No Mercy

De un tiempo a esta parte el continente asiático nos sorprende con una increíble calidad y cantidad de cine policiaco. Títulos de todos los pelajes y estilos dentro del género, que se caracterizan por una magnífica factura visual y por atreverse, en sus historias, a traspasar las líneas generales del policíaco occidental. La lista de cintas recomendables abarca desde la acción más frenética en The raid o The viral factor, al policiaco criminal clásico de Infernal affairs, o el cine negro de Chaos (la de Hideo Nakata) o Cold Fish.

Y, desde luego, si un país oriental está aportando grandes películas policíacas este es Corea del Sur. El listón ha quedado por las nubes con títulos como The Chaser o The Yellow Sea ambas del director Hong-jin Na, The man from nowhere, la trilogía de la venganza de Chan-wook Park (de la que recomiendo especialmente Oldboy), o la incontestable I saw the devil de Jee-woon Kim… Hay tanto y tan bueno que a veces slgunos títulos llegan a pasar desapercibidos por estos lares. Películas tal vez más cuestionables en calidad, pero que merecen ser mencionadas y descubiertas por cualquier aficionado. Y Espero que esta reseña os anime darle una oportunidad a la que nos ocupa, No mercy.

Para el profesor de criminología forense el doctor Kang, su colaboración en la resolución de unos macabros hallazgos va a transformarse rápidamente en una terrible pesadilla. Tras reunir toda una serie de pruebas irrefutables contra el principal sospechoso de los crímenes, este le anuncia que ha secuestrado a su hija y que, si quiere recuperarla con vida, ha de hacer que todas las pruebas que apuntan a él como asesino demuestren, en cambio, su inocencia. Desde ese momento comienza una carrera contrarreloj para hacer que lo blanco parezca negro, y para identificar qué se esconde tras los terribles cuerpos descuartizados que está investigando. Un enigma que cada vez parece más relacionado con su pasado, aunque no llega a deducir de qué manera.

La historia de No mercy y su forma de ser narrada siguen la senda marcada por Seven o El silencio de los corderos, a saber:

1. Criminal que esconde propósitos oscuros y que, pese a su cautiverio, ejerce un poder y una amenaza sobre los protagonistas;

2. Asesinatos sangrientos y retorcidos.

3. El tiempo limitado como elemento de presión sobre los investigadores.

4. Y una conclusión sorpresiva e intensa para el espectador.

Todo estas piezas forman parte del motor de la película, un motor, que pese a su extensa duración, funciona a las mil maravillas. Pero donde No mercy destaca varios enteros sobre otros títulos similares es en su perverso guión que, con gran inteligencia, oculta uno de esos finales aplastantes e inesperados que te dejan sobrecogido durante un rato. Sin poder adelantar demasiado para no estropear el film, deciros que es una de esas crueles delicias que sólo los asiáticos saben construir.

Para ayudar a que el producto funcione tenemos un reparto principal que borda sus actuaciones, especialmente el protagonista y su compañera, una ex-alumna que ahora es agente de policía. Un malo malísimo de turno que esta correcto al principio, y que va mejorando a lo largo de la cinta conforme se difuminan los contornos de su estereotipado roll. Y unos secundarios que tampoco están mal, aunque siguen más los esquemas de los policías coreanos folloneros e ineficientes, que al rato a mí me resultan cargantes.

Pero si eres un espectador exigente es posible que no perdones el único escollo evidente de la película, una trampa del guión indispensable para que toda la venganza funcione y que requiere de cierta indulgencia por parte del espectador. En otra reseña anterior, El cuerpo, reprochaba al producto su artificiosidad y lo tramposo del argumento. La diferencia, y lo que salva a la coreana, es que su final, en cualquier caso, entra dentro de lo verosímil y, además, contiene una reflexión moral que trastoca nuestra percepción de la naturaleza de los protagonistas de la historia; es decir, el giro no sólo es un elemento de atracción para su público, también lo es para transmitir un mensaje.

No mercy puede no estar a la altura de las películas citadas en esta reseña, tampoco alcanza a El silencio de los corderos pero creo que es, de los subproductos que surgieron a partir de esta última, una de las propuestas más acertadas y entretenidas. Y proporciona una buena dosis de emoción, algún que otro cuerpo desmembrado y, al final de su montaña rusa, un giro de vértigo.