The Neighbor

Cutter, Mississippi, un delincuente de poca monta a punto de dar el último golpe, descubre la verdad sobre su oscuro vecino y los secretos que guarda en el sótano.

“The Neighbor” es un thriller que venía sólidamente avalado por la carrera de su director/escritor y co guionista, Marcus Dunstan y Patrick Melton. Estos dos artistas norteamericanos llamaron poderosamente la atención del público, y también de “Almas Oscuras”, con su vibrante incursión en el entonces boyante “torture porn”: ”The Collector”, 2009. Por suerte la fastidiosa etiqueta ha pasado de moda, no así la siguiente entrega de las desventuras del psicópata conocido como “el coleccionista”: ”The Collection”, 2012. Con sendas películas, caracterizadas por la tensa y claustrofóbica ambientación, la crueldad de su villano y el incómodo gore, su protagonista se afianzó en el papel de tipo duro ubicado en el lugar erróneo en el peor momento. No a la altura de Sylvester Stallone, pero Josh Stewart se destapaba como un rudo lleno de potencial gracias a la expresividad de sus silencios, marca registrada del actor. Incluso se atrevía a debutar tras la cámara con una peculiar incursión en el thriller cámara en mano, “The hunted”, donde abordaba el papel de un cazador acosado en lo profundo del bosque, de nuevo el personaje resistente que puede con todo por mera fuerza de voluntad. Y de sufridor de maneras silenciosas y mortales repite en “The Neighbor”, una continuación espiritual de la saga del “coleccionista”, quedando, eso sí , un peldaño por debajo de las originales.
Con todo, el descenso de calidad narrativa, especialmente en lo que a guión se refiere, no supone problema al solvente Dunstan para alcanzar el entretenimiento razonable dentro de su acumulación de defectos. Objetivo las tardes de domingo en que están vetadas las comeduras de cabeza: se trata de disfrutar un poco del suspense y acción expuestos con seriedad. Rápida, digerible y sin dobles lecturas, con un buen trabajo de fondo por parte de su elenco.

Esta vez el peaje son cuarenta minutos donde la consabida presentación del protagonista, un tal John metido en asuntos turbios y cuyo único consuelo es Rosie su pareja, se torna excesivamente larga sin ninguna justificación detrás. Dunstan siempre se ha desenvuelto bien en tramos cortos y aquí opta por un guión condensado cuya acción no da ni para una hora de metraje. Esos cuarenta minutos en que conocemos a John; al vecino del título; una deshonesta agente de policía; su mentor en la mafia y a su novia, podrían haberse resumido en diez logrando una capacidad de síntesis que bien hacía falta (y para el que suscribe es el mayor lastre en la nota).
Casi rozamos el tedio hasta que la película da un brutal giro que la convierte en ese thriller recomendable que debería haber sido desde el principio. Quizás continuar el triunvirato descubierto en “The Collector” – casa peligrosa, criminal de buen corazón, villano enfermizo) – haya pasado factura al tándem creativo detrás de “The Neighbor”, dejándolos desprovistos de ideas y con una preocupante predisposición a lo lineal. Nos esperan pocas sorpresas: los personajes aparentan ser lo que son; los secundarios, sin voz ni voto en el desarrollo de la historia, reducidos a mero medio vehicular que ayuda al absoluto protagonista a alcanzar una meta que ya estaba cantada; una acción limitada por la escasez de tiempo y espacio físico donde desarrollarse con espectacularidad…

Que tampoco estos defectos os amarguen la experiencia, estamos ante una película muy simple, rodada con animación una vez que superamos su nudo, escalando hacia el horror en tres tramos muy diferenciados: drama, intriga y acción. La mala gaita que se gasta el vecino de los cojones y sus hijos bastará para mantenernos atentos hasta el final, en buena medida gracias a Bill Engvall, el actor que interpreta al villano de la obra. Sorprendentemente encontramos sus orígenes en la comedia, cuando aquí demuestra una serena y fría actitud para representar el mal en su más pura esencia. La relación que el personaje de Engvall, Troy, mantiene con su vecino, John, es la de “no metas las narices en mis asuntos y no descubriré a nadie tus trapicheos”. Una vez que las reglas son rotas, no queda más remedio que dirimir las diferencias vecinales a base de disparos, prodigándose “The Neighbor” en la violencia con armas de fuego en lugar de la visceralidad con que “el coleccionista” despachaba a sus víctimas.

Es en la evolución de la trama donde encontramos visos de voz propia, una enraizada en la acción antes que en el terror. Josh Stewart se dedica al subterfugio en una espiral de violencia y caos que merecería acabar de una forma más oscura. Dunstan y Melton se han dulcificado desde su época en “Feast” y “Saw”, alejándose de la truculencia en pro de la accesibilidad, un cambio de tercio que cada uno valorará en su justa medida, en lo que respecta a un servidor veo una lacra de originalidad y peligrosidad en esta dirección. Se ha descafeinado una mezcla, tensión y sangre, que han dado mejores resultados que en “The Neighbor”.

Como decía, estamos ante un cine que no pretende análisis profundos sobre la condición humana, tampoco es una plataforma para experimentar con el lenguaje cinematográfico, pues “The Neighbor” está rodada y planteada exactamente igual que sus hermanas mayores, de una forma directa y alejada de florituras. Destaca visualmente la manía de Dunstan por unos primeros planos cerradísimos, algo que afea estéticamente a esta humilde producción. Aunque tampoco es cuestión de rasgarse las vestiduras, llamémosle sello personal. Lo que se descubre como nuevo toque autoral es la inclusión de grabaciones en súper 8 en un extraño intento por aportar un aire de “grindhouse” que no acaba de tener cabida en la propuesta. No sólo estas imágenes, entre psicodélicas e innecesarias, buscan descolocar al espectador, la música que las acompaña sigue esa vertiente del cine al aire libre, con unos resultados que no he logrado entender claramente.

El plato fuerte sería la forma en que Dunstan se aproxima al juego del gato y el ratón que es la principal atracción de la función. Cuando John penetra la casa de su vecino en busca de su novia desaparecida, como no podía ser de otra forma, encuentra más de lo que hubiese querido, pero todavía le queda conocer la faceta de asesino implacable con la que Troy se gana la vida. Los planos cerrados adquieren aquí su verdadero significado, aunque los sigo considerando excesivos, plasmando de forma muy natural el enfrentamiento entre la curiosa familia aficionada a las máscaras y su no menos agresivo invitado. Por allí andarán algunos secundarios que aportarán carnaza a la situación, destacando una Alex Essoe (“Starry Eyes”) ejerciendo de novia para todo, incluso para la masacre.

Entonces, a pesar de las altas expectativas, me gustaría recomendar “The Neighbor” con la confianza de haber hallado un perfecto entretenimiento banal, nada espectacular, para un rato tonto. Por encima de la media de lo que es el cine de terror actual, a pesar de no adentrarse del todo en el género. No cabe ninguna duda del prometedor futuro que le espera a Josh Stewart como actor, más estando el cine necesitado de hombres carismáticos con hombros sobre los que soportar emociones fuertes. Por lo demás, intentad acceder a ella sin pasar por su tráiler, que ejerce de versión resumida de la película, y sed condescendientes con su primera mitad. Cuarenta minutos bien elaborados en cuanto a tensión contra cuarenta minutos donde se oyen los grillos, he visto medias peores.