romántico

El callejón de las almas perdidas

mucho más largo que ancho

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Maniac

Un remake con un par de huevos

Maniac

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 4/5

Maniac

Siempre se ha dicho que el Maniac de William Lustig es una película que describe a la perfección un lugar y una determinada época. El Nueva York de 1980 era una urbe aquejada de graves problemas económicos y conmocionada ante los crímenes cometidos por el trístemente célebre asesino conocido como El Hijo de Sam.

Según cuenta el propio Lustig, oriundo de Nueva York, en una entrevista que concedió al diario del Festival de Sitges, a finales de los 70 la ciudad de los rascacielos era un lugar peligroso: “La Calle 42 estaba llena de sex shops y cines underground”. Existía un público deseoso de asistir a las sesiones de medianoche de dichas salas underground para experimentar sensaciones extremas y violentas que, de algún modo, supongo que servían para encauzar o exorcitar toda la rabia que subyacía en la ciudad.

Y bajo este panorama, William Lustig, que se inició profesionalmente en el mundo de la pornografía, quiso que su Maniac fuera “La película de horror definitiva. Así que pusimos nuestro esfuerzo en incluir la mayor cantidad de escenas impactantes posible. Nuestra única intención era agarrar al público por el cuello, sin importarnos lo violentas u ofensivas que pudieran ser esas escenas”. El resto, como suele decirse, es historia. El Maniac original está considerado por muchos como una de las películas de asesinos en serie más sucia y transguerosa de la historia del género.

Lo mejor: Que al verla no se eche de menos la dureza del original.

Lo peor: No deja de ser un remake... y por lo tanto cuenta una historia que ya conocemos.


Almost Human

He vuelto más cabrón que nunca

Almost Human

Seth ve como su mejor amigo, Mark, desaparece en un haz de luz intensa proveniente del cielo. Pasan los años y Seth todavía cree que aquello fue un sueño, hasta que una serie de asesinatos van dejando una especie de mensaje para Seth, parece que Mark ha vuelto, pero algo ha cambiado muy dentro de él.

Sin relación alguna con la sosita película de zombis nazis rodadas en 1977, la película norteamericana independiente, que hoy tenemos entre manos, está despertando mucha expectación. La cual ha llegado a su cenit con el póster que los chicos de The Dudes Design han realizado para la ocasión, con su ya personal estilo, por mucho que se base en una concepción artística bastante retro. Solo apuntar, al respecto de los diseños que realiza dicha empresa, que actualmente pueden considerarse entre los mejores cuando tocan temáticas relativas al terror o al fantástico.

Some Guy Who Kills People

La venganza fría como un helado

Some Guy Who Kills People

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3.5/5

Some Guy Who Kills People

Ken Boyd es un tipo atribulado de treinta y cuatro que vive con su madre, dibuja comics para él mismo y trabaja en una heladería. Sin futuro claro, con un pasado turbulento vivido en una institución mental, pasa las horas muertas planeando su venganza contra los compañeros del instituto que le amargaron la vida. Cuando los asesinatos que imagina empiezan a suceder realmente todo cobra sentido para él… hasta que la aparición de una hija que no conocía, un posible nuevo amor e, incluso, un nuevo padre sheriff vuelven a poner su patético mundo del revés. ¡Ni siquiera los sociópatas pueden llevar una vida “decente” en estos tiempos que corren!

Al frente de esta película tenemos a Jack Pérez, conocido mundialmente por ser el director contratado por The Asylum para filmar Mega Shark vs Giant Octopus, una película basura de dimensiones épicas, cuyo trasfondo poco serio se ocupa de finiquitar con esta Some guy Who Kills People.

Vendida como una comedia de horror, creo que Some Guy Who Kills People va bastante más allá, dentro de las posibilidades de su manufactura independiente. A saber, existe comedia ácida, tenemos horror encarnado en una interpretación muy “sui generis” del subgénero slasher, también existen unas gotitas de romance subdesarrollado y, como colofón, una buena medida de drama familiar post siglo XX.

Lo mejor: Cine independiente de amplio espectro que satisfará a los exigentes.

Lo peor: Nada.


Smiley (2)

¡Sonríe!

Smiley (2)

Después de descubrir una leyenda urbana, según la cuál un asesino en serie demente – llamado “Smiley” – puede ser invocado a través de Internet, la mentalmente frágil Ashley deberá decidir si está perdiendo la cabeza o convirtiéndose en la siguiente victima del misterioso asesino.

Como bien comentaba hace un tiempo el gran Bob, Smiley se caracteriza por el carisma que necesita un slasher. Nos encontramos ante un género sobre-explotado hasta reventarnos los sesos, por lo tanto los creadores se ven en la obligación de innovar. ¿Cual es la mejor manera de hacer esto? “Fácil”, básicamente buscando asesinos nuevos y que puedan interesar, sorprender o asustar al espectador (sobre todo esto último). Véase: el muñeco Chucky que tantas pesadillas causó a un servidor hace unos cuantos años ya, el mítico Michael Myers de Halloween o el rocambolesco Gingerdead Man de Charles Band. Los ingredientes necesarios son: un aspecto “especial”, una “creación” terrorífica – ya sea por un pasado espeluznante, por pura posesión de espíritus o por un accidente radioactivo – y, por supuesto, un historial muy extenso de asesinatos perpetrados. La verdad es que así suena muy sencillo todo, pero en la práctica todo se complica, sobre todo si la idea es hacer una película completa en torno a dicho personaje.

Art House Massacre

En nombre del Arte

Art House Massacre

Ben y Liz forman un joven matrimonio que se encuentra en fase de superar el reciente aborto de Liz. Todavía consternada, Liz decide abandonar su trabajo de enfermera, mientras Ben intenta aferrarse como puede a su trabajo de contable tras una serie de despidos en su empresa.

Con el objetivo de contribuir a la maltrecha economía familiar, Liz acepta un trabajo como modelo para un fotógrafo llamado Phillip, que trabaja en una casa en mitad de la nada. Ahora Liz se encuentra atrapada en un sótano, a merced de un psicópata asesino con pretensiones artísticas. Su única esperanza de salir con vida es Ben, el único que cree que Liz está en peligro. Ben iniciará una carrera contrareloj para salvar la vida de su esposa.

Desde Gran Bretaña, y tras su paso por el market del reciente Festival de Cannes, nos llega Art House Massacre, un tenso thriller independiente dirigido por Steve Laurence del que realmente muy poquito se sabe a excepción de su terrible poster, un trailer demasiado explícito y un par de fotografías más sangrientas - y esperanzadoras – de lo que cabría esperar.