Una adolescente y su padres pasan un día tranquilo en el largo. La tranquilidad no durará mucho, puesto que un grupo de convictos pasará a hacerles una visita.

Y así, tenemos nueva home invasion. Si, otra de las muchas que nos llegan, como churros, desde que empezó el siglo XXI. Ahora bien, ojo, porque hay dos elementos a tener en cuenta. Por un lado, como villano muy chungo tenemos a Kevin James. El cómico da un cambio radical de registro, encarnando a un violento y calculador convicto con ideología nazi. Y por otro, por lo que nos cuenta el trailer, la acción toma un giro cuando la hija adolescente resulta ser una improvisada heroína de acción creando su particular versión de Solo en casa. Al menos, parece que no nos vamos a aburrir.

Dirigen Jonathan Milott y Cary Murnion, de los que podríais conocer sus dos trabajos previos: la comedia zombie Cooties (2014) y el thriller de acción Bushwick (2017). En el reparto, al citado Kevin James le acompaña Lulu Wilson.

Mike Flanagan está aprovechando al máximo su millonario contrato con la plataforma Netflix. O al revés, según se mire. Después del éxito de El juego de Gerald (2017) y, sobre todo, la primera temporada de La maldición de Hill House (2018), está trabajando en varios proyectos igual de prometedores: a la serie Midnight Mass se une ahora, y para no confundir por el título, The Midnight Club. A ver, Midnight Mass será una serie sobre una comunidad de vecinos en la que empiezan a ocurrir sucesos sobrenaturales que atribuyen a todo tipo de milagros, aunque obviamente, habrá algo oscuro detrás. En estos momentos, su rodaje se encuentra detenido por el coronavirus. Este tiempo le ha dado para pensar en nuevas cosas, así que, y de nuevo junto a Netflix, Flanagan ha confirmado estar al frente de la adaptación televisiva de las novelas de terror juvenil The Midnight Club, de Christopher Pike.

Karla, una joven estudiante de medicina, está tratando de curar a su hermano, Blake, de una enfermedad terminal del sueño llamada Insomnio Fatal Familiar, en la que no puede dormir hasta que muere. En su búsqueda para tratarlo, se revela una razón más siniestra para su condición.

El cine de terror australiano siempre ha sido de gran interés y abultada producción. Puede que fuera de sus fronteras, o al menos en lo que respecta a España, no vemos en cines todo lo que nos gustaría. No obstante, con la proliferación de plataformas streaming y el mercado de alquiler digital, ya podemos acercarnos a muchas que, en otras circunstancias, sería imposible… al menos, de forma legal. Sin ir más lejos, en el siglo XXI hemos tenido acceso, con mayor o menos distribución, a películas tan recomendables como Wolf Creek (2005), Storm Warning (2007), Rogue (2007), Lake Mungo (2008), Triangle (2009), The Reef (2010) o Babadook (2014).

Asesinos, animales y folclore local, como veis, son los temas predominantes.

Atticus Black comienza un viaje por carretera en los años 50 junto a su amiga Letitia y su tío George en busca de su padre desaparecido. El viaje se convertirá en una lucha por la supervivencia, afrontando el racismo de la América blanca así como una serie de monstruos que podrían haber salido de un libro de Lovecraft.

En 2016, la novela Lovecraft Country, de Mark Ruff, se convirtió en un éxito a todos los niveles. Era cuestión de (poco) tiempo que la industria audiovisual se interesara por sus derechos para llevarla a las pantalla. Y en este caso, no a la grande sino a la pequeña y en formato serie, de la mano de un trío de ases: HBO, Jordan Peele y J.J Abrams. De hecho, en 2017 comenzó a gestarse este proyecto, que puede describirse como una mezcla de drama sobre el racismo y horror cósmico. El propio Lovecraft, que no tiene qué ver con la novela más allá de su influencia y el título, ya metía el tema del racismo como origen de algunos de sus monstruos.

En Baviera, a principios del siglo XIV, Gretel y Hansel, de 13 y 9 años respectivamente, viven en la miseria más absoluta. Su padre murió hace años y su madre está casada ahora con un hombre malvado. Debido a la falta de recursos y al creciente miedo que les produce su padrastro, Gretel y Hansel deciden huir del pueblo en busca de un futuro mejor. En el bosque se encuentran con varias personas que, de una forma u otra, intentan aprovecharse de ellos. Huyendo de unos y otros, conocen a un amigable cazador, que por fin les indica cual es el camino seguro a seguir. Así, los dos hermanos llegan a la cabaña de Holda, una amable mujer mayor que decide acogerlos. Lo que Gretel y Hansel no pueden imaginarse es que en esa cabaña tendrán que enfrentarse a sus peores miedos si quieren sobrevivir.

No, no me he equivocado en el título. No es Hansel y Gretel, sino Gretel y Hansel. Esto, parece que haber tenido cierta repercusión entre algunos espectadores, enfocándolo al empoderamiento femenino tan presente en la actualidad y demás. Sinceramente, no creo que vaya por ahí. Al menos, no en gran parte. En realidad, se trata de la historia de Gretel. Ella es la verdadera protagonista. Y como aclaro ahí arriba, el orden de los factores no altera el producto. Vaya, que pese a todo la historia es la misma de siempre, pese a darle el punto de vista, la mirada, de la parte femenina de los hermanos. Entonces ¿qué diferencia esta enésima versión/adaptación del mítico cuento de hadas de los hermanos Grimm? El elemento de terror psicológico y visceral y la atmósfera enrarecida y pesadillesca. Y precisamente ahí, en lo formal, en ese espectacular envoltorio, es donde triunfa. Es indiscutible la gran labor de fotografía, puesta en escena, ambientación. Esto, digamos, es la parte objetiva de la reseña. Vayamos a la subjetiva.

Tras la cruel muerte de un obispo, el exiliado sacerdote John Brennan es convocado para enfrentarse a un mal que se expande dentro de los muros de la mismísima Santa Sede. Un mal que podría traer la completa destrucción de la Iglesia Católica.

Paco Plaza es uno de los directores de cine de género punteros en España. Un fan del cine de terror que hace lo que le gusta y, como fan, conoce muy bien lo que hay que poner en pantalla. De ahí el éxito de películas como Rec (2007), co-dirigida con Jaume Balagueró, o Verónica (2017), que aparte de éxito en cines, se convertiría posteriormente en un fenómeno internacional gracias a Netflix, precisamente la plataforma de podremos ver Roman Ritual en formato de serie.

¿Os imagináis al papa poseído? La Santa Sede tiene al enemigo en casa en Roman Ritual, uno de los trabajos más controvertidos del citado guionista malagueño