y entretenido. Todo un descubrimiento.
Lo mejor: las actuaciones y el sorprendente giro final.
Lo peor: el personaje de la monja y ciertos recursos demasiado evidentes utilizados por Collet-Serra para asustarnos.
Offspring es una de las películas más extrañas, caóticas y desconcertantes que he tenido el placer de ver en los últimos tiempos.
Dirigida por el estadounidense Andrew Van der Houten (The Girl Next Door, 2007) y basada en la novela homónima del escritor Jack Ketchum (que a su vez es la continuación de una de sus obras más prestigiosas conocida bajo el título de “Off Season”), Offspring cuenta la historia de un clan de salvajes nómadas, descendientes de un farero desaparecido en 1858 tras una cruenta epidemia de viruela, que da rienda suelta a sus inquietudes antropófagas a lo largo de una zona costera a caballo entre los EE.UU y Canadá (supuestamente, la falta de colaboración entre ambos países es la causante de que los miembros del clan todavía no hayan sido atrapados).
Lo mejor: Los impredecibles estallidos de violencia.
Lo peor: La historia es caótica.
El trailer de Samurai Princess está repleto de geisers de sangre, vísceras variadas, amputaciones de todo tipo, apéndices mecánicos (esa pierna-tijera) y patadas de kárate. Todo un espectáculo fungore nipón escrito y dirigido, en esta ocasión, por Kengo Kaji (también coguionista de Tokyo Gore Police).