En 1989, Tim Burton puso a Batman en boca de todo el mundo. Así, el personaje más exitoso, con permiso de Superman, de la DC Cómics, por fin contaba con la adaptación cinematográfica de envergadura largo tiempo esperada. Además, el hombre murciélago es, posiblemente, el superhéroe (en realidad justiciero) con más tendencia a lo oscuro, a lo gótico, en definitiva, a lo melancólico. Y ahí el excéntrico cineasta tenía mucho que decir. El tremendo éxito de Batman, la película, fue el inicio de una saga que terminaría en desastre: si bien Batman vuelve (1992), que también dirigió Burton, resultó un capricho gótico y personal interesante y visualmente impecable, la mediocre Batman Forever (1995) y la infecta Batman & Robin (1997), ambas con dirección de Joel Schumacher, corrompieron al personaje hasta el límite de caer en el olvido cinematográfico. Afortunadamente, en 2005 uno de los mejores directores de la actualidad cogió las riendas y se produjo la resurrección.
El murciélago en viñetas: De Bob Kane a Frank Miller
La primera aparición de Batman data de 1939, y se produjo en el número 27 de Detective Cómics, en la historia El caso del sindicato químico. Creado por Bob Kane y, aunque luego no se le reconoció la autoría, Bill Finger, nos presentan a un empresario multimillonario, Bruce Wayne, que después de ser testigo en la niñez del asesinato de sus padres, jura venganza contra la delincuencia de su ciudad, Gotham City. Para ello se somete a un brutal entrenamiento físico y mental, y gracias a su intelecto y fortuna tiene a su disposición todo tipo de herramientas que, a falta de superpoderes, le ayudan en su guerra.
Bob Kane había comenzado en el mundo cómic en el 1936, con sólo 18 años, y después de haber estudiado con, entre otros, Will Eisner, que años más tarde crearía uno de los cult-comics por antonomasia, The Spirit, casualidades de la vida, víctima de una desastrosa adaptación al cine en 2008 de la mano de Frank Miller, del que hablaré dentro de unas líneas.
Batman, surgido a raíz de la fama de Superman, consiguió desde el principio un éxito arrollador. No obstante, Kane le dotó de “poderes” muy diferentes al del superhéroe prototípico: únicamente una inteligencia superior y una cuidada preparación física. Así mismo, sus aventuras se enmarcaban más en lo detectivesco que en la acción. El lugar en el que vive Bruce Wayne/Batman no es una ciudad luminosa ni alegre, sino que, imitando a las grandes urbes cotidianas, no variaba sus aspectos oscuros y decadentes, donde el crimen campa a sus anchas. También, a diferencia de otros héroes o superhéroes, Batman portaba armas y, a veces, mataba a sus enemigos. Debido al éxito, en años posteriores se suavizo el nivel de violencia, coincidiendo con la aparición del compañero de fatigas Robin. En 1940 llegó Batman Nº 1, su primer cómic propio.
Entre 1964 y 1985 la popularidad del hombre murciélago bajó varios escalones. Tras diferentes intentos por renovar al personaje (cambios de color en la máscara, eliminación de personajes importantes a cambio de nuevos fichajes o un regreso a la oscuridad inicial), los cambios no surtieron demasiado efecto y únicamente la buena audiencia de la serie televisiva, emitida entre 1966 y 1968, inyectó algo de vida a las viñetas. En los 80 las ventas eran ínfimas y todo parecía indicar que se echaría el cierre, hasta que en 1986 llegó Frank Miller con un clásico entre manos: El regreso del caballero oscuro.