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Guardianes de la noche: Tren infinito.

El fenómeno japonés de 2020.

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Guardianes de la noche: Tren infinito.

El fenómeno japonés de 2020.

Guardianes de la noche: Tren infinito.

Tanjiro Kamado y sus amigos del Demon Slayer Corps acompañan a Kyōjurō Rengoku, el Flame Hashira, para investigar una misteriosa serie de desapariciones que ocurren dentro de un tren aparentemente infinitamente largo. Poco saben que Enmu, la última de las Lunas Inferiores de los Doce Kizuki, también está a bordo y les ha preparado una trampa.

Secuela del anime Kimetsu no Yaiba, fue un enorme éxito en Japón, alcanzando más de 290 millones de dólares de recaudación en plena pandemia del COVID y convirtiéndose en el largometraje más taquillero de la historia del país, por encima de El viaje de Chihiro de Hayao Miyazaki. La película que devolvió a la gente en masa a los cines japoneses, llega a España, de forma algo tardía, pero oye, dentro de la situación, de los retrasos y de lo poco que nos llega este tipo de películas a nuestras salas, poco motivo hay para la queja. Selecta Visión ha hecho publico recientemente su estreno el próximo 23 de Abril. Veremos con qué distribución, aunque ya en el resto del mundo ha conseguido una buena recepción, más allá del mercado japonés. El total recaudado mundial es de 428 millones de dólares.

Uzumaki

In the windmills of your mind

Uzumaki

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 4/5

Uzumaki

Tres iluminaciones ha de haber tenido Akihiro Higuchi, director bajo el alias de Higuchinsky, a la hora de adaptar al cine -la obra magna del manga de terror_, Uzumaki, del sensei Junji Ito. La primera, que era un material que elude la representación, más allá de que esté sacado de algo tan visual como un manga. La segunda, que tendría que inventar su propio final, ya que a la hora de la producción la obra no estaba concluida. Y la última, y quizás la más importante, que tendría que recortar y reinventar mucho de la trama, ya que contaba con un presupuesto muy limitado, como la mayoría del JHorror de finales de 1990 y principios del 2000, para algo que necesitaba recursos similares a los de una producción hollywoodense.

La estudiante de secundaria Kirie, habitante de Korouzoi chu, pequeño pueblo portuario, nota que el padre de su novio, Shuichi, filma un caracol. Luego, lo encontrará en su casa con su padre alfarero, filmando también el vortice que conforman las piezas que giran en el torno. Shuichi le confesará que su padre está poseído por la espiral. Todo escala rápidamente, los habitantes del pueblo se obsesionaran y serán poseídos por el poder de la forma espiral, no solo mental, sino también físicamente. Los comportamientos serán cada vez más erráticos, los mismos cuerpos se retorcerán y no habrá escapatoria…

Lo mejor: El delirio, la estética y el clima general.

Lo peor: queda muy empobrecida en comparación con el manga. Su extrañeza le puede jugar en contra


Donde las mujeres se reencarnan en serpientes

Breve historia del manga de terror

Donde las mujeres se reencarnan en serpientes
Nota: El presente texto fue originalmente publicado en Revista Cthulhu: 17 Historias de Terror Oriental, en diciembre de 2016.

Mentalidad mágico-religiosa

Sintoísmo y budismo han moldeado la mentalidad mágico-religiosa japonesa durante siglos. Si bien a veces diríase que enfrentados, ambos han terminado complementándose desde la diferencia: mientras que el primero mira a la vida, el segundo se proyecta hacia la muerte.

El sintoísmo es una religión animista que profesa el convencimiento de que todos los objetos y seres poseen un espíritu propio, el kami. Es a un tiempo una veneración y una celebración de la vida, y establece un fuerte vínculo entre el hombre y la naturaleza, a la que rinde pleitesía. El sintoísmo rechaza la idea de un universo antropocéntrico así como la creencia en el más allá. Asume que la naturaleza actúa con imparcialidad y que el bien y el mal se definen en la medida en que los acontencimientos nos perjudican o nos benefician. Cree en un mundo sobrenatural, el de los kami, que coexiste con el nuestro, y que ambos están separados por un finísimo velo. Cuando este se rasga, lo fantástico, y también lo aterrador, penetra en nuestro mundo con consecuencias imprevisibles.

Urotsukidoji: la leyenda del señor del mal

Apocalipsis porno

Urotsukidoji: la leyenda del señor del mal

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  • Título original: Urotsukidoji
  • Nacionalidad: Japón | Año: 1987
  • Director: Hideki Takayama
  • Guión: Noboru Aikawa
  • Intérpretes: Animación
  • Argumento: La leyenda afirma que cada 3000 años nace el Chojin, el dios de dioses, para unir en uno solo los tres mundos: el de los demonios, el de los hombres bestia y el de los humanos.

DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 5/5

Urotsukidoji: la leyenda del señor del mal

“Erotic guro nasense”, eroguro para los amigos

Empecemos por lo fundamental, qué se entiende por eroguro: «A grandes rasgos, el eroguro definiría una serie de obras donde el erotismo se fusiona con la decadencia física, la mutilación, la violencia y distintas parafilias que incluyen la zoofilia, la necrofilia o la coprofagia. En resumidas cuentas, el erotismo llevado al terreno de lo bizarro y lo malsano» (Alberto García, en Manual de uso: eroguro, publicado en www.numerocero.com).

Hace cosa de una década, el vocablo eroguro no era más que un palabro que pasaba de boca en boca entre los otakus y amantes del japo más cutre y radical. No iríamos muy desorientados al afirmar que fueron las primeras planchas del mangaka Suehiro Maruo, vislumbradas en la distancia desde Occidente, las que nos pusieron sobre aviso: aquella era una forma casi inédita, novedosa y portentosa de hacer cómics; una formidable mescolanza de terror, violencia extrema y pornografía depravada. El furor no tardó en extenderse entre los connoisseurs. Fue sin duda el gran Maruo, erróneamente adscrito al terror por los hermeneutas occidentales, el que abrió la puerta a los Hideshi Hino (otro caso híbrido: mangaka salvaje y cineasta brutal: ver los Guineas Pigs), Junji Ito, Kazuo Umezu, Kazuichi Hanawa (autor a reivindicar, fortísima influencia en Maruo), Toshio Saeki y, más recientemente, a Usamaru Furuya y el celebérrimo y celebrado Shintaro Kago. Por alguna razón que se me escapa, la obra de Maruo ha gozado de mayor número de ediciones en España que en cualquier otro país fuera de Japón. Además, ha ayudado a acercar el manga a muchos escépticos («pijameros» y «gafapastas» en su mayoría) que hasta entonces miraban el cómic japonés de soslayo, con un mohín de desdén y desprecio. Tal vez se deba esto a que, a diferencia de la mayoría de mangakas underground y los cultivadores del eroguro, Maruo es un dibujante excepcional (el «feísmo» fue una constante en las páginas de la mítica Garo, revista dedicada al manga marginal y contestatario por antonomasia desde la década de los sesenta, donde muchos autores considerados hoy en día clásicos o de culto echaron los dientes: los Yoshiharu Tsuge, Sanpei Shirato, Shigeru Mizuki y un largo etcétera); tal vez se deba a que algunos han sabido apreciar, más allá de la marea de sangre, vísceras y genitales que desborda sus páginas, que estamos ante un autor de una sensibilidad excepcional, un fino esteta, un decadente, un poeta con mayúsculas (y podríamos hablar largo y tendido de su desdén por las tramas narrativas y de la estéril necesidad de establecer un historia tipo con presentación, nudo y desenlace), que en su mejores momentos me recuerda a Guido Crepax, otro autor irrepetible.

Lo mejor: Todo

Lo peor: Nada