Cuatro chicas y muchos despropósitos
Tengo la impresión de que, en lo últimos tiempos, existe una peligrosa tendencia a creer que tan sólo la mezcla de subgéneros puede generar un resultado final original e innovador. No es cierto.
No es que tenga nada en contra de combinar géneros. Es cierto que dicha práctica ha dado, en muchas ocasiones, resultados excelentes. Lo que resulta un error es pensar que tan solo con la mezcla indiscriminada de géneros se puede lograr algo novedoso y con cierto interés.
"Wicked Lake" se suma a esta práctica, combinando dos subgéneros que, a priori, podrían hacernos pensar en un resultado exótico, fuera de lo común. Se trata del sexploitation más enfermizo (al estilo de la mítica “La violencia del sexo” -I Spit on your grave, 1978-), y el mucho más actual torture-porn, con la saga "Hostel" como principal referencia.
¿Consigue Zach Passero, director del film, con esta mixtura de subgéneros, un producto realmene fresco, original y digno de destacarse por encima de la media?. La respuesta es no. En absoluto.
Lo mejor: Siempre nos quedaran las muy dotadas –físicamente- protagonistas de la historia.
Lo peor: Casi todo lo demás.