Monstruos

Antlers, criatura oscura

Infancias fracturadas

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The Pack

Mis vecinos pastorean vacas...yo pastoreo monstruos

The Pack

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The Pack

Antes de empezar quisiera darle las gracias a Missterror por intentar aclararme un poco una parte que no entendí muy bien del film. Al principio achaqué la culpa a que no presté toda la atención que se merecía a la película, ya que tardé tres largos días en poder terminarla; pero luego, hablando con más gente, llegamos a una misma conclusión: ¡Vaya chorrada!

Hubo un tiempo en el que al tener la opotunidad de ver una novedad procedente de Francia uno ya se afilaba los dientes y le temblaban las manos, a sabiendas, eso sí, de que tanta lujuria no podía durar para siempre. De aquellos tiempos no quedan más que recuerdos y, muy de tanto en tanto, la sensación de que lo lograrán de nuevo, de que volverán a sorprendernos. Casi lo consiguen el año pasado con La Horde… pero se quedaron a medio camino.

Lo mejor: La ambientación y los primeros minutos.

Lo peor: La manera de resolver determinadas situaciones que tienen todos los personajes y otro cambio de estilo muy, pero que muy mal llevado a cabo.


Hisss

Serpientes, indios, bailes y una hija a punto de ser desheredada

Hisss

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Hisss

Antes de nada quería aclarar unas cosas. Que nadie se crea que esto de escribir reseñas es sencillo. Se te puede dar mejor o peor escribir y/o expresar lo que ves, pero antes de escribirlo hay que verlo. Al menos, si quieres escribir con criterio y no con suposiciones o prejuicios. Esto, que suena muy bonito, a veces desemboca en un suicidio cerebral de hora y media. Y todo por el noble arte de escribir la reseña con criterio. Es por ello que el que suscribe se traga algo como Hisss. Los lectores asiduos de Almas Oscuras se habrán dado cuenta que en la barra derecha de la página, en la sección de “Próximamente”, lleva anunciada esta película alrededor de dos meses. Ingenuo de mí, antes de visionar un trocito del despropósito que nos ocupa, tenía ciertas expectativas. Una vez prometida la reseña para Almas, y como hombre de palabra que soy, no hubo marcha atrás. Así que, si sois de los que disfrutáis con el sufrimiento ajeno, os describiré mi pesadilla en las próximas líneas.

Mis expectativas ante Hisss venían por varias razones. La principal, su directora. Por si alguien lo dudaba, Jennifer Chambers Lynch es la hija del mismísimo David Lynch. Aprovechando en enchufe se inició bien jovencita como directora con una tontería como Mi obsesión por Helena (Boxing Helena, 1993), y luego, supongo, fumo algunas sustancias alucinógenas de las caras que la mantuvieron ausente hasta que despertó, hace tres años, con la más interesante Vigilancia (Surveillance). No piensen que aquella fue la gran cosa, pero desde luego apuntaba unas maneras en el manejo de suspense, la atmosfera y la narración que permitían a la muchacha subir el escalón pendiente. No sin polémica, Vigilancia venció en el Festival de Sitges de aquel año. El nuevo paso de Lynch estaría, definitivamente, enmarcado en el género fantástico y el terror propiamente dichos: la puesta en imágenes de la leyenda india de la diosa serpiente, rodada en Bollywood con actores y equipo técnico de allá, pero un presupuesto más holgado (tampoco mucho) debido a la colaboración con Estados Unidos.

Lo mejor: Algunos efectos de maquillaje y un comienzo relativamente prometedor.

Lo peor: Interpretaciones surrealistas, efectos digitales bochornosos, guión tedioso y dirección plana a la vez que pretenciosa.


Outcast

La maldición de ser un monstruo suburbano

Outcast

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2.5/5

Outcast

Outcast (“descastado”) es la opera prima del escocés Colm McCarthy, director con amplia experiencia en la televisión británica; eso sí, en series que no conozco mucho, a excepción de Los Tudor. Esta película, rodada en unos atmosféricos suburbios de Edimburgo, es una coproducción británico-irlandesa de bajo presupuesto y bastante arriesgada en cuanto a los conceptos que maneja. Tal vez demasiada ambición haya podido lastrar el resultado final, dando lugar a una cinta sobrenatural que cojea, principalmente, debido a la descompensada presentación de diferentes géneros: una mezcla un tanto dispar de drama suburbano, brujería celta, romance prohibido y terror sobre “cambiaformas”. Tampoco el desarrollo de personajes ayuda a involucrarnos con ellos, convirtiéndose en otro vulgar intento de terror intelectual; aunque no por ello deje de contener interesantes ideas y secuencias, como el tratamiento realista de la fotografía o los rituales mágicos practicados.

Quiero hacer una puntualización y es que el uso del termino “cambiaformas” no es algo casual. Podríamos decir que Outcast trata sobre licántropos, pero de la misma manera en que lo hacía Con la Bestia Dentro (1982), película de culto que me parece la principal referencia de ésta que nos ocupa. Muchos seguramente os acerquéis a Outcast pensando que los hombre-lobos serán las estrellas de la función… nada más lejos de la realidad.

Lo mejor: El encomiable intento de mezclar varios estilos: el drama suburbano, el cuento mágico, el romance y el terror.

Lo peor: Las partes puramente terroríficas y las apariciones del monstruo “devorachicas” carecen de cualquier pulso.


The Troll Hunter

El Troll, una especie en peligro de extinción

The Troll Hunter

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The Troll Hunter

Si alguien me pregunta por un troll mi respuesta será concisa a la par que escueta: unas bestias peludas, patizambas, algo estúpidas, con grandes pies y una enorme nariz de formas redondeadas en mitad de su cara; que dedicaban la mayor parte de sus esfuerzos a hacerle la vida imposible a David el gnomo y los suyos (me hago mayor…).

Como mucho me acordaré de un gigantón de piedra que aparecía en la adaptación cinematográfica de La Historia Interminable, popular novela homónima de Michael Ende, que, si no me equivoco, también pasaba por ser un troll. O quizás de aquel sacrosanto despropósito fílmico que hace muy poquito nos trajo a la memoria nuestro estimado tio Bob y que respondía al título de Troll 2.

Lo mejor: Los trolls, la historia y la manera de contarla.

Lo peor: Se echa de menos algo más de acción y un plantel de trolls más numeroso.


Primal

Despierta el tigre que hay en tí

Primal

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Primal

Como todo hijo de vecino un servidor tiene una comida favorita. Ese plato que te preparas cuando estás alicaído, o esperas ver en la mesa de la cocina cuando vas de visita a casa de tus padres, y del que, en definitiva, nunca te cansas, pero a determinadas alturas de la vida no conlleva ninguna sorpresa. En mi caso me decantaría por el chuletón de ternera: un buen trozo de carne magra (ojito con los chistes!) que en su punto, pasada por fuera y sangrante en su rosado interior, provoca en el que suscribe tremendos tembleques de placer. Esta divagación gastronómica entronca directamente con Primal, puesto que esta chorreante cinta es al cine lo mismo que busco en la mesa cuando aparece resplandeciente mi medio kilo de carne; soy consciente de que estoy tentando a la suerte con este exceso de alusiones cárnicas, tanto por ofender a nuestros lectores vegetarianos como por provocar al sector de las bromitas fáciles, al cual pertenezco. Pero… ¡adelante con los faroles!

La cinta del debutante Josh Reed es una revisión de los viejos mitos del cine de horror de video-club, incluso me atrevo a decir que bebe en cierta manera de Demons y Evil Dead, enfocando el meollo de la cinta desde una perspectiva suavemente moderna que tan bien ha funcionado en títulos como Cabin Fever, The Descent, Jack Brooks o, la también australiana, Wolf Creek. Resumiendo podríamos decir que Primal se trata de una visita guiada a los mismos lugares comunes y clichés que tan bien llevan funcionando desde hace más de tres décadas.
Es más, tanto desde los primeros compases de la cinta como en toda sinopsis publicada en la red ya nos enfrentamos a un hecho: Josh Reed acomete su proyecto personal con la vista puesta en un público, más bien talludito, que busque entretenimiento puro y duro sin darle muchas vueltas a la cabeza. Digamos que ejerce de cariñosa madre que, tras un día de trabajo agotador, te presenta un tremendo filete en su punto ante el cual contestas: “¡Vaya! ¡Más de lo mismo mamá! A ver si innovamos”, pero por dentro, y mientras deglutes, estás a punto de llorar de alegría pues tus penas se evaporan con ese gustito tan sabroso…

Lo mejor: Los actores, la situación, la cuidada dosificación de escenas terroríficas. Este planteamiento, y acertado crescendo, es el que trae muchos recuerdos de glorias pasadas.

Lo peor: Un final que tal vez no case con la tensión del nudo de la cinta, y que, además, agudiza la falta de novedad argumental.


Piranha 3D

La bromita pasadita de vueltas del gran Alexandre Aja

Piranha 3D

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Piranha 3D

Pocas veces la campaña de promoción de una película me ha parecido tan honesta y tan comprometida con la realidad como la apetitosa presencia de despampanantes chicas embutidas en minúsculos bikinis danzando en la cubierta de un yate, o la ingente cantidad de extremidades humanas flotando sobre un mar de sangre con las que nos obsequiaron las diversas imágenes y trailers que acompañaron a Piranha 3D los días previos a su estreno en los USA.

De esta manera, el director francés Alexander Aja, al que muchos de nosotros conocimos gracias a su magnífica (y controvertida) Alta Tensión, prometía acometer su tercer remake con capital yankee - tras la irregular Mirrors y su gran obra maestra, Las colinas tienen ojos ofreciéndonos todo un despliegue de apretadas carnes femeninas, pececitos prehistóricos con muy malas pulgas, y multitud de excesos gore y cuerpos mutilados, en esta ocasión, sin distinción de sexo.

Lo mejor: Gore, chicas, humor y pirañas.

Lo peor: Quién busque algo remotamente más profundo que gore, chicas, humor y pirañas... se sentirá defraudado.