Independiente

The bloodhound

El hundimiento de la casa Hipster

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Quite a Conundrum

Personajes antipáticos y un lío de pelotas

Quite a Conundrum

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2.5/5

Quite a Conundrum

Esta es la típica reseña que uno no sabe por dónde cogerla… por dónde empezar para explicar la experiencia tan extraña y los agridulces sabores que contiene su degustación; pero, continuando con el tema de los sabores, una cosa es clara: no es un plato para consumidores de fast food ni amantes de la cocina tradicional. Quite a conundrum es una pieza de cine independiente de muy bajo presupuesto y actuaciones amateurs que salta constantemente de género y retuerce los personajes a capricho para despiste del espectador. Que éste último disfrute dependerá, en gran medida, de su grado de indulgencia con los fallos que a todos los niveles se dan en el producto.

Mimi (Shasa Ramos) y Tabitha (Erin cline) son dos amigas que lo pasan bomba seduciendo y mareando a los hombre que pululan en torno a ellas. Sin preocuparse demasiado de futuras consecuencias engatusan, utilizan y después desprecian a sus masculinas presas. Este fin de semana, que los padres de Mimi están fuera, promete ser genial: van a recibir la visita del actual novio de Tabitha, Sean (Chris Greene) y de un amigo que le acompaña, Dutch (joe Coffey). Pero el cuarteto no estará solo, la modosa y correcta hermana de Mimi, Kylene (Emily Rogers) también va a aprovechar casa y momento para emborrachar y desmadrar a su ultra católico novio Harris (Anthony Rutowicz). La cosa no pinta mal y la fiesta va subiendo de temperatura cuando aparece en escena y armado el ultimo amante despechado de Mimi (para colmo socio de su padre).

Lo mejor: Un buen comienzo y algunos diálogos.

Lo peor: Flojos actores y demasiados bandazos en el tono impiden entrar en la película.


The Rambler

Esto hará que tu cerebro explote

The Rambler

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 2.5/5

The Rambler

Ciertamente The Rambler puede resultar un film engañoso, ya que a simple vista podríamos pensar que estamos ante un neowestern o un exploitation de serie b que se desarrolla en la actualidad; todo ello bañado por una generosa ración de gore…, pero no, ni por asomo. Desgraciadamente esta era solamente la tapadera de su presunto atractivo. En el fondo The Rambler es una película lynchiana, surrealista en su totalidad y que se desarrolla - eso sí – bajo la atmósfera propia de un western (tendencia que últimamente parece estar en pleno apogeo). Pero esa no es la razón de su fracaso, ni mucho menos.

Hay una cosa que me ha sorprendido de The Rambler, y es que se preocupa por contar una historia. El problema de este tipo de propuestas surrealistas, como la anterior película del infame Calvin Reeder, The Oregonian; es que están completamente huecas. No se preocupan por el espectador y su único interés parece ser el de mostrar una serie de imágenes bizarras y absolutamente inconexas que, como mucho, satisfacen el horrendo apetito de sus creadores, dejando al espectador con al ardua tarea de intentar obtener una conclusión final acerca de lo que acaba de ver. Pues esa mierda era The Oregonian y, desgraciadamente, hay muchas como ella. Sin embargo, The Rambler es una película mucho más madura. Sigue un guión predeterminado y procura ser mucho más intimista y un poco - recalco lo de “poco” – menos críptica que su anterior film. No obstante The Rambler tiene una serie de inconvenientes que le impiden llegar a emocionar y que explicaré más adelante.

Lo mejor: Nuestro The Rambler y la atmósfera árida.

Lo peor: Aburre y peca de contener escenas bizarras estúpidas. Para ver una vez y no más.


Toad Road

Picnic en... ¿Toad Road?

Toad Road

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 3/5

Toad Road

Han transcurrido, ni más ni menos, que 38 años desde que Peter Weir llevase a la gran pantalla, de manera fidedigna y excepcional, uno de los mayores enigmas de la literatura anglosajona que su creadora, la gran Joan Lindsay, aludió bajo la siguiente pregunta: ¿Qué fue de las jóvenes de Hanging Rock? Y tras 38 años de evolución (o involución, dependiendo de por dónde se mire) en la sociedad, donde los misterios van transformándose a modo de cuentos surrealistas que todo el mundo define como leyendas urbanas, llega Jason Barker con su filme indie bajo el brazo y nos propone prácticamente la misma pregunta: ¿Qué fue de la joven de Toad Road?

Es evidente que entre Toad Road y Picnic en Hanging Rock hay un abismo colosal, en todos los sentidos. Como podéis apreciar en el tráiler de Toad Road, estamos ante una cinta independiente y visualmente muy precaria, algo completamente opuesto a lo propuesto en Picnic en Hanging Rock, que es una autentica explosión visual de paisajes frondosos, rocosos, convulsos y mágicos de la Australia más rural y naciente. Un lugar donde todo parece de ensueño. Pero a pesar de ello Banker demuestra ser muy sagaz. Por supuesto que sabe que Toad Road no alcanzará ese estatus visual y tampoco pretende arriesgarse a generar un estropicio en dicho ámbito, por eso opta por el camino opuesto y, al mismi tiempo, económico: la realidad. Y que mejor manera de plasmar la realidad que los planos testigos (de ahí que los actores sean debutantes en su mayoría y conserven sus nombres reales). Los planos testigos de una experiencia lóbrega y confusa.

Lo mejor: Sarah Ann Jones, la verdadera luz de este Toad Road.

Lo peor: No tiene nada de especial, no deja huella. El guión es flojo, lacustre y vago; muchísimo que pulir, por muy innovadora que sea la mezcla.


Tenemos que hablar de Kevin

El mal innato

Tenemos que hablar de Kevin

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 4/5

Tenemos que hablar de Kevin

Durante la historia del cine unas cuantas películas nos han avisado de que los niños pueden no ser esos seres angelicales que muchos adoran. Recientemente hemos tenido oportunidad de verlo en las magnificas The Children (2008) y La huérfana (2009), en la fallida Dictado (2012) o la mediocre Los chicos del maíz (2009), remake del pequeño clásico homónimo de 1984. Claro que, pocas de ellas ha pretendido indagar en algo poco común en el cine cuando hablamos de niños: el mal innato. A veces es por un virus, otras por posesiones de toda índole o por ser hijos del señor de las tinieblas, otras simplemente porque al chavalín se le cruza un cable por malas experiencias pasadas, o también porque a unos desesperados padres se les ocurrió enterrarlo en un siniestro cementerio. Y entre todo esto, muy habitual, sobre todo en los últimos años, las películas que con un giro inesperado nos develan que, por diversos motivos, no había maldad en esos niños o que no eran tan niños. Ahora, Tenemos que hablar de Kevin nos anima a entender el subgénero desde una óptica muy diferente y mucho más terrorífica.

No, no hablamos de una película de terror. Al menos no un terror cinematográfico. Tenemos que hablar de Kevin es un radiografía del mal. El ser humano tiende a dar por hecho que si otro ser humano comete un asesinato, debe haber una explicación detrás de sus actos. Puede que esté loco o puede que no. El caso es que debe haber, a lo largo de su vida, acontecimientos que le han llevado a tan cruento destino. Cuando vemos niños que van un poco más allá de la travesura, lo que nos viene a la cabeza es “uf, que malo le ha salido el niño” o “que carilla de malo tiene el chaval”. Pocas veces nos paramos a pensar que esa mirada, esa malévola sonrisa, podría ser el mal innato, la perdida de la inocencia desde el primer minuto de vida. Algo inexplicable, pero no por ello imposible. Presuponiendo la inocencia a tempranas edades, se dejan pasar actitudes que, en el futuro, pueden ser fatales. Las mismas familias acomodadas y con tendencia a evadir los problemas ceden ante dicha raíz, no creando monstruos, sino dejando que estos jueguen a su antojo. Sin olvidarnos de otros temas políticamente incorrectos como las consecuencias del miedo a la maternidad y los embarazos no deseados.

Lo mejor: Las sobresalientes interpretaciones de Tilda Swinton y Ezra Miller, la poderosa puesta en escena de Lyanne Rampsay y el modo directo y sin trampas de encarar la posibilidad del mal innato en cualquier ser humano.

Lo peor: Que se aproveche poco a un gran actor como John C. Reilly y que su tempo pausado e inicio aparentemente confuso puedan echar para atrás a más de uno.


Excision

El camino hacia la madurez nunca fue tan complicado

Excision

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  • Título original: Excision
  • Nacionalidad: USA | Año: 2012
  • Director: Richard Bates
  • Guión: Richard Bates
  • Intérpretes: AnnaLynne McCord, Traci Lords, Ariel Winter
  • Argumento: La vida apesta cuando tienes 17 años. La joven Pauline tiene que luchar contra las presiones que tiene en el instituto, complacer a sus padres y con el ardiente deseo de perder la virginidad.

DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 4/5

Excision

Eros y Thanatos. Vida y Muerte. Además de un par de conceptos que, desde tiempos inmemorables, han servido a los analistas - y pseudoanalistas – del cine de horror para presumir de eruditos (hoy un servidor se apunta, creo que por primera vez, a tamaña desfachatez), Eros y Thanatos son dos instintos que, en palabras de Freud, dominaban la naturaleza del hombre. Uno, el instinto de la vida, del amor, el sexo. El otro, el instinto de la muerte, la destrucción. Eros y Thanatos.

Pauline busca su lugar en el mundo. Se busca a sí misma. Sumida en extraños, morbosos y sangrientos sueños/pesadillas en los que se debate entre el sexo y la muerte, Pauline afronta el día a día tratando de sobrellevar la difícil relación que le une a su conservadora madre, sobreviviendo en una escuela en la que se siente una completa extraña y cuidando de su hermana, aquejada de fibrosis quísitica.

Lo mejor: Los personajes, los diálogos, el humor negro y el tramo final.

Lo peor: Que alguien espere de Excision, únicamente, un festival gore.


The Naked Lunch

Directo al estómago

The Naked Lunch

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DIVERSIÓN:
TERROR:
ORIGINALIDAD:
GORE:
  • 4/5

The Naked Lunch

Una reseña de Alfonso Bayo

“Timadores del mundo,hay un primo con el que no podéis: el primo que lleváis dentro”. Williams S. Burroughs

William Seward Burroughs (San Luis, Misuri (1914) – Kansas (1997)), novelista, ensayista y crítico social estadounidense, nació en el seno de una familia acomodada. Ya de niño descubrió su homosexualidad latente en sus novelas y una pasión por las armas de fuego hasta el final de sus días. Tras una etapa autodestructiva durante los años 40 y una incursión en la literatura pulp con la novela Yonki, se dedicó en los 60 a escribir con frecuencia. Su obra es intensamente autobiográfica y en ella plasma sus adicciones a la heroína y otras substancias. Entre sus obras más destacadas figura Yonki, Queer (Marica) y The Naked Lunch (editadas por Anagrama en España). La técnica que desarrolló en ésta última fue el cut-up: consiste en colages narrativos o intentos de destruir las reglas sintácticas o semánticas sin perder el sentido de la narración. Dicha técnica ha servido de inspiración a cantantes como David Bowie o Patti Smith admiradores de su obra, para escribir sus letras. Según Burroughs el individuo esta alienado con el lenguaje al que considera un virus que reside en su mente como hábitat y los infectados por él no saben que lo están. Burroughs formó parte del movimiento o generación beat o grupo de intelectuales y artistas americanos que definieron una nueva cultura, tras la II Guerra Mundial. Mantuvo contactos importantes con Allen Ginsberg (del que se cree que fue su amante) y Jack Kerouac precursores de dicho movimiento beat.

Lo mejor: Su imaginería visual con ese tono irreal, de pesadilla que recrea a la perfección el submundo de drogadicción. Además de actores, fotografia, música y por supuesto... Cronenberg

Lo peor: Su extensa duración: 110 min. y la complejidad de sus extraños diálogos que pueden (y llegan a) ralentizar la acción en algunas ocasiones.