Sobrenatural

Venus

Puro festival

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El Oráculo

No estoy loca, solo lo parezco

El Oráculo

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2.5/5

El Oráculo

Jennifer se muda con su bigotudo esposo al antiguo apartamento de una médium, encontrando pro casualidad (sí, claro) un instrumento que la pondrá en contacto con el fantasma de un hombre cuyo asesinato se ocultó tras un falso suicidio. El espectro reclamará venganza, a través de Jennifer, en una desopilante relación de eventos fantasmagóricos.

Después de un par de reseñas donde mi faceta de viejo verde llegaba a cotas insospechadas debido a la proliferación de pechos turgentes en las películas comentadas, me sentía un poco culpable al respecto. “¿Y dónde estás los culos?”, me preguntaba compungido. Así que para desintoxicarme de esa sobredosis mamaria se me ocurrió visionar “El Oráculo”, por aquello de “(ah)ora culo, (ah)ora teta”; como veis siempre ando intentando postularme para miembro del “Club de la comedia”.

Bien, hablar de “El Oráculo”, película más casposa, mala, repugnante y antinatural que la hipotética boda entre Falete y Kiko Rivera, sería hablar de su directora: la infame Roberta Findlay, y decimos infame porque la carrera de esta mujer siempre estuvo cubierta de mierda de principio a fin. En los remotos sesenta nuestra amiga se dedicó junto a su no menos infame marido, Michael Findlay, a rodar película tras película de “sexploitation”, llenas de todo el contenido morboso que el mercado del verdadero “grindhouse” tuviese a bien aceptar. Productos de cuatro perras que atestiguaban una total falta de medios y sentido de la coherencia, siempre bajo la excusa del “todo vale para atraer al público más barriobajero” y con los aires de grandeza que se otorgaban como parte de la anti elite artística e intelectual de la época; neoyorquina por si fuera poco. Según propias declaraciones de la interfecta, ella se dedicaba más bien a ayudar a plasmar en pantalla las ideas de su marido, siendo estas películas obviamente interpretadas por la pareja y, más o menos, el mismo círculo de amigos/”intelectualoides”. Aunque este arrebato de dignidad, el cual nace ante la sempiterna comparación de su labor de directora con la de su marido, resulta papel mojado cuando vemos como se desenvuelve su carrera cinematográfica. ¡Vaya pájara!

Lo mejor: Los últimos veinte minutos, destacando la alocada persecución de los hermanos "Marx" en el hospital psiquiátrico.

Lo peor: Un guión tontorrón expuesto con menos garbo que el rabo de una oveja.


All cheerleaders die

Animadoras en pie de guerra

All cheerleaders die

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3/5

All cheerleaders die

En 2001 un par de colegas universitarios con aspiraciones cogieron su cámara de vídeo y rodaron su primer largometraje. La película en cuestión era una comedia teen con elementos sobrenaturales que relataba el enfrentamiento entre los integrante del equipo de fútbol americano de un típico high school norteamericano y sus “pomposas” y gráciles animadoras.

La película en cuestión se tituló All Cheerleaders die, y los dos colegas con aspiraciones no eran otros que Chris Sivertson, co-guionista de la película, y Lucky McKee, co-guionista y director. Ignoro si la primera versión de All Cheerleaders die tuvo mucha repercusión (si no me equivoco fue distribuida directamente en el mercado doméstico). Personalmente no he tenido la oportunidad de verla. Pero sea como sea McKee y Sivertson no debieron quedar del todo convencidos con el resultado final cuando 12 años más tarde decidieron llevar a cabo un remake de su primigenia obra, eso sí, cambiando sustancialmente el argumento y contando con una mayor cantidad de recursos (por lo visto el presupuesto del primer All Cheerleader die era prácticamente nulo).

Mäddy Killian es una joven rebelde de 17 años del instituto Blackfoot con la misión de hacer caer al capitán del equipo de futbol. Se alistará a un grupo de cheerleaders para conseguir su propósito, pero una serie de trágicos acontecimientos harán que las chicas se vean empujadas a una batalla sobrenatural que culminará en una noche llena de mutilaciones que nunca olvidarán.

Lo mejor: Los momentos en los que cumple con su cometido y divierte.

Lo peor: Se queda a medio camino.


Devil's Mile

Un mal del que nadie escapa

Devil's Mile

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 4/5

Devil's Mile

De vuelta al complicado mundo del mind blowing, del que por otro lado añadiría que se trata de uno de mis subgéneros favoritos. Pero no nos confundamos, esta mezcolanza ya la conocemos dado lo alargada que es la sombra de Dead End; y tras un buen número de películas que tienen a los bucles temporales como tema principal, como pueden ser Triangle, Primer, Plus one o Coherence, entre otras muchas, resulta especialmente difícil destacar. El punto de partida de Devil’s Mile, por lo tanto, ya lo conocemos: no hay principio ni fin, sólo vueltas y más vueltas, partiendo, además, de una premisa muy similar a la de la mencionada Dead End.

Sin embargo Devil’s Mile es un filme realmente fascinante, pues decide dar un paso más allá y superar la larga y oriunda carretera de Dead End para acabar resultando una película más controvertida y menos convencional. Devil’s Mile convierte la carretera en un viaje surrealista de continua pesadilla muy a lo Lost Highway (David Lynch, 1997)…, una carretera contínua y sin fin. Dicho esto, y a pesar de que las reglas son las habituales, el juego cambia pantagruélicamente en cuanto a complejidad, sobre todo debido a que el punto neurálgico de la trama es semejante al de filmes como En la boca del miedo (John Carpenter): nunca sabemos hasta qué punto es creíble lo que vemos y mucho menos cuándo empezó a ser creíble; contrariamente a la mencionada Dead End, que proponía un juego mucho más sucio y comercial. Lo bueno de esta complejidad que plantea Devil’s Mile, es que la película de Joseph O’Brien se presenta como una experiencia surrealista desde el minuto uno. La trama se repite contínuamente y de manera paralela, pero nunca igual. Por esa razón no es hasta los minutos finales que empezamos a ser conscientes de que incluso los diálogos se repiten sucesivamente a la par que los acontecimientos parecen avanzar de manera distinta… cuando en realidad no es así. Sutil acierto.

Lo mejor: Un buen comecocos con doble lectura.

Lo peor: El final es un cliché bastante previsible.


Holy Ghost People

¡Que la serpiente me bautice!

Holy Ghost People

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 1.5/5

Holy Ghost People

The Lottery, de Shirley Jacksson. Con esto lo digo todo… Se trata de un relato corto publicado en 1948 de apenas unas 8 páginas. Una crítica caústica a la doble moral norteamericana. El terror a la carencia de civilización; pero no una carencia drástica, sino “amoral” (según para quien…) y consentida, o dicho de otro modo: “Fuenteovejuna… ¡Todos a una!”. Es increíble lo mucho que ha revolucionado ese relato el cine de terror actual, desde un telefilm del mismo título emitido en 1969, a producciones independientes tan actuales como We are what we are o filmes mucho más ambiciosos como The Village (M. Night Shyamalan, 2004).

Holy Ghost People es una nueva propuesta fallida de los conocidos Butcher Brothers (The Violent Kinkd, 2010), uno de los cuales, Mitchell Altieri, firma por primmera vez con su puño y letra, consagrándose de esta manera como director en solitario. Aunque tampoco vamos a engañarnos, los Butcher Brothers llevan una racha espantosa. Son incapaces de abandonar la banalidad barata de sus últimas películas ni los diálogos inmaduros propios de adolescentes… y desgraciadamente, con seudónimo o sin el, Holy Ghost People no les ha servido para levantar cabeza. Lo peor de todo es que hay momentos en los que Holy Ghost People llega a funcionar, llega a tener un encanto propio (a pesar de ser “más de lo mismo” y de que su presuntuosidad es MUY alarmante, lo que me recuerda mucho a la decepcionante The Thompsons), incluso logra una primera hora de metraje que mantiene cierto interés. El problema es que, en el fondo, la película es ridícula; resulta muy estúpida y gran parte de la culpa de ello debemos achacarla a su laxo guión.

Lo mejor: quizás la serpiente, una pena que no le dieran el antagónico principal, hubiese bordado ese papel.

Lo peor: el villano, igual de evocador que un sapo eructando. Su terrorífico estilismo me dejó durante dos días postrado en cama víctima de una pesadilla contínua.


Mr. Jones

Demasiado barullo

Mr. Jones

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2.5/5

Mr. Jones

Penny y Scott descubren cuando se toman un respiro de la civilización que los bosques de alrededor de su refugio rural esconden unos siniestros espantapájaros. Dichas estatuas son el principio de una espiral de locura a la que sólo descifrar los sueños puede dar respuesta.

El surrealismo es un arma de doble filo.

Cuando se usa con elegancia y cuidado da lugar a experiencias plásticas llenas de fuerza que ayudan al espectador a romper las barreras de la realidad estimulando su imaginación. Sin entrar en disquisiciones técnicas y onanistas sobre el origen francés del término artístico, me acojo a la definición del vocablo como “absurdo, sin sentido” para reflejar el método de expresión artística donde las reglas preestablecidas se subvierten, por ejemplo la linealidad temporal, para potenciar el impacto visual o narrativo de una obra. Sin ir más lejos, y para entendernos, grandes maestros del surrealismo cinematográfico serían Buñuel, Terry Gilliam o David Lynch (con sus fallos y sus aciertos). Seguro que gente más sesuda puede aportar ejemplos más intelectuales, un servidor prefiere quedarse en lo superficial porque ahondar en los terrenos de la experimentación es también descubrir la gran mentira bajo la que se esconden auténticos maestros del aburrimiento (y os lo dice un señor que se ha tragado toda la discografía de Nurse with Wound, Current 93 o NON)

Sin embargo, cuando el surrealismo se usa sin ningún tipo de control, cuando un colgado decide ponerse a pintar un lienzo con mierda cual macaco frenético, nos encontramos con verdaderos peñazos imposibles de digerir. Se le supone al delirio una base sobre la que desbarrar, un sentido último cuya retorcida revelación resulta más satisfactoria por lo costoso de la misma, pues nos obliga a desarrollar procesos mentales no habituales con tal de encontrar la clave del jeroglífico. Entramos de lleno entonces en el farragoso terreno de las interpretaciones personales. He asistido a unas cuantas “performances” dadaístas y siempre he tenido que escuchar los clásicos “no lo has entendido” o “no lo has sentido” si le decía a sus autores que su interpretación no había tenido fundamento alguno. A veces ha sido peor, porque oír como justificación aquello de “la falta de sentido es el sentido último de mi obra” es poco menos que un declaración de la falta de perspectiva de su autor. Digo yo, que cuando te pones de frente al público quieres expresar algo, y no me vale dar saltos sin más a ver si el espectador siente la guindilla que tienes metida en el culo. Y cuando digo “algo” me refiero igualmente a una idea concreta que a la transmisión de emociones.

Lo mejor: El misterio que rodea a Mr. Jones y su historia

Lo peor: Una segunda parte infumable, donde el intento experimento no esconde la incapacidad narrativa de su autor.


Neverlake

Un frágil equilibrio

Neverlake

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2/5

Neverlake

Jenny vuelve a la Toscana, la tierra natal de la que fue apartada cuando murió su madre, y lo hace para pasar unos días con su padre, experto en cultura etrusca. Así, con una pequeña anécdota, empieza la extraña aventura de Jenny con un lago donde los etruscos lanzaban ofrendas para lograr la vida eterna, y mezclándose con un grupo de niños que le piden ayuda para aliviar a los fantasma del lago.

El terror italiano no vive una buena época, soy consciente y sin embargo intento embarcarme en cada nueva propuesta que llega desde el país de la bota como si pudiera volver a rememorar mis terrores adolescentes con Fulci a día de hoy. No lo negaré, el cine de género que nos legó Italia durante los setenta y ochenta dista de ser obras maestras en su mayoría, pero actualmente ha terminado por vagar sin rumbo, ni siquiera logrando el impacto que logró la italoexplotation a lo largo y ancho de todos los videoclubs del mundo. Ahí están, para demostrar el intento de renacimiento, películas como “Christopher Roth”, “Morituris”, “Ubaldo Terzani Horror Show”, “Bloodline” o “Eaters”; divertimentos que si bien tienen un pase, una vez terminados nos dejan algo vacíos si no directamente descontentos. A esta pequeña lista debemos unirles “Neverlake” una producción que parece escrita para televisión y que, de nuevo, contiene elementos interesantes (una mezcla muy variada al estilo de las pizzas) pero no consigue exponerlos bien en pantalla, acabando por pesar sus numerosos defectos.

Lo mejor: Su original historia mezcla de conceptos fascinantes.

Lo peor: Su resolución lenta y anodina sustentada sobre unas actuaciones deficientes y unos diálogos muy pobres