La globalización llega a las grabaciones fantasmales
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- Título original: Paranomaru akutibiti. Dai-2-sho
- Nacionalidad: Japón | Año: 2010
- Director: Toshikazu Nagae
- Guión: Toshikazu Nagae
- Intérpretes: Aoi Nakamura, Noriko Aoyama
- Argumento: Dos hermanos instalan cámaras en su casa para dejar constancia de lo que parece ser la presencia de un fantasma. La situación empeora cuando empiezan a entender que el espíritu es malvado y sus intereses van más allá de mover sillas.
No solo copian los americanos. O más concretamente, los estadounidenses. Para nada. La globalización también ha invadido el cine y es raro encontrar un país en el cual no se hagan remakes de éxitos anteriores, ya sean patrios o extranjeros. En el caso que nos ocupa, son los japoneses con uno de esos extraños (o no) megahits del cine de terror de ínfimo presupuesto rollo falso documental vendido como real. Hablo, por supuesto, de Paranormal Activity. El caso es que ni aquella ni su justita secuela sirven más allá del visionado por curiosidad. Sin embargo, recurren a un cine de terror que, para bien o para mal, hace amplitud de miras hacía un público masivo a parte del habitual. Juegan con el morbo, la publicidad engañosa o la cercanía temática (unas personas cualesquiera con una vida normal que se ven afectados, grabado “en directo”, por un miedo a lo desconocido). Y funciona. Tanto, que es un tipo de terror que funciona en todo el mundo sin necesidad de hacer demasiados cambios. De ahí que Paranormal Activity: Tokyo Night sea como el PA original aunque con dos o tres sencillas licencias territoriales.
Hay cambio en cuanto a los personajes: la pareja de interfectos aborrecibles que protagonizaba el primer film es sustituida por dos hermanos más o menos adolescentes, chica y chico, estando la primera en silla de ruedas (lo que propicia varios enredos con los espíritus que innovan un poco respecto al original). No obstante, el hermano es igual de retarded que el novio de la acosada del primer PA. Y es que aún viendo que la situación es bastante jodida y sus vidas corren peligro, sigue con sus ansias de forzar situaciones malsanas. Obvio que para el espectador es un seguro de entretenimiento, pero quizás el guión pudiera buscar otras soluciones menos forzadas; en PA llegó un punto (cuando al tipo, pese a los llantos, gritos y pánico de su novia, le falta tiempo para, en cuanto ella se marcha, currarse una sesión de espiritismo que, acertasteis, empeora las cosas) en el que uno tiene más simpatía a la amenaza que a sus victimas.
Lo mejor: Anecdóticas pero inquietantes innovaciones respecto al original, y que el personaje femenino cae mejor, por lo que uno siente algo más de interés por su devenir como victima.
Lo peor: En gran parte del conjunto hay poca novedad, por lo que el deja vu campa a sus anchas. Además, ¿realmente es necesario más PA para que masocas como servidor hablen de ellas en Almas Oscuras?